El comportamiento de los diputados del Frente para la Victoria ante la acusación de Claudia Mizawak será la llave para el triunfo de esa fuerza que tiene como objetivo consumar la destitución de Carlos Chiara Díaz.
El frente Cambiemos tiene los votos que le faltan al oficialismo para dar quórum en el Senado y sacar a Chiara Díaz de la codiciada Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ). Se requieren 12 senadores sentados en sus bancas para iniciar el juzgamiento y el FPV tiene 10. En la oposición dicen que no bajarán al recinto si antes sus pares en la Cámara baja no avanzan con el proceso que se le inició a la presidenta del alto cuerpo de justicia. Entienden que las causales por las que se le pidió un juicio político son concretas y similares por las que su par está a punto de ser destituido. Los tiempos de ambos procedimientos permitieron esta negociación. Los diputados deberán resolver el 12 de enero si se la acusa o no. En caso de ser así, la vocal quedaría suspendida del cargo. Chiara Díaz, en tanto, tiene fecha para el 14 de enero.
La presentación contra la presidenta del STJ, el día después de la acusación a su par, terminó siendo estratégica para la oposición. El cronograma quedó de tal manera para que se dé este cuadro de negociación. Es decir que liberar dos vacantes en el Superior Tribunal. En todo este sainete político judicial mella la figura de Rubén Pagliotto. El abogado, que denunció a Mizawak junto a otros pares y dirigentes políticos, es una especie de Elisa Carrió. Dice lo incorrecto para la fuerza que lo acoge, Cambiemos. Su carta abierta a los diputados cuestionando su comportamiento opera sobre lo que se viene: qué hacer con la presidenta del STJ.
En el oficialismo le bajan el precio a la presentación. Dicen que no es sólida. En la oposición las miradas son diferentes. De concretarse la acusación y suspensión en el cargo de Mizawak y la destitución de Chiara Díaz quedaría la última parte de la negociación: la destitución de la primera. En Cambiemos temen dar sus votos para Chiara y pero no ser correspondidos para juzgar a Mizawak. “Sería escandaloso” advierten algunos radicales. Al peronismo el escándalo no los asusta. De darse ese final, quizás sea la primera vez que el gobernador Gustavo Bordet sea salpicado por todo este proceso. En definitiva es la autoridad máxima de la provincia en términos institucionales, pero también la figura principal de su fuerza.