Alimentaria, metalmecánica, farmacéutica y forestal. Esas son las principales actividades industriales de Entre Ríos.
En el concierto económico provincial impactan con el 18,8 % de la generación de riquezas, lo que da la pauta de las posibilidades de crecimiento en el territorio. El campo y el comercio dominan la escena con poco más del 28% cada segmento; atrás con el 21,1 % vienen los servicios y la información de la Dirección de Estadísticas y Censos da cuenta de que luego aparece la construcción con el 3,1 % y la explotación minera cierra la lista con un impacto testimonial del 0,2 %.
Las posibilidades de desarrollo son evidentes y también se reflejan en la superficie disponible en los parques industriales de la provincia: 1.500 hectáreas en un Estado que, en el ranking nacional, figura tercera en la materia detrás de Buenos Aires y Mendoza. A la industria entrerriana la asisten el conjunto de las labores productivas ensambladas en un entramado de 20 cadenas de valor expandidas y diversificadas de manera federal en la provincia.
Los datos marcan que los industriales no están solos, que son parte de un esquema mayor planteado para ir hacia adelante, creciendo a pesar de las dificultades y en particular la pandemia que todo lo cambió desde el 20 de marzo cuando se puso en vigor el plan nacional de lucha contra el coronavirus.
A los hombres de industria le crea un buen entorno el desarrollo portuario para trasladar mercaderías con su prolongación en el servicio ferroviario, rutas y caminos vecinales que llegan a la puerta misma de los campos; la nueva matriz energética con Salto Grande como centro; la conectividad a Internet en todos los rincones y la labor de los científicos que en las facultades y el Conicet trabajan para dotar de eficacia a los procesos de producción, logística y comercialización.
Así encuentra este Día de la Industria al sector en la provincia. Envuelto en una crisis global sin precedentes pero pleno de posibilidades en cuanto al porvenir. “La pandemia fue un punto de inflexión para toda la industria del país y Entre Ríos, que ya había comenzado el año con enormes dificultades por la recesión que arrastraba de cuatro años de administración neo liberal marista. Sin dudas se presentó como un escenario inédito que hizo temblar las estructuras y obligó a realizar cambios sobre la marcha para seguir siendo sustentables” sentenció el ministro de Producción, Juan José Bahillo, al trazar un sucinto panorama de la actividad.
Para el titular de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), Leandro Garciandía, en el escenario de lucha sanitaria “muchas empresas se enfrentaron a caídas de producción y ventas históricas, fundamentalmente los sectores no esenciales que durante la primera etapa estricta de la cuarentena debieron paralizar sus actividades. No ocurrió lo mismo con las industrias esenciales, tales como las alimenticias y farmacéuticas, que pudieron continuar trabajando y asumir el compromiso de garantizar el abastecimiento de bienes y servicios indispensables.