La joven defensora central de 17 años se consagró campeona con la Reserva Xeneize del torneo de AFA. Su comienzo futbolístico lo tuvo en Unión de Crespo, el club de sus amores, algo que le transmitió su padre.
Cuando comenzó a jugar a los 13 años en su querido Unión de Crespo, Aneley Güttlein nunca pensó que cuatro años más tarde estaría viviendo su máximo sueño: jugar en Boca Juniors, ser capitana de la reserva campeona y ser convocada a la Sub20 de la Selección Argentina. Todo eso en pocos años y con un futuro prometedor
La joven crespense comenzó con la actividad deportiva combinando la gimnasia artística y el atletismo, pero su verdadera pasión siempre fue el fútbol. Con el desarrollo y afianzamiento del fútbol femenino en toda la región, recién pudo comenzar a jugar con 13 años y lo hizo nada menos en la primera.
«Mis compañeras eran más grandes porque ahí se podía jugar ya con 14 años, pero bueno, desde el club se esforzaron mucho para que pueda jugar y es algo que agradezco enormemente. Después me pude adaptar bien», contó la defensora central, que en sus inicios fue más lateral y luego se tiró hacia la saga central.
Esas experiencias reforzaron su amor y cariño por la institución. «Es el club del que soy hincha, siempre lo fui. Es algo que me transmitió mi papá, que también fue jugador. La verdad que genera un sentimiento enorme haber jugado ahí», dijo.
Y hace algo más de 2 años que le llegó la oportunidad de su vida. «Estaba jugando un torneo de futsal en Villa Libertador San Martín y me vio un captador que al terminar el partido me comentó que estaban interesados en mí desde un equipo de AFA. Le dije que lo hablaba con mis padres y le comentaba. A mis viejos le cayó re bien la noticia y después se dio todo», recordó la joven.
«Siempre pensé en ser futbolista, es más, a veces decía en joda que iba a jugar profesionalmente y acá estoy. Siempre creí que lo iba a lograr», reconoció la marcadora central.
El nombre de Boca lo conoció una vez que fue a realizar las pruebas, ya que además estuvo en la mira de Independiente de Avellaneda. «Ya estaba más tirada para Boca, donde hice dos pruebas».
Tras ser elegida y aceptada en el Xeneize comenzó el duro proceso de alejarse de sus seres queridos y comenzar a vivir en Capital Federal y con un grupo de compañeras del equipo.
«Con otras cinco chicas vivimos en una casa y eso me ayudó, y a ellas también, en la adaptación, más que somos toda de afuera. Nos adaptamos todas juntas al grupo y eso está bueno. Y el hecho de irme de casa fue fuerte, costó los primeros meses, pero ahora contenta por haber pasado toda esa etapa complicada», manifestó la muchacha que aún aspira a llegar al profesionalismo.
El 2023 fue un año formidable para Aneley junto a la reserva del Xeneize al obtener el título de campeonas del Torneo Femenino de Reserva organizado por la AFA. «Fue de lo mejor que me pasó en el año, además que me convocaran a la selección, pero si no fuera por el club no estaría donde estoy hoy».
Además, se ganó la confianza de sus compañeras que la eligieron para ser su capitana. «La verdad que es re lindo más que nada porque mis compañeras hayan depositado su confianza en mí. Eso como que le da un plus, es el respaldo de todas las que están en el barco con vos», manifestó.
Si bien es joven, no pierde la fe en subir a primera «es un sueño, pero voy con el freno de mano puesto. Si se da genial y si no, me seguiré esforzando para que suceda más adelante», sostuvo.
Para dar el salto reconoce que también tendrá que estar a la altura del primer equipo, de los mejores a nivel país y sudamérica. «La vara está muy alta, por eso estoy tranquila». Además, que la competencia adquiere aún más competitividad continuamente. «Hace unos años no era tan competitivo, ahora ya es muy distinto y se nota en los entrenamientos, con más intensidad», destacó.
Con estos años en el mundo Boca, Güttlein ha cambiado mucho con respecto a la juvenil que llegó con 15 años. «Soy más paciente, aprendí a buscar más los espacios y a no apurarme tanto. Ahora también juego más rápido porque es lo que te demanda la intensidad. Pero si noto que ahora hablo mucho más, tengo otra personalidad a la hora de jugar», señaló.
Esa característica también le permitió llevar adelante el rol de capitana. Al principio me costó, pero me machacaron la cabeza y ahora lo mejoré mucho. Me gusta hablar y ordenar, porque es la manera que una va llevando el equipo adelante con motivación», sostuvo la crespense que tiene como referente a la doctora Miriam Mayorga (jugadora de Boca) y a Cuti Romero.
La Familia
«Mi familia es un pilar muy importante, si no estarían ellos no sería nada», destacó Aneley sobre sus seres queridos más cercanos, sus padres y hermano.
«Es la que te enseña todos los valores. Hoy yo no sería quien soy sin ellos y para mí eso es lo más importante que por sobre lo futbolístico. Valoro más que me destaquen por lo buena persona que por ser buena futbolista y eso se lo debo a mi familia», sostuvo.
Y su padre fue quien le heredó la pasión por el fútbol y la ha aconsejado mucho en su corta carrera. «Es como mi referente, si bien no lo vi jugar mucho me comentaron que jugaba bien. Por eso acepto todos sus consejos, me encanta que lo haga. La mayoría de las cosas que sé, se las debo a él, me enseñó mucho y se lo agradezco muchísimo».
Selección Argentina
«La selección siempre fue mi mayor sueño», reconoció la joven de 17 años, que durante el 2022 fue convocada por primera vez para los entrenamientos de la Sub20 dirigidas por Christian Meloni.
«Se me pone la piel de gallina de vestir la celeste y blanca, la verdad que es un orgullo tremendo. La primera vez que fui al predio de Ezeiza me temblaban las piernas, casi lloré», contó Ane.
La crespense recordó que la convocatoria llegó por medio de la coordinadora del femenino de Boca Juniors, que se lo mandó por WhatsApp. «Vi en las notificaciones que me había mandado un PDF y cuando vi que decía AFA me lo empecé a imaginar, además ya sabía que podía ser porque otras chicas publicaban capturas. Ahí no más llamé a mi mamá y a mi familia y amigos».
La jugadora reconoció que siempre deseó la selección, pero nunca pensó que se daría en este momento. «El deseo siempre está, no sabía si era este año o el siguiente, pero quería que me toque. Ahora a seguir trabajando para meterme en el equipo y conseguir la convocatoria al Sudamericano y el Mundial del 2024».