Aparecería en un listado de obras de interés que tiene Rusia para invertir en el país. «El proyecto de la Represa de Paraná Medio tiene su larga historia», señala el periodista Luis María Serroels, en un artículo reproducido por Análisis digital. «Planteado por los rusos en la década del ’80 y acogido por organismos argentinos con centro en la Gerencia Paraná Medio de Agua y Energía,
comenzó a diluirse tras la guerra de Malvinas. Pero en 1996 irrumpió una propuesta del consorcio norteamericano EDI (Energy Developers Internacional) que entusiasmó al presidente Carlos Menem y se trasladó al gobernador Jorge Busti». «Las movilizaciones populares, la formidable tarea de concientización y un fallo judicial que acogió un amparo contra la iniciativa, llevaron a que el propio mandatario provincial propicie una ley (la actual 9092) que declara a Entre Ríos libre de represas. Más adelante un proyecto de la diputada radical Cristina Carbini de Miranda, permitió incluír al río Gualeguay en la citada legislación.
En 2008 se llegó más lejos aún al reflejarse todo este empeño en el artículo 85º de la nueva Constitución entrerriana, debiendo recordarse que en la reforma de la Ley Suprema en 1994, fue incluido el artículo 41º que garantiza un ambiente «sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano». Hoy, malos vientos nos traen sonidos destemplados que ameritan justificada preocupación», alerta Serroels. El listado de obras que el ministro Julio De Vido realizado al regreso de su viaje a Rusia «figura el aprovechamiento hidroeléctrico del río Paraná entre Corrientes y Santa Fe y ello incluiría el reflotamiento de aquel plan que hace más de una década y media preveía un Cierre Norte a la altura de Goya (Corrientes) y un Cierre Sur en El Chapetón cercano a Paraná». «Está claro que desde el poder político se soslayan aviesamente las innumerables y graves secuelas que acarrean estas obras, presentadas como la panacea del desarrollo energético, cuando constituyen una verdadera amenaza para la biodiversidad y el medio ambiente.
No sólo se dejan de construir represas en ríos de llanura por sus efectos negativos y el elevado costo de reparación de los daños originados en su entorno, sino que, al igual que las plantas nucleares, las que están funcionando están desmantelándose». «El pensamiento técnicocientífico resulta inapelable para resistir este nuevo embate del cual nos pone en situación el especialista en Derecho Ambiental, Jorge Daneri, precisamente uno de los letrados que presentaron el recurso de amparo ante Ríos. Porque a pesar de toda la argumentación y documentación demoledoras, reaparecen voces que con autoritario fundamentalismo reduccionista anteponen lo utilitario por encima de los daños colaterales y no trepidan en dejar inermes a las próximas generaciones». «Este intento que hace que el río empiece a sonar, merece una exhaustiva lectura del gobierno entrerriano, que tendrá que mostrarse impermeable a cualquier llamado que venga desde la Casa Rosada, porque los intereses de la región y los derechos de sus habitantes están por encima de todo. A los problemas en ciernes se les debe anticipar una estrategia preventiva y no terminar cabalgando sobre sus efectos. En este caso sobran argumentos para silenciar la lengua imprudente de algún funcionario», dice Análisis.