El intendente Martín Oliva presidió esta mañana el acto de recordación del 202° aniversario de la muerte del General Francisco Ramírez. La ceremonia se realizó en el monumento ecuestre que lo recuerda en 9 de Julio y Montoneras, en la Plazoleta del Federalismo.
De la ceremonia, que tuvo lugar al pie del “Arco del Federalismo”, participaron autoridades municipales, delegaciones escolares, representantes de las fuerzas armadas, de seguridad y público en general.
Depositaron ofrendas florales la Municipalidad y la Universidad de Concepción del Uruguay; en tanto Atahualpa Puchulu, coordinador de Cultura de la Municipalidad, destacó en su mensaje alusivo a la fecha aspectos de la actuación política y militar del caudillo entrerriano.
Se trata de un acto que embiste importancia ante la historia local, provincial y nacional, ya que sus acciones formaron trascendieron los límites uruguayenses para ser destacados en la historia grande, como el Tratado de Pilar, uno de los tratados preexistentes considerados en la Constitución Nacional de 1853.
Las acciones
En su mensaje, Puchulu recorrió aspectos de la vida política y militar del Supremo Entrerriano, a partir del trágico suceso de Villa de María del Río Seco, basándose en el testimonio que, sobre aquella trágica jornada, dejaran historiadores del prestigio de Ramón Lassaga y Martín Ruiz Moreno.
Enumeró episodios que elevaran a “Pancho” Ramírez en la consideración general, a partir de las batallas de Santa Bárbara y Saucecito, su nombramiento en el cargo de comandante general y jefe del ejército federal -por José Gervasio Artigas- y la victoria de Cepeda, que representó la antesala del Tratado del Pilar.
Precisamente, refiriéndose al primer pacto preexistente dijo que “fue luz de una organización territorial en nuevos tiempos, pero fue también sombra del sueño de un artiguismo, el fin de la Liga de los Pueblos Libres y el exilio del Protector en el Paraguay”.
“Pero con las ideas aprendidas de ese padre de la Patria Grande, más su impronta fresca y llena de bríos, Francisco Ramírez fundó un 29 de septiembre de 1820 la República de Entre Ríos, una entidad soberana, una jurisdicción político-administrativa, que buscaba consolidar la organización de un territorio que luego tendría el horizonte de ampliarse al resto de las provincias y el Paraguay. Nunca buscó el separatismo, sino la unidad. La Patria Grande seguía siendo un horizonte, aunque quizás con otros modos de lo posible. Por eso también adoptó como bandera para la República la creada por Artigas y que hoy es emblema de los entrerrianos”, señaló posteriormente.
En otro tramo de su discurso Puchulu detalló las iniciativas de Francisco Ramírez en el orden institucional a través del dictado de un bando y cuatro reglamentos que daban fundamento a la naciente República, resaltando –especialmente- que a partir de ese momento la educación “dejaba de ser un privilegio de pocos para ser un derecho”.
Asimismo hizo suyas las expresiones del historiador Pedro Kozul sobre la actuación pública del caudillo: “El Supremo Entrerriano abrió canales de comunicación, acercamiento y entendimiento con los pobladores a través de sus autoridades departamentales. Todo esto excluye la idea de un poder supremo por parte del caudillo como suele concebirse. Más bien exalta el pragmatismo de un líder que interpretó la coyuntura y cuya experiencia de la República de Entre Ríos fue primordial para los eventos que transcurrieron hasta el período de organización nacional que se lograría a mediados de aquella centuria, debido a que sentaron las bases institucionales de la provincia.
El coordinador de Cultura del municipio cerró su alocución con la lectura de un soneto del poeta Gustavo García Saraví, dedicado a Pancho Ramírez, creación que le valiera el primer premio del concurso literario de 1963, que tuviera por jurados a escritores de la talla de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Eduardo Mallea.