“La única bandera que llevo es la argentina”

“La única bandera que llevo es la argentina” El nuevo director del Ballet Estable del Teatro Colón desmiente que esté haciendo un viraje del kirchnerismo al macrismo. En dos días de gestión, ya debió resolver una medida de fuerza de los bailarines. El apoyo de Darío Lopérfido. “La única bandera que llevo es la argentina”

Los recientes cambios en el Teatro Colón dieron pie a comentarios. Darío Lopérfido, quien, entre otras funciones públicas, había estado al frente del organismo de Cultura y Comunicación de la Nación durante el gobierno de Fernando de la Rúa, entre 1999 y 2001, esta semana, el jueves 26, declaró en el programa La vuelta, con María O’Donnell, por Radio Continental: “Estuve en un gobierno, me fue bien, nunca tuve una denuncia de corrupción, mis declaraciones juradas de ingresos siempre estuvieron públicas, y muchísimos de los tipos que integraban el gobierno de la Alianza están en el gobierno del kirchnerismo, entre otros, Nilda Garré y Diana Conti. (…) No oculto mi currículum; otros se mimetizan”.

Su primera medida resonante fue nombrar a Maximiliano Guerra como director del Ballet Estable, luego de la renuncia en ese puesto de Lidia Segni, parte del equipo del ex director del Teatro Pedro Pablo García Caffi. Lopérfido, durante la presentación oficial en la sala 9 de Julio del Teatro Colón, declaró acerca del nuevo responsable de la compañía: “La elección de Maximiliano Guerra tiene que ver con la decisión de darle al Teatro Colón la excelencia y el prestigio internacional que representa su carrera, y por tener ideales y un amor compartido respecto del Teatro Colón”.

El 3 de marzo será el primer concierto, y el 15 de marzo, la primera aparición del Ballet, con Trilogía neoclásica IV, un programa estreno. Maximiliano Guerra ya está trabajando, y repartiéndose también para cumplir como director y bailarín de su Ballet del Mercosur, al que no abandonará; durante sus ausencias, ya anticipó que quedará a cargo del Ballet del Colón Miriam Barroso, bailarina de la casa, a quien él eligió como codirectora. Mientras, se muestra feliz con su nuevo compromiso y cauteloso ante los desafíos: “La compañía está bien, es muy joven y hay que hacerla madurar. La temporada ya está armada, y hay que respetarla. Luego, en el cotidiano, hay un montón de cosas a las que hay que acomodarse y decidir”.

—Antes de asumir este puesto has tenido acercamientos con el gobernador de Tucumán, José Alperovich; te has encontrado con Néstor Kirchner. Ahora te estás convirtiendo en un funcionario de la administración de Mauricio Macri. ¿Esto es un viraje político en tu carrera?
—No. El artista debe estar comprometido con vivir una determinada política, pero no política partidista. Nunca estuve cerca del kirchnerismo ni del macrismo. Tengo una foto con Kirchner, durante un espectáculo que hicimos con Charly García y Silvio Rodríguez; eso no quiere decir que estuviera “de la mano de”. Sobre Alperovich, conozco a su secretario de Cultura desde la época de Palito Ortega, y me llamó para la reapertura del teatro Mercedes Sosa en Tucumán; así que tampoco estoy pegado, ni “de la mano de”. A su vez, el nombre de mi compañía, Ballet del Mercosur, viene de la época de Menem. También estuve en el Colón en la época de De la Rúa, como asesor de Kive Staiff. Y a Mauricio lo conozco desde que mi representante era Fernando Marín, en el ’92 [y Macri y Marín eran amigos]. No me meto con los políticos para hacer política. No tengo ninguna bandera, la única bandera que llevo es la argentina.

—Asumiste el miércoles. ¿Qué tuviste que resolver ya?
—En un día y medio tengo un cuaderno que ya debe tener alrededor de 54 peticiones… Desde cómo distribuir las nuevas zapatillas a los bailarines hasta un tema de reforma salarial, que viene del año pasado. Venían con una medida de fuerza, por la que estaban ensayando [sólo] dos horas por día. Lo primero era lograr que los bailarines y los tres coreógrafos pudieran llegar bien al 15 de marzo, que es el estreno. Logramos con Lopérfido un acuerdo, con [el pago de] cierta cantidad de horas extra. No apagamos el incendio; le pusimos paños fríos, porque mi prioridad es el estreno. Creo que los bailarines cobran un sueldo que es interesante, pero tienen una categoría en el escalafón del Gobierno de la Ciudad y creo que ahí hay un desfasaje. Es una estructura con un formato bastante sindicalizado, al que me tendré que habituar, y ver hasta qué punto los reclamos tienen un sustento y hasta qué punto son caprichosos.

—¿Serías capaz de prometer “no me voy sin resolver el tema de las jubilaciones de los bailarines”?
—No, prometerlo no, pero sí es uno de mis primeros intereses.

 

“Era un divague que Maxi no estuviera ligado al colon”

Sobre los recientes cambios en el Teatro Colón, su flamante director, Darío Lopérfido, le explica a Perfil: “Lidia [Segni] renunció; no fue una salida compulsiva, no es que yo le dije ‘Váyase’. Esa renuncia fue una oportunidad. Ahora con Maxi hay un buen clima en el Ballet. A él lo conozco de hace mucho tiempo; incluso, cuando yo vivía en España colaboré con una presentación suya en Madrid. Hablamos el mismo idioma sobre el universo del espectáculo y sobre lo que es estar al tanto de lo que están haciendo coreógrafos en el mundo. Eso es algo muy productivo. Cuando tuvimos que tomar la decisión de un nuevo director, Maxi era el nombre que siempre estaba latente; me parecía que era medio divague que él no hubiese estado más vinculado al Colón; es una figura muy fuerte, muy determinante en la historia de la danza en la Argentina. Por lo demás, no hay previstos otros cambios. Siento que tengo un equipo en el teatro y estoy cómodo: con Guillermo Scarabino como director de Producción Artística, Eduviges Picone como directora de Estudios Musicales, con Arturo Diemecke al frente de la Filarmónica, con Martín Bauer… Estamos haciendo reuniones todos juntos, cosa que no se hacía en el Teatro, porque extrañamente se trabajaba como compartimentos estancos. Por todo esto, mi ambición para los cuatro años del próximo mandato en el Gobierno de la Ciudad es que me confirmen como director del Teatro Colón. Todo puede ser en la vida pero, si me preguntás qué deseo, es ser director del Colón. En cualquier caso, a la posibilidad de ser secretario de Cultura si el nuevo jefe de Gobierno fuera Horacio [Rodríguez Larreta], le doy categoría de rumor. Hablo a menudo con Horacio y, siempre, del Colón. Jamás me mencionó eso. El otro día nos juntamos en el Colón Horacio, Hernán Lombardi, Maxi Guerra y yo, para presentar a Maxi, y todas nuestras reflexiones fueron en torno al Teatro”.