Solo pensar en un murciélago, en una yarará nos remiten a ambientes pensados rurales, alejados de nuestras calles. Mirar detenidamente una palmera, recorrer y observar detrás de pizarras y techos en establecimientos educativos céntricos, donde pernoctan los primeros; cruzar algún pastizal en San Isidro o cerca, en las afueras urbanas es hacer consciente la idea que estamos equivocados pues convivimos con ellos “gracias” al llamado progreso y su urbanismo. Ellos son factores que hacen que estos dos mundos se encuentren.
Uno pensado como una enfermedad de índole zoonóticas, el otro un peligro que ya traspasa las fronteras telúricas. Convivimos con ellos con otro vector de peligro aún mayor que interactúan con los anteriores.
El murciélago es noticia desde el SENASA en donde advierten que han aparecido muchos infectados con rabia, por ahora en provincias tal como La Pampa o Córdoba. A partir de estos casos se han establecido campañas de vacunación de mascotas y difusión de información entre la población desde los sectores que le conciernen dentro del organigrama municipal, o sea Zoonosis, Bromatología dependientes de la Secretaria de Salud.
Las recomendaciones son de tan sencillas, elementales: se recomienda no tocar cualquier murciélago que presente conductas no habituales tales como encontrarse fuera de su hábitat (es decir, en horas diurnas), dificultades para volar, posibles choques en su ambulación o estar arrastrándose por el suelo. No tocarlos pues su solo contacto con la saliva es contagioso. Eso lo sabemos y podemos prevenirlo. Estas recomendaciones se traducen en el cuidado a nuestras mascotas: vacunar obligatoriamente a perros y gatos contra la rabia a partir de los 3 meses de edad y revacunarlos anualmente. En caso de que estén infectados y sin vacunar estos pueden transmitir el virus al humano, fundamentalmente, por mordeduras, arañazos o lameduras de la piel lesionada. En caso de heridas ocasionadas por una mascota infectada de rabia tenemos que lavar la herida con abundante agua y jabón, lo cual es la forma eficaz de reducir el riesgo de contraer la rabia, y luego concurrir al centro de salud más cercano.
El segundo sí que es un peligro directo, las yararás son las de temer por su alto poder venenoso. Son peligrosas sí, pero no agresivas, más bien tienden a disparar, atacan solo si se sienten amenazadas. Ellas adoptan la posición como una “ese” previa al ataque, la distancia es la que toman a su presa, hasta que la ataca y pica.
El 70% de ellas muerde en los miembros inferiores por eso es recomendable usar botas. Son 5 horas el margen para aplicar el suero antiofídico. Eso lo podemos prever nosotros, nuestras mascotas no. Es por eso que lo que tenemos que hacer con ellos, con nuestros pares es inmovilizarlos, darle agua, taparlos si tiemblan y claro, trasladarlas para su atención médica/ veterinaria. ¿Qué es lo que no podemos hacer? no aplicar torniquetes, no usar desinfectantes, no succionar ni quemar la herida.
Desde Ayuda Animal hemos tenido ya el quinto caso en un mes y medio de perros con mordeduras de yarará. Cuatro de ellos fueron mortales, lo fueron por equivocación y desidia humana. Equivocación pues sus dueños tardaron mucho tiempo para tratarlos y desidia pues no hay un Departamento de Zoonosis o en su defecto de Bromatología que traten estos casos. Si no existen operativamente estos dos organismos es sabido que menos un suero antiofídico para atender estas urgencias. La ONG tiene que costear de su bolsillo la compra de esto que en definitiva es un problema que le incumbe a la Comuna. La Desidia es el peor de los llamados “bichos” pues gente idónea desde esos departamentos que tendrían que funcionar, también tendrían que saber que es época donde las víboras atacan, Dejadez pues se está advirtiendo desde SENASA estos posibles brotes de rabia ocasionados por estos murciélagos que conviven – escondidos – entre nosotros y nuestras mascotas. Pereza es su última pata pues ya tendrían que implementarse campañas masivas de prevención para con nuestras mascotas para cuidarlas a ellas y a nosotros, los ciudadanos. Como en antaño se hacían.
Podemos luchar contra llamados peligros casi imprevisibles para nosotros, peligros que provienen de animales que encontramos en su hábitat u ocupando el nuestro. No hay antídoto para poder hacerlo contra ese seudo vector que son las dichas: Desidia, Dejadez, Pereza, Indolencia.
Este artículo trata de luchar para que este último no se propague y el mejor antídoto es la información. Esperemos que alguien del Ejecutivo con ganas e intenciones de establecer medidas preventivas pueda impulsar campañas de prevención contra la aparición de la rabia y que mínimamente tengan a disposición, aunque sea en Secretaría de Salud, un frasco de suero antiofídico. –
AYUDA ANIMAL agradece a la población las donaciones en plata en la cuenta habilitada en la veterinaria ATP para afrontar el gasto de suero antiofídico de los casos de perros picados por yarará desde 18/03 al 03/04. Cada dosis sale $ 996,00. –
Suplemento Trendy