Microsoft ha dado un paso más hacia la retirada de su navegador Internet Explorer, preinstalado en las versiones antiguas de Windows. Las aplicaciones y servicios de Microsoft 365 dejarán de ser compatibles con el vetusto navegador el próximo 17 de agosto de 2021. Antes de que llegue esa fecha, el 30 de noviembre Microsoft Teams dará del pistoletazo de salida dejando de ser compatible con IE11, la que fue la última actualización del navegador en 2013.
A partir del verano que viene Internet Explorer seguirá funcionando. Sin embargo, los que lo usen tendrán, según la compañía, una “experiencia degradada o no podrán conectarse a las apps y servicios de Microsoft 365”, como ha informado la compañía en un comunicado.
Esta situación afecta también a la versión antigua de Edge -anterior al lanzamiento este mes de enero del navegador actual de Microsoft basado en Chromium-, que también dejará de tener soporte con las apps de Microsoft 365 desde la misma fecha y con Teams desde el 30 de noviembre de 2020.
¿Qué significa estar basado en Chromium? Chromium es una versión de código abierto del navegador de Google, el Chrome. Tres meses después de lanzar el Chrome en 2008, la empresa liberó su código fuente junto a un proyecto al que llamaron Chromium. Su objetivo pasaba por mejorar el motor del navegador con la comunidad, y que el que quisiese lo pudiese usar para lanzar su propio navegador. Google Chrome, Opera, Vivaldi o Yandex funcionan sobre esta base. Pero su gran salto se produjo este enero, cuando Microsoft anunció que la nueva versión de Edge funcionaría sobre este código abierto.
Durante los 90, Explorer fue el navegador estándar, tras destronar a Netscape, el gran rey de la primera explosión de software en Silicon Valley. La inclusión de Explorer como navegador por defecto en los ordenadores Windows fue clave para su expansión. Esta ventaja competitiva, sin embargo, le granjeó no solo críticas de los competidores, sino también multas por parte de Bruselas, que lo consideró una clara forma de abuso de posición dominante en el mercado. Su declive ha sido paulatino, pero sin freno. Primero con el despegue de los ordenadores Mac, que imitaron su técnica usando Safari como el navegador por defecto. Después, con la llegada de Firefox, creado por una fundación sin ánimo de lucro y muy escrupuloso con los estándares de la industria. Su gran innovación llegó en forma de pestañas, un método para tener varias páginas abiertas sin necesidad de tener varias sesiones que consumían un gran número de recursos del ordenador. El último en sumarse fue Google, con Chrome, el 2 de septiembre de 2008. Ligero, con un menú mínimo y rápido en la carga, pero también polémico. Su barra única servía tanto para teclear direcciones web como para hacer búsquedas en su servicio sin una distinción clara para los usuarios menos avanzados.