Pablo Echarri y la razón “patriotica” para no ahorrar en dóares

Pablo Echarri y la razón “patriotica” para no ahorrar en dóares El actor y productor dijo que "ahorrar en dólares implica debilitar cada vez más a mi moneda". Pablo Echarri y la razón “patriotica” para no ahorrar en dóares

Pablo Echarri dialogó extensa y profundamente con Clase Ejecutiva, la revista del diario El Cronista, y se refirió a su actualidad como productor y actor, y al momento político y económico del país.

Con tres filmes en preproducción, una telenovela con destino de prime time que se estrenará en 2015 y Arrebato, el thriller que llegó a las carteleras en septiembre, Echarri señala que “me gustan los personajes oscuros, los que terminan sumergidos en su propio barro, los imperfectos. Se que me alejan del público (sonríe)… Son los más antipáticos, tal vez por lo que la gente podría llegar a esperar de una interpretación que venga de mi parte. Me gusta jugar con la sorpresa. Provocarle al público algo contrario a lo que espera ver va en contra del negocio, pero me llena de placer causar incomodidad a la hora de actuar”.

Enseguida, el actor se refiere a su apoyo al gobierno actual, y los problemas que esto le trajo aparejado.

“Cuando uno se expresa, tanto políticamente como en cualquier orden de la vida, genera opiniones encontradas. Es mucho más fácil que la gente no sepa qué pensás para que verdaderamente no esté tan en desacuerdo con vos. Cuando uno empieza a expresar la idea que sea, empieza a encontrar desacuerdos con el otro. Yo sentí en ese momento, y ahora lo sigo sintiendo, que debía ser genuino. Más allá del miedo que podía existir a expresarse abiertamente por temor a una represalia, era mucho más importante el placer de la expresión misma y que mis hijos me vean luchar y defender algo determinado para que el día de mañana, sea lo que ellos piensen, lo defiendan con la misma pasión. Yo así trabajo, así vivo con mi familia y así también sentí que tenía que expresarme a la hora de mis ideales. Y gané. Gané mucho”, indica.

Echarri, además, se refiere a la inseguridad, y hace referencia al episodio que le tocó vivir hace algunos años, cuando su padre fue secuestrado en el 2002.

La inseguridad me preocupa. Me ha tocado, me ha golpeado profundamente. Más allá de lo que a la gente le ha tocado día tras día, y que esas vivencias son intransferibles y el dolor que causan también, no siento que estemos como cuando a mí me tocó vivir los peores momentos de inseguridad. Objetivamente, siento que estamos viviendo otro momento… Y digamos que esas diferencias y consecuencias que tienen que ver con la inseguridad básicamente tienen que ver con desigualdades muy profundas que todavía siguen existiendo. Pensar que el delincuente nace delincuente es realmente un pensamiento estúpido, corto. Entonces, sigo pensando que la necesidad de inclusión definitivamente va a reducir la brecha cada vez más. No lo entiendo de otra manera”, subraya.

Sobre la situación económica actual, Echarri manifiesta que “la Argentina viene intentando salir de situaciones muy complejas con respecto a deudas contraídas hace muchísimos años. Y creo que hay una intención, en este modelo al que apoyo y con el que acuerdo, de buscar ese desendeudamiento, de buscar que la Argentina tenga autonomía en lo que tiene que ver con su economía interna, en la búsqueda constante de pagar sus deudas, sí, pero con reglas que nos favorezcan”.

“Creo que no va a cambiar grandemente la situación: no creo que venga una extrema derecha a arreglar con el capitalismo mundial y que nos vuelva a poner en la misma situación en que nos han puesto los 10 años de menemismo y, por supuesto, los años anteriores de la dictadura, que fueron las primeras muestras de neoliberalismo“, agrega.

“La derecha tiene generalmente una ideología económica que tiene que ver con el liberalismo, el capitalismo, las reglas de libre mercado y la libre competencia, que sirven para los que obtienen el poder, nunca han servido para los que no lo tienen. Y en una relación bilateral siempre hay alguien mejor posicionado a nivel poder que otro. Entonces, no confío en esas recetas”, sostiene Echarri.

