Mucho, poquito, nada

Mucho, poquito, nada Argentina paso del buen comienzo a ir perdiendo el control del juego, hasta desdibujarse. Las lecturas de la derrota y el valor de lo que viene. Mucho, poquito, nada

1 La duda del arquero. “Sé que me tengo que buscar un club para poder jugar”, asumió Chiquito Romero cuando llegó a Beijing. Lo que intuye, además, es que su puesto en la Selección está en serio peligro: a Martino le interesa que su arquero ataje y juegue como un líbero. Y el suplente de la Sampdoria no se destaca por su juego con los pies, ni mucho menos. Encima, Marchesín y Guzmán (pollo del Tata) le llevan ventaja en ese apartado. Ayer, el nivel de Chiquito no fue malo, pero él necesita que sea muy bueno para mantenerse.

2 ¿Y Messi? En su primer partido de la era Martino, el capitán anduvo como el equipo: empezó bien y terminó mal. Inició sus ataques desde la derecha, como en sus comienzos en el Barça. Mezcló bien con Pereyra en el primer tiempo, pero le costó llegar a posiciones de remate. Después retrasó más su ubicación, por delante de Mascherano, y entonces el arco le quedó a un océano de distancia. El penal errado lo obsesionó con hacer un gol, pero su puntería no calibró: pateó cuatro tiros libres y sólo uno mereció la intervención de Jefferson. Tranquilo, le quitó dramatismo a la derrota: “Estamos en un proceso de cambio, con nuevo técnico y con otra idea. Se intentan cosas nuevas y eso requiere de entrenamientos, tiempo y partidos”.

3 El eje de la defensa. Martino optó ayer por lo conocido: Fernández-Demichelis. Sin Garay (titular, no lo llevó a la gira para darle descanso), la dupla tuvo problemas toda la noche con Neymar: primero para detectarlo, cuando el brasileño se movía por el centro, y después para frenarlo. Pensando en el futuro, es probable que Tata les dé minutos contra Hong Kong a los que son de su propia cosecha: Vergini –también lo piensa de lateral– y Otamendi, de gran comienzo de temporada en el Valencia.

4 Tevez, el 9 que espera. En el módulo de Martino hay lugar para un solo centrodelantero. Este viaje empezó con Agüero de titular e Higuain de suplente; Kun debe haber jugado su peor partido en la Selección: falló en la jugada de gol que tuvo de inicio y después estuvo impreciso, lejos de su probada calidad para asociarse y aguantar la pelota. Pipa entró cuando el equipo ya estaba descalabrado y poco pudo hacer. Ninguno de los dos lavó su discreta imagen mundialista, la más patente en el imaginario del hincha. Con esa pintura, se cotiza más todavía la figura de uno que vio el partido por TV desde Turín.

5 La hora de los nuevos. La rotación en serio bien podría empezar el martes ante un rival menor. La mirada a largo plazo tiene apellidos jóvenes y todos con cuerda para llegar a Rusia 2018, si se pone la lupa sobre aquellos que no son parte de la herencia sabelliana: Guzmán (28), Marchesín (26), Vergini (26), Otamendi (26), Vangioni (27), Pereyra (23, debutó ayer), Lamela (22), Gaitán (26) y Pastore (25). Ayer, a Pereyra y a Lamela –los que fueron titulares de este grupo– les faltó pimienta, pero intentaron respetar la idea de lo que pretende Martino de sus volantes interiores: ser profundos y pisar las dos áreas. Es cuestión de insistir.

El mal gusto y los insultos
Un gesto. Otro gesto. Los insultos de banco a banco. Jorge Pautasso es el hombre que aparece en todas las fotos cuando hay una escena tumultuosa al final de algún partido polémico. “El tipo que estaba en el banco de Argentina quería confundir. Está en todas las peleas. Respeto al entrenador argentino”, se defendió Dunga después.
Sin embargo, el entrenador de Brasil no se manejó con sutilezas durante el episodio. Se tocó reiteradamente la nariz y simuló que aspiraba (como si fuera cocaína), a la vez que le gritaba a Pautasso: “¡Sos igualito!”.
La comparación pareció teledirigida. ¿El ataque elíptico fue también para Diego Maradona?