El mal momento que vive el Calcio queda evidenciado cada vez que sus clubes juegan certámenes continentales. El reflejo de la Azurra y las cinco esperanzas italianas.
El gran sacudón al Calcio fue durante la última jornada de Champions League. Primero, el martes 21; Roma, en ese entonces escolta del torneo local, recibía en el estadio Olímpico al Bayern Munich de Pep Guardiola. Sufrieron una paliza: 7-1. Pareció una película calcada al Alemania-Brasil del Mundial: a los 35 minutos del primer tiempo, el equipo alemán ganaba 5-0.
La segunda cachetada llegó el día siguiente. Juventus, claro dominador doméstico, tricampeón y actual puntero de la Serie A, visitaba en Atenas al Olympiakos, segundo en Grecia. Perdió 1-0.
Esos dos partidos le sacaron una foto lo que sucede en los últimos años: el fútbol italiano vive una decadencia que queda evidenciada cada vez que sus clubes juegan certámenes continentales. Ejemplos varios: la Vecchia Signora, en la edición 2013/2014 de la Champions League, fue eliminada en primera ronda; un club italiano no gana el torneo más importante de Europa desde 2010, cuando se lo llevó el Inter de José Mourinho; para encontrar a dos equipos en cuartos de final hay que remitirse a la temporada 2006/2007: Roma y Milan, quien terminó quedándose con el título; y la Europa League no tiene un finalista del Calcio desde el 98/99, cuando el Parma de Hernán Crespo y Juan Sebastián Verón ganaron la que en ese entonces era la Copa UEFA.
Por estos malos desempeños, Italia perdió una plaza en la elite de Europa: se la arrebató la Bundesliga. Desde 2012/2013, tres instituciones de su fútbol –en lugar de cuatro– se clasifican a la Champions League. En la actual, los representantes son Juventus, Roma y Napoli. El elenco de Gonzalo Higuaín tuvo que jugar la fase de clasificación: quedó fuera ante Athletic de Bilbao.
Una liga vacía de estrellas. El Calcio dejó atrás sus épocas de partidos eléctricos y equipos minados de estrellas. Hoy no están; o transitan el ocaso de sus carreras. La falta de figuras es clara. FIFA, con la nominación de 23 jugadores para el “Balón de Oro” –más allá de los factores externos que influyen en el armado de la nómina– no tuvo en cuenta al Calcio: el francés Paul Pogba es el único de los 23 que juega todos los fines de semana en Italia.
Mientras España llena sus marquesinas con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo; Inglaterra con Angel Di María y Mezut Ozil; Alemania con Arjen Robben y Frank Ribery; en Italia Buffon, Pirlo y Totti, jugadores que pisan –o pisaron– los 35 años, son los apellidos de renombre.
Otros, como Nemanja Vidic, Miroslav Klose, Luca Toni y Antonio Di Natale ya vivieron su mejor momento. Unos pocos, como Carlos Tevez, Mauricio Vidal y Juan Cuadrado están apenas debajo de la élite mundial. El problema está en los salarios: ningún jugador del Calcio está entre los diez mejores pagos del planeta.
La diferencia económica con otros clubes europeos es abismal. Mientras Milan es el octavo equipo más rico del mundo según Forbes, los clubes no pueden retener a sus jugadores: los últimos tres goleadores del campeonato –Zlatan Ibrahimovic, Edinson Cavani y Ciro Inmobile– fueron vendidos apenas concluyó la liga.
No hay más gastos escandalosos. Tampoco llegan figuras, sino, más bien, jóvenes con potencial o futbolistas de segundo nivel. En los últimos cuatro años, sólo un club pagó más de 30 millones de euros por un futbolista: Napoli por Gonzalo Higuaín. Para este campeonato, Roma rompió el mercado con la incorporación de otro argentino, Juan Manuel Iturbe, a cambio de los 22 millones de euros que pagó por él al Verona.
El cambio de paradigma de la Juve. Desde que volvió a la Serie A para la temporada 2007/08, la Vecchia Signora ganó el título tres años seguidos. Entre el torneo anterior y el actual, jugó 49 partidos: ganó 40, empató 4 y perdió 3, el último, el miércoles ante Genoa. Sin embargo, no logra trasladar su hegemonía local a Europa.
