Hace más de cinco décadas, en la esquina noreste de Galarza y Urquiza, se encuentra el icónico edificio vinculado a la gastronomía. Con pequeñas modificaciones en el nombre, La RIS, traspasó barreras generacionales y sigue sumando historia a la ciudad. En este marco, la Revista MIRADAS de La Prensa Federal, dialogó con Fernando Vence, uno de los actuales dueños del emblemático restó uruguayense.
En La Histórica se pueden encontrar diversas opciones relacionadas a la gastronomía. Una de ellas es “La RIS”, ubicada hace más de cinco décadas en la intersección de Galarza y Urquiza. Atravesando desafíos y aprovechando oportunidad, supo permanecer a lo largo del tiempo, ofreciendo un excelente lugar para quienes quieran pasar buenos momentos.
Los inicios
La cafetería en la esquina data de los años 1800, cuando aún el General Justo José de Urquiza se encontraba con vida. Cuenta la historia que un griego llamado Juan Jorge, al llegar a la ciudad, compra gran parte de la manzana y abre “El Bar de Jorge”. Desde ese entonces la esquina se dedicó a la gastronomía, con modificaciones, sufriendo destrucciones e incendios, pero siempre con el mismo propósito, el de darle a la ciudad un lugar donde sentarse a disfrutar una taza de café frente al Colegio Nacional y la Plaza Ramírez.
En 1944, el comercio quedó a cargo de la firma “Tófalo Hermanos”, anexando bar y café, además de una sección de confitería bajo las órdenes de José Comas. En ese momento el nombre del lugar fue “Tupinambá” y en las paredes del lugar se podían encontrar pintadas indias. Cinco años después, un gran incendio destruyó completamente las instalaciones y el mobiliario. Luego de la reconstrucción volvió a funcionar, pero bajo el nombre “Confitería Ramírez” o “Night Club Ramírez”.
Ya en 1968, la familia Tófalo decide dar un paso al costado y vende el lugar a dos socios aventureros, Abel Rodríguez y Albino Spada, para dar comienzo a “Confirtería RyS”.
Éste fue el primer edificio público de Concepción del Uruguay que tuvo, solo a partir de las 21 horas, la transmisión de televisión, para ello tuvieron que levantar una enorme torre y antena para captar Canal 7, con serias interferencias y la imposibilidad de hacerlo en los días de lluvia.
En el año 2007, luego de una serie de inconvenientes, Rodríguez y Spada, deciden dejar el rubro y entregárselo a sus empleados, quienes no lograron formar una cooperativa de trabajo. Debido a eso, en 2010 llegan los hermanos Vence para comprar el fondo de comercio, y luego de refacciones y agregando el restaurante, dieron inicio a “Confitería y Bar La RIS” para continuar así con la histórica esquina gastronómica de la ciudad.
Las generaciones que pasaron
Inevitablemente, con tantos años en el rubro, un sinfín de personas y familias pasaron por el lugar, en consecuencia, la lista de anécdotas que se escuchan no tiene fin. Su actual dueño, comentó que “es muy lindo escuchar las historias que nos cuentan los clientes. Nos dicen que venían con sus abuelos y hoy, ese adolescente o niño ya es un hombre que, por cuestiones emocionales, trae a sus hijos o nietos. Se genera un ciclo constante de gente que sigue eligiendo el lugar, no solo por la carta que se ofrece, sino por los recuerdos que le trae”.
Una que su dueño recuerda bien fue cuando vio parar una camioneta negra en el año 2015 de donde se baja el entonces gobernador Bordet. Muy amablemente se sentó y ordenó su comida junto a un amigo de la casa, el actual Intendente Lauritto. Al finalizar, con grandes emociones presentes, comentó que no había parado por hambre o necesidad de comer, sino porque cuando era chico iba al mismo lugar con su abuelo a tomar el infaltable café con leche.
Vence indicó que como esa, cientos y cientos de historias aparecen con el pasar de la gente. Adultos mayores que recuerdan ir con sus amigos cuando estudiaban en el Colegio Nacional, o con sus primeras novias.
