El Carnaval de Concepción del Uruguay tuvo su gran cierre en la noche de este último domingo, con el acompañamiento de miles de vecinos y vecinas que se acercaron a la Plaza Ramírez a disfrutar de la vuelta de la festividad al corazón de nuestra ciudad. Además, se dispuso el alquiler de sillas, y el monto recaudado, será destinado a instituciones de la sociedad civil.
¡Culminó el Carnaval de Concepción del Uruguay!. Con una exitosa noche, de la que participaron alrededor de 8 mil personas, este último domingo el corso local tuvo su última pasada para todo el pueblo de manera gratuita, y retornando a la Plaza Ramírez, tal y como sucedía en décadas pasadas, rememorando la infancia de los concurrentes en un lugar y evento que permanece intacto en la memoria colectiva de nuestra ciudad.
La noche
La última noche de Carnaval contó con el desfile -a partir de las 21 horas-, de las comparsas Uruguai, Unidos do Bahía, Aymarará, tupimanya, Mundo Payaso y Mascarada. El recorrido de las mismas comenzó en la intersección de las calles 3 de Febrero y San Martín, en la esquina de la Basílica Inmaculada Concepción. Luego, el evento continuó por San Martín hasta la calle Juan Perón, culminando en el cruce de las calles Eva Perón y Gral. Galarza.
Pero esto no es todo. Más allá de la algarabía de los ciudadanos por el retorno del Carnaval a la Plaza Ramírez, rememorando así la infancia y juventud de muchos, el evento fue accesible para toda la ciudadanía, ya que no se cobró entrada, logrando así una concurrencia de alrededor de 8 mil personas.
Asimismo, se dispuso que el alquiler de sillas en el evento, sea a beneficio de las instituciones de la sociedad civil que trabajan para la comunidad, tales como AReNe, Surco de Esperanza, Santa Clara de Asís y la Casa del Menor.
Dicho evento fue una iniciativa de la Municipalidad de Concepción del Uruguay con la colaboración de la Comisión del Carnaval local, para lograr que esta edición tenga un cierre que merezca, que refleje, y que contemple la felicidad y algarabía de los y las uruguayenses; los que demuestran año a año que los corsos de la ciudad más histórica del país todavía siguen de pie, intactos, y con un acompañamiento permanente.