El actor estuvo en la inauguración del Mundial de Brasil en San Pablo aunque intentó no ser identificado por los paparazzi.
Leonardo Dicaprio sí que sabe cómo pasarla bien. El actor estuvo en la inauguración del Mundial de Brasil en San Pablo, y aunque trató de pasar desapercibido, los paparazzis más experimentados lo descubrieron entre la multitud.
Sin embargo, su llegada a Rio de Janeiro el día anterior no pasó para nada inadvertida: el actor arribó junto con 21 amigos en un lujoso yate que le prestó el jeque Mansour ben Zayed ben Zayed Al Nayan, un viejo conocido suyo.
El Topaz es el quinto yate más grande del mundo, con una longitud de 150 metros, un peso de 12.000 toneladas y un valor estimado de 700 millones de dólares. Está equipado con una piscina, un gimnasio, un jacuzzi, un helipuerto y un cine.
Su propietario, miembro de la familia real de Emiratos Árabes Unidos, es también dueño del Manchester City, club donde se desempeña el Kun Agüero.
No es la primera vez que Leo utiliza la embarcación: en abril, junto con Jamie Foxx y Orlando Bloom, la estrella de Hollywood fue anfitrión de una fiesta inspirada en los ’80s, cuyos invitados tuvieron que firmar una cláusula de confidencialidad antes de que la fiesta comience…