El entrenador de Boca eligió jugar con un solo punta y sin enganche. El de River, con tres defensores. Innovación en la noche marplatense.
Las secretas fórmulas del éxito ya no están bajo propiedad intelectual de Carlos Bianchi y Ramón Díaz. Los dos técnicos más ganadores en la historia de Boca y River empiezan a coleccionar más “sigan participando” que premios. El celular de Dios tiene poca señal; la verborragia de Ramón, sin títulos, es hojarasca.
Con las espaldas más chicas que en los tiempos dorados, los entrenadores de Boca y River apelan a nuevas recetas en busca del rumbo perdido. Los dos cambian los esquemas. Los dos están preocupados por los rendimientos de sus dirigidos. Los dos van por una refrescadita en la cara de sus equipos. Los dos hoy afrontan en Mar del Plata el primero de los tres clásicos amistosos. En la era de la inmediatez de Twitter y de los ídolos cuestionados, Bianchi y Ramón Díaz juegan sus cartas con otras cartas. Para ver si el verano les da nuevos aires.
La apuesta del Virrey. El Boca 2014 presenta un formato distinto. Es cierto que sin Riquelme el 4-3-1-2 pierde sentido estético y práctico. Pero la ausencia del diez le permite a Bianchi ensayar otro método. Contra Estudiantes puso suplentes pero estableció un orden: 4-2-3-1. La misma maqueta que probará hoy ante River, con otros intérpretes.
De aquel primer ensayo, Bianchi concluyó que “el nueve quedó muy solo”. Sin embargo, insistirá en el primer Superclásico del año. Sobre el esquema opinó el Burrito Martínez: “Tenemos que aceitarlo. Lo usaba en Vélez, sólo que ahora juego por el lado derecho”.
Los exámenes se rinden también en verano. Lo entiende Bianchi, que arriesgó una posible vuelta de Román: “Yo pienso en él para el clásico del 1º de febrero en Mendoza”. Antes de su declaración, se especulaba con el retorno del capitán para la primera fecha del torneo Final, ante Newell’s.
Para empezar a ensamblar las piezas, el DT también hará debutar a Hernán Grana y redebutar a Juan Forlín, los refuerzos de la defensa. Esa protección que Bianchi busca en varios aspectos.
Menos decibeles. Ramón leyó los nuevos tiempos y bajó el perfil. Ya no es el dueño de la verdad, ésa que para el hincha está atada al éxito. El técnico quedó rodeado de miradas atentas. Díaz no es del entero gusto del presidente Rodolfo D’Onofrio ni del manager Enzo Francescoli. “Cambiaron muchas cosas”, reconoció el jueves el entrenador, en conferencia de prensa. También su matriz: el nuevo dibujo táctico es 3-4-1-2, matizado entre palabras que ya no son dardos.
Sin dudas en el equipo, Alvarez Balanta será baja ante Boca por una fatiga muscular y su reemplazante será Ramiro Funes Mori. La decisión fue del técnico, que no quiere riesgos de ningún tipo. Incluso abogó por la seguridad de la gente y le quitó su habitual ironía a la previa de un partido que es mucho más que un amistoso. Alguna vez Ramón Díaz se fue de River por perder ante Boca. Había sido en un verano.
Macri, como en los 90
Mauricio Macri tuvo ayer una irrupción nostálgica y volvió a chicanear al técnico de River, Ramón Díaz. Así como ocurría durante la década del 90, cuando el entonces presidente de Boca protagonizaba el Superclásico mediático con el entrenador de River y hasta hacían apuestas públicas, el jefe de Gobierno porteño disparó: “Ramón se nos puso viejo”. Y amplió la gastada: “¿Si arrugó para apostar? Lo llamo y ni contesta. Se nota que los años pasan…”.
En una entrevista en radio Mitre, el dirigente del PRO reconoció que es imposible pronosticar un resultado del Boca-River que se jugará esta noche en Mar del Plata, y además asumió que ninguno de los dos equipos llega en un buen momento futbolístico. “El partido será Guatemala contra Guatepeor. Vamos a ver quién gana”, concluyó el ex presidente xeneize.