Unas tasas altas de obesidad infantil y en la adolescencia podrían tener un creciente rol en el riesgo de esclerosis múltiple (EM) de las personas, aseguran investigadores británicos. Investigaciones anteriores han sugerido que un 53 por ciento del riesgo de EM se puede atribuir de forma directa a los factores ambientales. Por ejemplo, 1 de cada 5 casos se podrían atribuir al tabaquismo, anotó el equipo de la investigación.
De forma creciente, la obesidad también es un importante factor de riesgo del trastorno neurológico, encontró el nuevo estudio global. Los investigadores analizaron los datos de cuatro países (Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Rusia) para estimar qué parte del riesgo de EM se podría atribuir a dos factores de riesgo modificables: la obesidad y el tabaquismo en la juventud. En general, los datos incluyeron a casi 15,000 personas con EM y a casi 580,000 personas sin la enfermedad. El estudio fue dirigido por Ruth Dobson, neuróloga asesora y profesora de la Universidad de la Reina María de Londres. Su equipo encontró que en 2015, la obesidad juvenil se vinculó con un 11 por ciento de los casos de EM en Estados Unidos, con un 9 por ciento en Australia, con un 8 por ciento en Reino Unido, y con un 4 por ciento de los casos en Rusia.
Las crecientes tasas de obesidad en los jóvenes de todo el mundo también significan que, en 2035, se prevé que esas cifras lleguen a un 14 por ciento en Estados Unidos, a un 11 por ciento en Australia, a un 10 por ciento en Reino Unido, y a un 6 por ciento en Rusia, según el nuevo estudio, que se publicó en la edición del 26 de agosto de la revista International Journal of Epidemiology. Pero todavía existe el «potencial de reducir la incidencia de EM en todo el mundo con estrategias dirigidas de salud pública», anotó Dobson en un comunicado de prensa de la universidad. Si se confirma que la obesidad juvenil contribuye al riesgo posterior de EM, reducir la obesidad en los niños y los adolescentes podría reducir la incidencia de la EM, además de otras enfermedades relacionadas con la obesidad, señalaron Dobson y sus colaboradores en declaraciones recogidas por HealthDay News.
El estudio también encontró que, alrededor de un 10 por ciento del riesgo de EM se pudo vincular con el tabaquismo, pero dijo que esto se reduciría a medida que las tasas de tabaquismo bajan. Por otro lado, el riesgo de EM relacionado con la obesidad está subiendo debido a las crecientes tasas de aumento de peso. «La obesidad y el tabaquismo no influyen solo en el cáncer y la enfermedad cardiaca», advirtió Dobson. «Cambiar el enfoque a las enfermedades con un inicio en la adultez temprana, como la EM, podría resonar más con los jóvenes cuyas elecciones de estilo de vida afectarán a su riesgo de enfermedades en el futuro». El Dr. Asaff Harel es neurólogo del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. Al leer el nuevo informe, dijo que «sabemos que hay muchos factores genéticos y ambientales» que fomentan a la EM.
Y aunque el estudio no puede probar causalidad, «las reducciones en la obesidad y el tabaquismo en la juventud serían beneficiosas no solo desde el punto de vista de la EM, sino también desde el punto de vista de la salud en general», añadió Harel.