No podía ser de otra manera, Jorge Lacava, El Sapo, se fue de gira en Carnaval. Apagó el micrófono de esa comedia ilustre en que transformó su tragedia existencia l, se subió a la carroza eterna de Tupinambá y dejó a muchos la marca de un camino que sería bueno retomar.
Era el Carnaval en Plaza Ramírez, con las tribunas de Atlético rodeando el lado exterior del circuito, que esa noche esperaba a Marí Marí, una de las mayores promesas del carnaval de Gualeguaychú. Sobre Urquiza, desde la Rys hasta la EET 2 la batucada de Tupinambá aguardaba en medio del silencio posible, la salida. El esplendor de la fiesta popular por excelencia, reunía sus máximos exponentes frente a frente. Concepción del Uruguay exportaba carnaval a través de sus agrupaciones, pero la batucada de Tupinambá, precedida por la voz inconfundible de El Sapo Lacava, ponía las cosas muy por encima de cualquier marca.
Hoy es un día jodido para recordar con alegría. Se ha ido un ícono de nuestras fiestas. Una sensación ambigua tendrán en esta jornada miles de uruguayenses. Por un lado, la voz de El Sapo animando, cantando, bailando y, por el otro la necesidad de que esta conmoción sea sólo un mal rato luego del cual volvamos al personaje que los corazones guardan para siempre.
Ningún medio dejará de hablar hoy de este hincha de San Lorenzo, locutor, cantante, disc jockey, actor, voz del estadio, del carnaval, de las fiestas. “Sin dudas, la voz de nuestra ciudad”, como bien se lo ha definido. Su fallecimiento ocurrido este domingo en la ciudad, llenó de consternación a todos los que lo conocieron. Un breve repaso por su trayectoria permite valorar la importancia que tuvo su voz, para la ciudad.
Su vida artística es una de las vetas más ricas de su historia personal. Está plagada de nombres, apodos y lugares conocidos, donde se rescatan recuerdos y espacios que ya cambiaron de nombre o no existen más. «Lo mío comienza un 26 de julio del 59, cuando gané el concurso de cantores en el Night Club Ramírez, de Tito Tófalo, que estaba al lado de lo que es hoy la confitería Ris, ahí había todos los domingos un mate cocido que hacíamos los alumnos de 5° año del Colegio, me gané un premio de 1.000 pesos que me gasté en un viaje a Buenos Aires donde estuve dos semanas parando en hoteles de primera. ¡Tenía 17 años! Me fui solo en el vapor de la carrera y volví solo en el vapor de la carrera, que era el único medio que había entonces para viajar», rememoraba en una nota periodística publicada por Diario Uno el 20 de noviembre pasado.
En el último aniversario de Radio LT11, el 29 de septiembre, tuvo su merecido homenaje como una de las voces centrales en la historia de la radiofonía uruguayense, allí su programa “En el cambio” también marcaría un hito, dejaría una huella que marcaría el camino a muchos comunicadores de la ciudad. El próximo sábado, el carnaval uruguayense le brindará un gran homenaje para recordarlo allí, en la vida que fue su escenario.