El buen tiempo primaveral instó a miles de estadounidenses a salir de sus casas y disfrutar del sol, pese a que su país sigue siendo el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus, con más de 1,1 millones de infectados y casi 65.000 muertes.
Las salidas al aire libre estuvieron, no obstante, marcadas por la cautela, con la mayoría de transeúntes usando tapabocas y manteniendo la distancia social en avenidas, parques, mercados y playas de todo el país.
En la ciudad de Nueva York, foco nacional del brote con más de 18.000 decesos, un millar de policías salió a las calles para controlar que la gente respetara el distanciamiento social y evitar así que se dispare una segunda ola de contagios.
«Salgan a dar un paseo, pero respeten la distancia social y usen barbijo», dijo el gobernador del estado de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, en su conferencia de prensa diaria sobre la Covid-19.
Cuomo anunció un ligero repunte de las muertes diarias, con 299 nuevos fallecidos, 10 más que ayer, algo que calificó como «malas noticias», pese a que los números están ya muy lejos de los casi 800 decesos diarios que llegaron a registrarse durante la segunda semana de abril.
El estado vecino de Nueva Jersey también reabrió los parques estatales, donde afluyó un gran número de personas que, en su mayoría, respetó el distanciamiento social. «Hasta ahora, todo ha ido bien», afirmó el gobernador de ese estado, el democráta Phil Murphy.
En los estados de Georgia, Baltimore y Washington las personas salieron a las calles para ver al escuadrón de aviones de combate de la Armada que sobrevoló esos territorios en honor a los trabajadores sanitarios que hacen frente a la pandemia.
El fuerte impacto económico de la crisis sanitaria en Estados Unidos, que hasta el momento dejó sin empleo a más de 30 millones de personas, llevó a varios estados a flexibilizar sus cuarentenas y reabrir progresivamente los comercios.
En Carolina del Sur, donde alrededor de 20% de los ingresos provienen del turismo, los hoteles reabrieron ayer.Una situación similar vive Florida, uno de los estados más afectados por el brote, donde la flexibilización como tal está prevista para este lunes, cuando todos los negocios podrán abrir sus puertas, salvo cines, bares, gimnasios y peluquerías.
El gobierno del presidente Donald Trump instó a los gobernadores a relanzar la actividad económica, a la vez que las autoridades sanitarias piden prudencia para evitar nuevo picos de contagios.
Con el pretexto de garantizar el empleo de los estadounidenses, Trump prohibió la semana pasada el ingreso de inmigrantes al país durante al menoso «60 días» y aceleró las deportaciones de indocumentados desde diversos centros a sus países de origen.
Desde el inicio del brote, Estados Unidos trasladó a miles de personas en 232 vuelos hacia 12 países de América latina y el Caribe, señaló un informe del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR).