A pocos días del inicio del ciclo lectivo, los ministros de Educación de todo el país acordaron priorizar el regreso a las clases presenciales. Lo hicieron en una sesión del Consejo Federal de Educación realizada este viernes en la Quinta de Olivos, la cual contó con la participación por primera vez del presidente Alberto Fernández.
El Consejo Federal aprobó dos resoluciones: por un lado, la actualización de los indicadores sanitarios que definen la posibilidad de apertura de escuelas. Por otro lado, la organización del comienzo del ciclo lectivo que, al menos hasta el cierre del primer trimestre, será bajo una modalidad combinada en casi todo el país.
“El principio general será priorizar la apertura de las escuelas y la reanudación de clases presenciales en todo el país bajo condiciones de seguridad sanitaria y cuidado de la salud de la comunidad educativas. Se priorizará el sostenimiento de actividades educativas presenciales en todos los niveles y modalidades de la educación obligatoria por sobre otras actividades”, se lee entre las dos resoluciones.
La Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Jujuy comenzarán el próximo miércoles 17 de febrero. Luego, la gran mayoría de las jurisdicciones iniciarán el ciclo lectivo el lunes 1 de marzo.
“Es una jornada muy importante porque estamos finalizando el proceso de un regreso a una presencialidad cuidada. Avanzamos en los protocolos para una presencialidad responsable y en resoluciones que clarifican la necesidad de un diálogo con las familias para que toda la comunidad tenga claro cómo van a ser los procesos”, afirmó el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, en conferencia de prensa.
Después de un trabajo técnico junto a Salud, los ministros modificaron un punto clave: el semáforo epidemiológico que se había aprobado en octubre del año pasado y, que por sus exigencias, no permitía mayores avances. Ahora los indicadores se flexibilizaron en la búsqueda de un regreso masivo a las aulas.
Con los ajustes, los gobernadores dejarán de monitorear los contagios de una provincia como un todo; algo que sucedió el año pasado e impidió desandar aperturas parciales. Las autoridades sanitarias de los distritos seguirán la evolución de la pandemia en cada departamento o municipio, incluso en cada pueblo o paraje rural. La intención es reducir al máximo la zona geográfica para que, en caso de dispararse los contagios en las grandes ciudades, no repercuta en todo el territorio.
El nuevo semáforo seguirá tres indicadores, aunque fuentes que participaron en la reunión aclararon que se trata más bien de una guía y que, si alguno de los requisitos no se cumple, no será impedimento para mantener las escuelas abiertas:
1. El sistema de salud debe contar con capacidad suficiente y adecuada para dar respuesta a la demanda sanitaria.
2. El aglomerado urbano, departamento o partido no debe estar definido por la autoridad sanitaria nacional como aquellos que poseen “transmisión comunitaria sostenida” del virus SARS-CoV-2.
3. La razón de casos confirmados, definida como el cociente entre el total de casos confirmados de las últimas dos semanas y el total de casos confirmados correspondientes a las semanas previas, deberá ser inferior a 0,8. Si el indicador se encuentra entre 0,8 y 1,2, se considera una evolución estable. Si es mayor a 1,2, se considera evolución en aumento y si es menor a 0,8, se considera en descenso. No será necesario cumplir este requisito si, por la escasa o nula cantidad de casos, no puede realizarse el cálculo.
A partir de esos tres indicadores, apuntan a que todas las provincias sostengan las escuelas abiertas pese a que el avance de los contagios los lleve a tomar medidas restrictivas en algún momento. De allí de “priorizar la educación sobre otras actividades” después de un año signado por la falta de presencialidad. El cierre escolar pasará a ser una instancia límite, de corto plazo, y las autoridades tendrán que precisar la fecha de reapertura.
Según consigna la resolución, las provincias que se vean obligadas a retroceder a una fase de aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) interrumpirán la concurrencia de los chicos a clases, pero las escuelas seguirán abiertas para que tanto directivos como docentes puedan asistir. Solo si se regresara a una cuarentena estricta como la que se decretó en marzo, Nación podría intervenir en los cierres y las provincias relegarías su autonomía.
En la reunión quedó también establecido el orden de vacunación de los docentes. Quedaron conformados cinco grupos:
Grupo 1: docentes frente a alumnos y alumnas de nivel inicial y maternal; primer ciclo de primaria (1°, 2° y 3° grado) y educación especial.
Grupo 2: personal de dirección y gestión; supervisión e inspección; apoyo a la enseñanza; todo otro personal sin designación docente pero que trabaja en establecimientos educativos de la educación obligatoria en distintas áreas y servicios (maestranza, administración, servicios técnicos, servicios generales, y equivalentes).
Grupo 3: docentes frente a alumnos y alumnas de segundo ciclo de primaria (de 4° a 6°/7°).
Grupo 4: docentes frente a alumnos y alumnas de secundaria y adultos.
Grupo 5: docentes y no docentes de institutos de educación superior y universidades.
Inicio bajo una modalidad combinada
En la sesión del Consejo Federal, los ministros acordaron la reanudación de clases bajo una modalidad “combinada”, que alternará algunos días de presencia en las aulas con otros de clases a distancia como los que caracterizaron el ciclo lectivo 2020.
Los casos de retorno 100% presencial serán contadas excepciones. Solo los departamentos, municipios o pueblos en los que la pandemia no golpee o las escuelas que, por sus dimensiones, permitan que todos los alumnos concurran a la vez.
Los esquemas de alternancia los definirá cada provincia. Del acuerdo de hoy no surgió un número máximo de alumnos por aula, sino que la cantidad de chicos estará atada a las dimensiones del salón y a la posibilidad de garantizar el metro y medio de distancia entre cada banco, uno de los puntos que exigen los protocolos.
La alternancia podrá ser por turno (la mitad a la mañana y la otra mitad a la tarde), por días o por semana completa. Lo que sí será una regla general es que ese esquema de días y horarios se mantendrá para cada grupo hasta al menos el cierre del primer trimestre o cuatrimestre, con el objetivo de reorganizar la rutina escolar y familiar.
Los espacios de clases no se limitarán a las aulas. La intención es que también se utilicen otros sitios dentro de la escuela que permitan el distanciamiento y la ventilación necesarios: bibliotecas, talleres, comedores o gimnasios. En caso de que el clima acompañe también podrían habilitarse lugares descubiertos o semi-descubiertos como los patios o las galerías. Incluso se podría llegar a recurrir a clubes, centros culturales o polideportivos que se encuentren cerca de la escuela.
La fragmentación de los grados generará cierta sobrecarga en los docentes. La recomendación es que los maestros focalicen su tiempo y atención en las actividades presenciales y reduzcan su intervención en las clases a distancia.
En el tiempo presencial se buscará que los alumnos recuperen los contenidos que no pudieron impartirse en forma remota en 2020. Será el momento de la introducción de los temas, de las explicaciones centrales y las respuestas a las dudas.
En cambio, la no presencialidad apuntará a que los chicos pongan en práctica aquello que aprendieron, que revisen los contenidos, guías y libros a través de las plataformas. Darán tareas y actividades que el chico pueda resolver en forma autónoma o con la ayuda de los padres. No se les exigirá a los docentes que impartan clases sincrónicas vía Zoom o Meet que ya que, consideran, no implica mayores beneficios para los aprendizajes.
Las clases presenciales volverán a ser obligatorias. Solo los estudiantes y los docentes que formen parte de los grupos de riesgo quedarán exceptuados de asistir. Los alumnos que presenten una comorbilidad vinculada al Covid-19 deberán presentar un certificado médico o, del mismo modo, tendrán que acreditar que viven con un familiar que integra un grupo de riesgo.
En el caso de los docentes, seguirán trabajando desde el hogar. Serán ellos los que asistirán principalmente a los alumnos que, por la modalidad dual, les toque estudiar a distancia.