Incluso el paradigma norte-sur cambió. Hoy en día, Milan e Inter se metieron en un pelotón en el que ganan y pierden contra cualquier equipo. Cedieron terreno y no pudieron hacer una transición sana entre los planteles ganadores de la década pasada y la generación actual. Inter quiere repetir la fórmula y apuesta por sudamericanos, mientras que Milan invierte en la experiencia. A ninguno de los dos les da resultado. Sus lugares los ocuparon Roma y Napoli.
Antes compraban figuras. Ahora, para reinventar el Calcio, deberán crearlas.
El reflejo de la Azzurra
El Mundial que Italia ganó en 2006 fue más un peso que un impulso. En Alemania, se convirtió en el plantel con promedio de edad más alto en ganar una Copa del Mundo.
Italia no logró hacer un buen recambio. De los 23 campeones del mundo, nueve fueron protagonistas del fracaso en Sudáfrica 2010, de donde volvieron en primera ronda. Cuatro de los que tienen una medalla en su casa también estuvieron entre los 23 que viajaron a Brasil y cosecharon otro regreso en la fase inicial: Andrea Pirlo, Gianluigi Buffon, Daniele De Rossi y Andrea Barzagli. Italia parecía llegar renovada. Dos años antes, había perdido la final de la Eurocopa ante España.
La falta de buen recambio se nota hasta en la Serie A, donde siete de los ganadores en Alemania todavía son protagonistas. Ninguno baja de los 31 años. La esperanza está en la sub 21 subcampeona de Europa en 2013.
Cinco apellidos, cinco esperanzas
Marco Verratti. Petiso, es un volante central con buen juego. Desde atrás, colabora con la creación y se destaca por limpiar la entrega. Apareció en Pescara y, a mediados del 2012, el PSG se lo llevó por 12 millones de euros. Hoy es uno de los grandes socios de Javier Pastore y Ezequiel Lavezzi. Fue titular en el Mundial y clave en la Eurocopa sub 21 de 2013. Apenas cumplió 21 años.
Ciro Inmobile. Es el nuevo gran capocannoniere. Mide 1,81 metro, se caracteriza por su movilidad para generar huecos en las defensas rivales y su buena técnica para salir del área e involucrarse en el juego asociado. No brilla por su potencia, pero su buen porte físico le permite luchar con los centrales rivales. Apareció en Juventus pero resaltó en Torino, con el que el año pasado fue el máximo goleador del campeonato, con 22 tantos. Jürgen Klopp se lo llevó al Borussia Dortmund a cambio de 20 millones de euros. Tiene 24 años.
Mattia Perin. Es el heredero de Gianluigi Buffon. Hasta su apariencia los hace similares. Su 1.88m de altura le permitió a los 17 años ser titular en Serie B, y ahora, con 21, brilla en el Genoa. Después de su actuación en el europeo sub 21, Césare Prandelli confió en él para llevarlo a Brasil como tercer arquero, y todos los medios italianos ya aseguran que, muy pronto, será el dueño del arco italiano.
Stephan El Shaarawy. El 2015 deberá ser el año del exótico delantero del Milan. Lo dijo hasta el propio Carlos Tevez: “Es el momento de que él lidere a su equipo”. En el último año y medio, disputo sólo siete partidos: dos lesiones graves lo dejaron sin jugar. Llamó la atención en la temporada 2012/2013, cuando, con 19 años, hizo 17 goles. Delantero técnicamente dotado, rápido y escurridizo, sonó en el Real Madrid. Sin embargo, se quedó en el rossonero para pulir sus mejores cualidades. Ahora, con 21 años, está obligado a explotar.
Domenico Berardi. Tiene 20 años y un récord único: fue el primer jugador en hacerle cuatro goles al Milan en Serie A, en la victoria del Sassuolo, su equipo, por 4-3. El campeonato pasado hizo 16 goles en 27 partidos y quedó cerca de la cima de la tabla de goleadores. Por eso, la Juventus se anticipó a clubes como Manchester United y Milan, y consiguió la mitad del pase. Mide 1,84 metro, todavía juega en Sassuolo y está llamado a darle el salto de calidad en Europa al tricampeón italiano.
Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil