De jogging, sin frases fuertes, sin peleas, antimarketing, el DT de San Lorenzo prefiere sólo trabajar. Hoy su equipo puede ser campeón.
Los periodistas que cubren San Lorenzo bromean con que aprendieron otra profesión: ahora, además, son detectives privados. Como espías, intentan en la semana buscar información sobre qué equipo utilizará Juan Antonio Pizzi, a través de diversas fuentes: algún datito que pueda soltar un jugador, una palabrita de algún chico de las inferiores o la ayuda de un empleado del club. Pizzi, el investigado, los desorienta: para el DT, las prácticas son a puertas cerradas.
Esta semana, que podía terminar con él –y su equipo– como campeón del torneo Inicial, no sufrió alteraciones. Pizzi elige el perfil bajo siempre. Y así como se muestra poco, deja ver poco. Alguien se le acercó una vez a preguntarle por la táctica que iba a usar: “Vamos a formar con 11 y cuando empieza el partido vemos”, respondió.
Como contracara a lo que generan Ramón Díaz o Carlos Bianchi, el entrenador de San Lorenzo es, a simple vista, un tipo aburrido. No suelta frases polémicas, evita dar entrevistas, se viste con equipo de gimnasia y no tiene en su currículum alguna pelea con un futbolista. Este Pizzi es tan antimercantilista, que pocos saben que hizo el curso de entrenador con Josep Guardiola.
Estilo europeo. Lo que Pizzi no muestra son trabajos con pelota. En eso basa su estilo de entrenamiento. La base física del plantel está en las pretemporadas. Durante los torneos, se trabaja la fuerza física sólo los primeros días de la semana. El resto del tiempo hay ejercicios tácticos y mucho con pelota parada. Y se concentra un día antes de cada partido. Juan Carlos Rodofile es el médico del equipo y está en el club desde 1974. Habla de responsabilidad: “Los trabajos son de corta duración, más de explosividad, de dinámica, de velocidad. De reacción y reflejos. También se hace hincapié en la alimentación. Y se respetan los tiempos de recuperación de los lesionados. Algunos dicen que habla poco con los futbolistas. Para mí habla lo justo”.
El diálogo con los muchachos está a cargo de sus ayudantes, Manuel Suárez y Roly Carlén, quien además es cuñado del entrenador: se conocen del colegio La Salle, en Santa Fe, donde nació el ex delantero. Otro hombre clave en el cuerpo técnico es el preparador físico Alejandro Richino, que aporta la distensión (ver recuadro).
Modelos. Pizzi obtuvo su diploma después de hacer un curso especial para ex jugadores de la selección de España. Ahí estaban él, Guardiola, Luis Enrique y otros tantos. Pep, a quien considera su amigo aunque ahora no lo ve por la distancia, tiene su respeto. Además, las esposas de ambos se llevan muy bien.
Pizzi tiene 45 años. Como futbolista, tuvo técnicos de jerarquía: los holandeses Guus Hiddink y Louis van Gaal, el alemán Jupp Heynckes, Jorge Valdano, y estuvo cerca del portugués José Mourinho, que era traductor de Bobby Robson cuando Pizzi estaba en el Barcelona.
En una nota brindada a la revista El Gráfico, el DT contó que Van Gaal fue a quien más cosas le copió: “Explicaba todo con claridad y daba indicaciones específicas a cada uno. Nos obligaba a cumplir con una estructura de equipo, y cada uno tenía que realizar ciertos movimientos de coordinación, te daba referencias de qué hacer ante cada situación de un partido. Muy interesante”. Sin embargo, a los que les pidió consejos antes de arrancar fue a Edgardo Bauza y a Valdano. Y el que no le dejó nada, según sus propias palabras, fue Ramón Díaz.
Antecedentes. Pizzi fue futbolista (estuvo a punto de no serlo cuando perdió un riñón en un choque con Roberto Bonano, en las inferiores de Central) y representante, y es DT. Trabajó poco tiempo en las inferiores del Barcelona y vio a Messi cuando la Pulga tenía 15 años y ya la rompía.
Cuando comenzó su carrera, en Colón, sólo estuvo tres partidos junto con el peruano Chemo del Solar: perdieron todos. Eso generó que le costara conseguir trabajo aquí. Por eso, su carrera siguió en Perú y en Chile, donde fue campeón con Universidad Católica (su único título como DT).
Con la UC perdió una final ante la U de Chile después de haber ganado el partido de ida por 2 a 0 –en el de vuelta su equipo cayó 4-1– y ya como técnico de Central, en 2012, quedó a un paso de lograr el ascenso: perdió la Promoción con San Martín de San Juan.
En San Lorenzo ya perdió una definición y eso lo pone en dudas en este cierre de campeonato. La derrota fue ante Arsenal, por la Copa Argentina, y empujó al DT a ofrecer su renuncia públicamente. Los dirigentes no se la aceptaron.
Ahora, Pizzi está ante una nueva prueba: ver si puede ser campeón con el Ciclón. Y que después, los que quieran ver sus prácticas se la sigan arreglando como puedan.