“A mí la derecha no me preocupa. Lo que me preocupa es la crueldad con la que muchas veces la derecha se maneja, el absolutismo. Y que con la falta de legislación, o la abolición de ciertas leyes que en otros momentos fueron respetadas, se someta al pueblo y se creen esas brechas más grandes y a través de eso, como consecuencia, mucha más inseguridad“, analiza.

“Como consecuencia también, un peso mucho más débil. La verdad que a mí también me encantaría poder ahorrar en dólares: hoy por hoy me doy cuenta que es la mejor forma de poder ahorrar… Ahora, ahorrar en dólares implica debilitar cada vez más a mi moneda. Y la verdad que si hoy pienso en mí, me conviene tratar de capitalizar ese ahorro; pero si pienso en mis hijos, tengo que pensar en un modelo que trate de fortalecer cada vez más el peso“, resalta.

Sobre la situación del vicepresidente Amado Boudou, Echarri afirma que lo “incomoda”. “Es una situación incómoda que un ideal que uno defiende a través de una gestión política determinada sea salpicada por posibles hechos de corrupción. Pero pensar que la corrupción es capital del kirchnerismo es realmente de una miopía alarmante. Creo que los gobiernos más corruptos de nuestra historia fueron los de la derecha militar y menemista, que ha sido un espacio de infección y corrupción realmente muy grande”, observa.

“Decir que alguien es un ladrón es el insulto más facilista y más cruel que puede existir. Digo, yo puedo, el día de mañana colocarme en la vereda de enfrente y tildar a cualquiera de ladrón por el sólo hecho de que le quepa por el lugar que ocupe. Pero voy a estar engañando bastante mi inteligencia… Si alguien es ladrón o no, primero debe expedirse la Justicia. ¿Si la Justicia en este país necesita una modificación? Sí, claro. ¿Si hay jueces que son probos y objetivos con sus decisiones? Sí. ¿Si hay jueces que fallan por cuestión de conveniencia e intereses? También“, apunta.

“A diferencia de los que piensan que este país es una mierda, yo creo que es maravilloso. Y no lo digo tontamente ni es una arenga deportiva. Lo digo desde la convicción de que hay cosas que han sucedido que van a ser respetadas en los tiempos que vienen. Entonces, creo que inclusive teniendo un gobierno con una ideología contraria a la que está hoy, ya no se puede gobernar de espaldas al pueblo. Ya no hay un sólo diario como fue Página 12 en su momento –que mirá de la mano de quién vino (N.d.E. Jorge Lanata)–, que era el único que te contaba la otra campana. Entonces, ya son muchos medios más y las posibilidades de uno para analizar la verdad. Y vuelvo a mi personaje en Arrebato, cuando habla de cómo la construcción de esa realidad depende de quién la está diciendo y que cada uno saque sus propias conclusiones, que cada uno pueda hacer ese análisis porque en la vida debe hacerlo. Se que existe una parte de la clase media que no quiere enterarse, que no quiere saber la verdad: capitalizan su odio en las antinomias. Entonces, cuando se le muestran dos versiones para que saque su propia conclusión, hay una parte que no quiere escuchar ni ver. Yo escucho las dos campanas, siempre. De ciertos diarios no leo los editoriales porque se cómo viene el aguijón. A veces también encuentro el fanatismo en la lectura que elijo por afinidad: me doy cuenta si está zarpado de fanático e inmediatamente leo lo del otro lado para no confiar ciegamente tampoco en los que piensan como yo, porque a veces también me quieren engañar un poquito (sonríe). Poder hacer ese análisis objetivo es un capital enorme. Entonces, si me volvés a preguntar por qué decidí expresarme políticamente, fue porque alguien me puso sobre la mesa la posibilidad de entender cuántas caras tiene la verdad. Y la necesidad de conocerlas todas”, concluye.