Dos delincuentes jóvenes encapuchados golpearon, la ataron a una silla y le robaron una importante suma de dinero a una mujer, cuando estaba en su casa, pero al parecer sin portar arma alguna. Pasada las tres de la mañana, en el destacamento policial de Villa Adela recibieron una denuncia en la que se indicaba que una mujer que vivía sola, de 66 años, había sufrido un ilícito por parte de dos malvivientes, que ingresaron por el fondo de la vivienda.
En la casa, la abuela, Aurora Acevedo, tenía el dinero de seguro de vida que había cobrado por la muerte de su esposo, suma cercana a los 300.000 pesos. «La sorprendieron acostada. Uno la aprieta y el otro revisa toda la habitación, localizando el efectivo y se lo lleva. Hasta el momento se está trabajando en el hecho con personal de Investigaciones y con agentes de Criminalística en el lugar y en el momento, que nos llevó a tener posibles imputados en la causa», señaló el funcionario policial Hasenawer. La víctima describió que los malviviente eran dos personas jóvenes, encapuchadas. Actuaron sin armas.
«La saqué barata»
Acevedo relató que «eran las 2.30 cuando escuché los perros enfrente de mi casa y salí a mirar por el garaje, donde estaba la camioneta guardada, y estaba todo tranquilo. Me duermo, pero a esa de las 3 de la mañana me despierto, me siento en la cama y miro para el comedor chico y veo que la luz del baño estaba prendida. Cuando me levanto para ver qué había pasado, un tipo se me tiró encima, sobre la cama y me apretó la boca. Luego me tiró al piso, me agarró de los pelos y me dijo que era un asalto, mientras que el otro buscaba la plata. El otro vino sabiendo dónde estaba el dinero, porque fue al placard y me dijo: «dame la plata, vos tenés la plata. No grités porque te mato». Armas yo no les vi. Una vez que tenían el dinero me pidieron que los acompañe a la salida, ya que ellos habían entrado por el costado, rompiendo la reja y el candando del fondo». Al continuar con su relato indicó, «les dije dónde estaban las llaves del portón de enfrente. Uno fue a abrir y el otro se quedó apretándome, pero el que tenía el maletín vuelve y le dice: «Mirá que acá hay más plata».
El que me tenía le dijo vamos, vos estás pasado de droga». Antes de irse la ataron a una silla y como pudo, Aurora, se liberó las manos, esperó 10 minutos y cruzó enfrente, a la casa de su hijo Enrique, para contarle lo sucedido. «Se vistió y los salimos a buscar, pero no los encontramos. Para mí había un auto esperándolos». Contó luego: «Mi marido trabajaba en un galpón de empaque y cobré el seguro hace unos tres meses. Lo sabía mi familia de confianza y fui a cobrar con mi hijo y hace poco con mi hermana, unos 20.000 pesos, que también puse en el maletín», señaló. «La saqué barata», alegó la abuela y luego acusó abiertamente a la pareja de su nieta. «El venía los fines de semana (por el marido de su nieta), me manejaba la camioneta, me llevaba al supermercado. Él no sabía la cantidad de plata, pero sí de donde la sacaba para los gastos. Además, me llama la atención que sabía dónde estaba la luz del baño y que mi nieta estaba en Concordia, que no estaba conmigo».
Aseguró que «a uno lo identifiqué y al que se movía no. Además, tenía un guante negro largo, pero por el tamaño del cuerpo puede ser (él), hay indicios. Para argumentar sus sospechas, Aurora refirió: «Me llama la suegra de él diciendo que estuvo anoche en la casa, en cambio el nene me dijo que hace dos días que no va. Además, el nene se quería venir y no lo dejaron». Indicó luego que tenía la plata en su casa porque «me confié, porque es un barrio tranquilo. Por haragana de no ir al banco a realizar al trámite; además no estoy bien de salud, justo hoy tenía que ir al médico. Ahora, doy gracias a Dios que estoy viva». El hijo de la víctima, Enrique, objetó: «es alguien de mucha confianza, que sabía dónde estaban las cosas. No hablamos con él. Solo hablamos con la Policía. Ya ha tenido problemas con la Policía y se maneja con ciertas calañas». Agregaron luego que no tendría trabajo.