Encabezan el elenco de Guapas, el éxito de El Trece, y analizan los desafíos y defectos del universo femenino. Recuerdan a famosas como Marie Curie y se despegan del cliché.
S on dos de las cinco protagonistas de una de las ficciones televisivas de la temporada. Son actrices. Son mujeres. Son referentes del universo femenino, al menos para muchos de los argentinos. Isabel Macedo y Carla Peterson aquí discurren sobre algunos de los conflictos de las mujeres actuales, sobre los cuales trata la serie Guapas, las noches de El Trece a las 22.
Así pues, la mirada de género se impone. Se entrecruza también la parte de la vida privada de estas actrices que es de público conocimiento. Se sabe que Macedo fue pareja de Facundo Arana, del futbolista Federico Insúa… Se sabe que Peterson tuvo un noviazgo con Mike Amigorena y que entre 2011 y 2012 se afianzó su relación con el economista y miembro de UNEN, Martín Lousteau, su marido y padre del hijo de ambos, Gaspar, nacido en enero de 2013.
—¿Cómo creen que se pueden identificar las mujeres que ven el programa, con sus personajes?
MACEDO: Quisiera que la identificación de las mujeres con mi personaje de Laura corriera por cuestiones de esperanza y desesperanza, por la posibilidad de lograr o no los sueños, el miedo al fracaso, el miedo con la pareja, la lucha interna de querer y no poder. La gente que me cruzo y me habla del programa me dice que le encanta. Están muy involucrados con todas las historias; mis amigas se identifican con las cinco. Quienes empezaron a ver el programa lo siguen siempre; es un público cautivo.
PETERSON: Como mi personaje de Mey, hay mujeres que se tuvieron que poner a trabajar por necesidad y no como algo que les diera orgullo. Ella tiene que resolver la economía del día a día, pagar sus deudas, vivir una vida linda con poco. Pero, sobre todo, el público femenino se puede identificar con mi personaje por temas como el desamor, el miedo a la soledad, las relaciones complicadas… De todos modos, pienso que las cinco mujeres protagonistas son una mujer. Te podés identificar con algo de cada una de ellas, no sólo con un personaje.
—¿Cuán guapas son las mujeres hoy?
M: No sólo hoy… si vamos para atrás, Marie Curie ganó premios Nobel en una época en la que nadie esperaba nada de una mujer… Para mí, las mujeres son todas fuertes, incluso para resistir la debilidad.
P: Las mujeres sí son guapas. Como en el programa, donde, al principio alguien podía pensar que la propuesta era algo superficial, pero son mujeres que se embarran, se arrastran, pelean, luchan por las cosas de día a día, pero de una manera alegre, liviana. El programa es bastante universal. A la mujer en el mundo le pasa todo esto: pasa soledad, trabaja muchas horas, ya no es ama de casa. Son muchas más las cosas que tenés que hacer en el mismo tiempo: tu casa, tu familia, tu trabajo…
—¿Y cuánto hay, en las mujeres, del lugar común de histérica, molesta, casi siempre al borde de un ataque de nervios?
M: Creo que eso tiene que ver con las personalidades, y puede correr para un hombre de la misma manera. En todo caso, viendo a los personajes de Guapas, lo que aparece en común en ellas es la contradicción, pero todo el mundo tiene eso: vas con una verdad, después escuchás otra campana y podés detenerte a pensar y cambiar de opinión. Las cinco mujeres de Guapas en algún punto de sus caminos pueden convertirse en una histérica, pero no se quedan en ese lugar. Yo misma vivo con un poco de todas las emociones, vivo el minuto a minuto en la vida real.
P: Esos son clichés. Almodóvar fue el primero en abordar a las mujeres así. Hay mujeres que, como en Guapas, están buscando, tratando de entender la vida… de entenderla y vivirla desde adentro. No es el cliché de “sufro por amor”, sino que es sufro, pero sigo viviendo… hago una nota y luego le leo un cuentito al niño. Las Guapas sí se desbordan, pero tienen sus momentos de reflexión.
—Carla, hace pocos días cumpliste 40 años. ¿Cómo lo viviste?
P: Me impresiona decir que tengo 40 años. Para mí, una mujer de 40 años era una señora grande, y yo no me siento una señora de 40 años. Pero ya voy a rever esto. No pude festejar demasiado porque estaba trabajando y porque ya no me divierte armar un festejo para mí. Me guardé las energías para festejar el cumpleaños de mi hijo. Así que este cumpleaños mío lo pasé bastante por alto seguramente porque no es lo que más me divierte cumplir 40 años. ¡Aunque creo que peor va a ser cumplir los 41!
—¿Y cómo es Gaspar?, ¿cómo es la vida de a tres?, ¿planean ser cuatro?
P: Cada cosa que hace Gaspar me sorprende: empezó a hablar y además, cuando llego de trabajar, viene y me abraza. Su nuevo juego es que tiene una alcancía y junta monedas… es algo que tal vez lo heredó del padre, ¡je, je! De todos modos, con Martín no hablamos mucho de economía: cuando estamos en casa, él ve Guapas y tratamos de hablar de otras cosas. A la economía, no la entiendo más que por las cosas domésticas. Además, creo que ni la gente que se dedica a la economía entiende demasiado lo que pasa; si no, no tendríamos tantos problemas. Disfrutamos mucho de nuestra vida de padres y eso llena nuestra vida de pareja. A veces nos damos cuenta de que somos tres y que hay programas que no podemos hacer. Pero somos padres grandes y hay tantas cosas que ya hemos vivido… Queremos ser cuatro… A veces pensamos… y si viene un hermano… Si somos cuatro, perfecto; y si somos tres, [igualmente] perfecto.
—Isabel, habiendo conocido el mundo del fútbol de cerca, por tu noviazgo con Federico Insúa, ¿qué mirada tenés sobre el Mundial?
M: Sobre lo que vi y conocí del mundo del fútbol de cerca, de eso no tengo más nada para decir. Veo el Mundial, pero sólo veo a la Argentina. Me da emoción como te da emoción cualquier argentino que está triunfando en el mundo. Te da emoción que tu país logre cosas. Después, el resultado a mí no me afecta, porque pienso en la parte positiva del fútbol.