En las primeras manifestaciones públicas de la dirigencia contrastaron las caras serias de los dirigentes peronistas con las sonrisas de radicales y macristas. En la calle, la militancia peronista celebró el triunfo de Alberto en la nación.
Mientras en la plaza central de Paraná la militancia peronista festejaba desde temprano el triunfo de Alberto Fernández en el orden nacional, en el bunker de Juntos por el Cambio celebraban, cerca de las 22, que Mauricio Macri habría ganado la provincia.
El contraste fue notorio. En el peronismo provincial, con rostros adustos, se afirmaba alrededor de las 21.30 que las mesas testigo del PJ ponían a Fernández un punto por encima de Macri. A esa hora, los cómputos oficiales lo contradecían, con una diferencia de casi un punto para el actual Presidente de la nación.
Faltaba sumar Concordia, explicaban. Justamente, media hora después, en el bunker de Cambiemos el senador reelecto Alfredo De Angeli se quejaba por esa demora y abría sospechas sobre la transparencia de los comicios, sin tomar en cuenta que la carga de datos está a cargo del gobierno nacional y no del peronismo.
A las 22.30, persiste la indefinición respecto a si Entre Ríos se vuelve a pintar de amarillo en el mapa nacional, con todo lo que ello implica para el posicionamiento del gobernador Gustavo Bordet y el peronismo pierde o no un senador nacional. La alegría en Cambiemos se debe también a su triunfo en la ciudad de Paraná, por una diferencia más clara. Pero en la calle, la que festejaba era la militancia del PJ.