El desafío de renovarse
En el momento que los hermanos toman las riendas del lugar, era tradición ir a tomar una copa de vino o disfrutar un whisky junto con un cigarrillo. Sin embargo, esa costumbre tuvo que ser cambiada para poder integrar a personas que deseaban ir a tomar un café sin adentrarse en la nube de humo. “Con mi hermano decidimos orientarnos más hacia la parte gastronómica, si bien fue un desafío grandísimo hacerle entender a la gente que el lugar ya no era lo que era, sentíamos que debíamos modificar ciertas cuestiones para sumar más que nada a las damas y las familias”, comentó Vence.
De esa forma, se comenzó a invitar artistas al escenario del lugar, para que sus seguidores pudieran ir y conocer las nuevas modificaciones. Luego, se sumó una parrilla, algo no muy común en los restaurantes de la ciudad. De esa forma, quedó totalmente marcada la parte de comida, dejando atrás el antiguo lugar donde solo había cafetería.
“Comenzamos un recorrido, dejando de lado el lugar donde sólo podías ir a tomar vino, whisky o café, para sumar la comida y ser un lugar donde se puede ir a disfrutar cualquiera de las comidas. Fue un quiebre, pero un gran paso para el lugar”, expresó el dueño.
Como si fuera poco, en el desafío constante de seguir buscando mejoras para el lugar, La RIS fue uno de los primeros tres comercios gastronómicos de la ciudad con el sello oficial de habilitación de comida sin TACC. Tras una larga lista de cursos y de aprendizaje sobre el tema, se buscó en pensar en incluir a todo aquel que quiera disfrutar del lugar.
El deporte y La RIS
Tradicionalmente la ciudad cuenta con una extensa lista de instituciones deportivas y un sinfín de aficionados. Uno de los hermanos Vence, Nelson, es profesor de Educación Física, de esa forma, buscaron unir sus trabajos, invitando equipos a disfrutar del lugar y de una rica comida. “El primer club que invitamos fue a Rocamora, que en ese momento estaba disputando el ascenso a la segunda categoría nacional. Uno de los triunfos más importantes que tuvieron previos al ascenso lo festejaron con nosotros, eran por lo menos 300 personas acá.Los jugadores venían después de entrenar o jugar. De esa forma venían de a 40 o 50 personas que querían compartir un buen momento.”, comentó con alegría Vence.
2020, un año difícil para la gastronomía
Con la llegada del COVID-19, el mundo tuvo una pausa total, la gente tuvo que dejar su vida cotidiana para resguardarse en sus casas. El sector gastronómico no fue la excepción. “Nosotros tradicionalmente damos las vacaciones a los empleados en el mes de marzo y ese año no fue diferente. La primera quincena estuvimos cerrados, retomamos la rutina y el 20 de ese mes se decretó la pandemia”, indicó el dueño.
“Nos asesorábamos con gente capacitada que, viendo Europa, comenzaron a hablar de que el cierre iba a ser por un tiempo largo. Se hablaba de protocolos y comenzamos a anticiparnos”, aseguró. Además, agregó que “se empezaron los trámites para que los empleados no dejen de cobrar, a hablar con los dueños del edificio, que realmente se portaron muy bien y nos dijeron que en un tiempo íbamos a hablar para organizar el pago del alquiler, pero que no nos preocupáramos porque se iba a arreglar”.
Los cortes de calle, una innovación para poder disfrutar al aire libre
Con los protocolos que aún seguían vigentes en el verano 2020/21, surgió la idea de cortar la calle para poder estar al aire libre y disfrutar un buen show musical. “Nos comenzó a visitar gente que quería hacer escapadas a pocos kilómetros de su casa y quedaron encantados con la propuesta”, comentó Vence.
“Lo hicimos junto con ‘Grow’ que, en ese momento, estaba en la esquina de enfrente. Desde el principio la gente lo tomó muy bien, respetando sus mesas y el distanciamiento. Luego se siguió haciendo porque la respuesta del público era demasiado buena, los artistas se sumaron enseguida en la propuesta y comenzaron a ser grandes noches deseadas”, agregó.
Seguidamente, añadió que “si bien la iniciativa fue privada, la respuesta del Intendente del momento, Martín Oliva, fue positiva. Primero comenzó en la cuadra de calle Urquiza, al ver que la gente respondía tan bien se comenzaron a cortar otras calles e incluso la Plaza Ramírez, sumando hasta los kioscos”.
Sin lugar a dudas, la histórica esquina de Galarza y Urquiza es un ícono tradicional de la ciudad, donde la gente puede ir a compartir gratos momentos.