Con el enfrentamiento entre Cogorno y Molina, presidente y vice, la Academia fue tierra de nadie. El caos, después, se reflejó en la cancha.
Cuando arrancó el campeonato, parecía que estaba todo dado para hacerla bien: como tener una cita en la que uno ya sabe que la chica con la que saldrá le dará bola. Con Independiente en la B Nacional por primera vez y un entrenador que se había asegurado un contrato por una temporada más, Racing se preparaba en julio para iniciar un torneo en el que le cabía un rótulo: el de candidato. Sin embargo, en este semestre el club sumó traspiés como un efecto dominó y ahora es tensión: hay conflictos dirigenciales, gente que deja el club y un equipo que no logra enderezar el rumbo.
Como si en la cita uno hubiera elegido la comida que a la chica le da alergia y hubiera hablado de política: Racing se perjudicó solo. Y el mal momento deportivo fue el detonante. Racing sumó cinco derrotas y dos empates en las primeras siete fechas. Esos resultados implicaron el cambio de DT. Y esta semana explotaron los conflictos internos: el presidente Gastón Cogorno y el vice Rodolfo Molina expusieron una ruptura que venía de hace tiempo y que en estos días se cobró dos nombres. Roberto Ayala dejó de ser el manager del club y Leandro Rodríguez Hevia renunció a su cargo de secretario. Boom.
Preludio. El tema de las ventas de Luis Fariña (al Benfica) y de Ricardo Centurión (al Genoa) mostró el quiebre entre el presidente y el vice. La política de ventas (la gente de Cogorno estaba de acuerdo en desprenderse de los juveniles; los de Molina no) expresó una diferencia en cuanto a gestión.
A principios de año, además, Nicolás Pacheco, hincha de Racing, apareció muerto en la pileta de la sede de Villa del Parque, que antes presidía Cogorno. De ahí a la presidencia del club pasó el actual mandatario en 2008 bajo el empuje de Molina. El hecho generó una disputa interna en cuanto a las formas de manejar el tema.
Ahora, esta semana, hubo una reunión de Comisión Directiva en un hotel de Buenos Aires. Ahí, Molina y su grupo pidieron la renuncia de Ayala, que había iniciado su ciclo como manager de la mano de Cogorno. “Desde que asumió se veía que Cogorno quería diferenciarse de la gestión anterior, que había sido buena. Y Molina dijo basta, decidió meterse más porque la gente votó otra cosa”, contó a PERFIL alguien cercano al actual vice.
Casos puntuales. El Ratón fue cuestionado por sus elecciones. En esta campaña llegaron al club Mario Regueiro, Rodrigo Battaglia y Valentín Viola, que volvió. Días después de la llegada de Ischia, Ayala se fue.
Y a él lo siguió Leandro Rodríguez Hevia, un hombre muy cercano a Cogorno. El secretario había sido detenido en junio en la previa del partido contra Boca porque la policía le encontró cotillón y pirotecnia en su auto, dentro del club. Todo era para las cargadas contra Independiente.
“Rodolfo (Molina) es el único y máximo responsable de este momento. Lo que hizo fue un golpe de Estado”, dijo Rodríguez Hevia esta semana en declaraciones radiales. Y criticó con dureza al vice: “Tal vez por su formación militar se cree el dueño de Racing. Hace lo que él quiere, ataca a los demás y destruye. Se maneja como si el club fuera su estancia, quería participar en todo y nos amenazó con ‘atenernos a las consecuencias’ si no se hacía lo que pedía. Molina hizo un desarreglo institucional. Un vicepresidente quiere manejar por encima del presidente… Si eso no es desarreglo o golpe de Estado, ¿entonces qué es?”.
¿Y ahora? Los rumores brotan: que Cogorno va a dejar su cargo, que va a resistir en su rol hasta las elecciones (serán en diciembre de 2014), que el pasivo del club es de 200 millones.
La situación fomenta que aparezcan fantasmas: esta semana salieron a avivar el mal clima los ex presidentes Daniel Lalín y Juan De Stéfano con denuncias que no aportan calma.
Racing, mientras tanto, no puede remontar su cita.