Si esta noche, a las 21, San Antonio le gana a Miami en Texas, será el nuevo campeón de la NBA. Sería un nuevo hito de Ginóbili, parte del Big Three con Duncan y Parker.
La historia seguramente les tendrá preparada otra página grande a los San Antonio Spurs. Esta noche a las 21 –hora argentina, por ESPN– los texanos recibirán a Miami Heat con el único objetivo de sentenciar la serie y ganar el quinto anillo de su historia.
Con Emanuel Ginóbili como una de las piezas clave, los dirigidos por Gregg Popovich intentarán continuar con la clínica magistral de básquet que dieron en los dos juegos disputados como visitantes, y seguir estirando una dinastía que empezó en 1997; también, agigantar la idea de que todo equipo puede más que una suma de estrellas, aun en este mundo individualista que es la NBA. Un dato a tener en cuenta: ningún equipo en la historia fue campeón tras estar 1-3 en una final.
Por juego, actuaciones previas y profundidad de la banca, los sorprendentes Spurs están a punto de completar su mano de anillos (1999, 2003, 2005 y 2007) nada menos que ante el vigente bicampeón Miami, que con su tridente LeBron James-Dwyane Wade-Chris Bosh partía como candidato a sumar un nuevo título. Pero las claves de la serie fueron varias. San Antonio no dependió exclusivamente de su veterano Big Three (Duncan, Parker, Ginóbili) y tuvo en el francés Diaw y sobre todo Leonard a sus hombres decisivos. El joven de 22 años, y futuro “hombre franquicia” de la organización, fue el culpable de limitar la incidencia de LeBron James en ataque y le aportó goleo en los dos juegos disputados en Miami.
La serie de Manu. Competitivo hasta la médula, el bahiense se debía una serie con el nivel que está mostrando ante un Miami que lo redujo a la mínima expresión en la final perdida el año pasado. Desde el primer juego, en el que ingresó con la mano caliente metiendo tres triples, el argentino aportó en dos ítems clave que quizás no se reflejan en las frías estadísticas: el hacerse cargo de la base en los momentos en los que el francés Parker estaba descansando, y un buen aporte en defensa. Además, como durante toda la temporada, es el ejecutor de las pelotas calientes, las que definen cuartos o partidos.
El argentino de 36 años puede sumar su cuarto anillo de NBA. Cada vez más grande.
Los números ayudan. Los Spurs mostraron una gran superioridad y se convirtieron en el primer equipo de la historia en ganar dos partidos seguidos como visitante por una diferencia igual o superior a los 15 puntos. Si se incluye la victoria cosechada en el duelo que abrió la eliminatoria (110-95), los texanos son, junto a los Celtics de 1960, los únicos equipos en lograr en unas mismas finales tres triunfos por al menos 15 tantos. Hay un dato que marca la supremacía Spurs: de los 192 minutos disputados hasta el momento, San Antonio mandó en 150, ante tan sólo 28 de los de la Florida.
El MVP. Si se llegara a cerrar la serie esta noche, todos los cañones apuntan a que el premio al jugador más valioso no saldrá de Leonard o Duncan. El primero, por rendimiento y frescura; el segundo, por solidez y experiencia. La juventud y la sabiduría son la muestra ideal que estos San Antonio Spurs tienen. Todo lo que envidia el resto de los equipos de la NBA: son un equipo. Y en ese equipo brilla Manu Ginobili.