Cuidado por el árbitro y los jueces, Mayweather logró un triunfo avalado por los argentinos.
Edgardo Martolio
No entiendo a la Argentina. Su ciclotimia con el fútbol, donde mata, resucita, consagra y vuelve a matar hasta al mismísimo Messi. Que muere de amor por las derrotas de los Pumas. Que hace del Dakar un hijo propio si se corre en el país y lo ignora si anda por otros desiertos. Que consume modas en deportes como el vóley y el básquet. Que mal se entusiasma con las Leonas que, por curriculum, merecerían acompañamiento incondicional, permanente y eterno. Y, ahora, acepta la derrota del ‘Chino’ Maidana como si hubiese sido justa. ¿Por qué tanta incoherencia emocional? (no puedo pedir racionabilidad en un país que hace más de medio Siglo se auto prohibió pensar: desde el primer gobierno peronista).
Benito Mussolini decía que “governare gli italiani non è difficile, ma inutile” (gobernar a los italianos no es difícil, es inútil). Tenía razón en su locura. Personalmente respeto a la locura porque es creativa; no respeto el desequilibrio. Y tanto Italia como su sucursal sudamericana, Argentina, hoy poco conocen la locura; apenas la confunden con sus desequilibrios. Sociales, económicos, políticos, humanos, cotidianos, deportivos, sentimentales, históricos… Italia, alguna vez fue ejemplo de muchas cosas. Lleva más de un Siglo siendo el no-ejemplo. Lo máximo que produjo fueron Fellinis, Armanis y Pavarottis. Y Sofia Loren. Famosos, pero no genios, celebridades. ¿Y qué es la Argentina sino una Italia sin Da Vinci, Marconi ó Michelangelo? Nosotros no pasamos de Tinelli. ¿Qué tiene Berlusconi que no lo confunda con un argentino? Nada. Por tanto vale la cita de ‘Il Duce’ para nosotros. Gobernar a la Argentina más que difícil es inútil. Entenderla, imposible.
Marcos René Maidana no perdió. En el peor de los casos empató. Lo robaron. Como podrán ver, lejos estoy de sufrir ‘argentinitis’. No quiero que ganen pasaportes, ni banderas, vecindades o colores. Ni siquiera me entusiasman las ‘manos de Dios’. El deporte merece la victoria de los mejores. Admiro a Maidana y el día que pierda legítimamente lo reconoceré. Pero en la arena del Grand Garden de Las Vegas, el ‘Chino’ de Margarita, Santa Fe, no perdió. Salió oficialmente derrotado pero no fue vencido. Alguna vez boxee; tengo idea de qué se trata. Arriba del ring y a su alrededor.
Las tarjetas de por lo menos dos jurados, una vez más, sirvieron al negocio de las apuestas. La victoria del invicto americano pagaba mucho menos aunque le pagase a más personas. 6 a 1. Sólo así se justifica que Dave Moretti le haya dado el triunfo al negro de Grand Rapids, Michigan, 116 a 112. No hubo cuatro puntos. Ni siquiera dos; lo máximo que podría aceptarse es uno de ventaja para el local. Ya la puntuación del juez Burt Clements, 117 a 111 fue vergonzosa. Sé que Clements no tiene vergüenza como buen nativo de Reno, Nevada, donde asesinaron a Ringo Bonavena, antigua y decadente capital del juego y la prostitución. El tercer juez, Michael Pernick los dejó al descubierto con su empate en 114, aunque mezquino, muy lógico. Para la estadística esta es la cuarta derrota del argentino (tiene 35 triunfos, 31 por nocaut), pero no para la verdad.
Al ‘Chino’ Maidana en ‘la ciudad del pecado’ lo hicieron entrar con música de mariachis (para los ‘yankees’ actuales, del rio Bravo hacia abajo es todo igual). No se desmoralizó. Ni se distrajo con el show circense, digno de la televisión argentina –por lo ridículo–, de la entrada de Floyd Mayweather. Cosa de gringos. Con más cámara para Justin Bieber que para el multicampeón. Luces, chicas Corona, el himno mexicano, sin sentido, abriendo la velada, apuestas, un ring más lleno que la popular de Boca y la voz de Jimmy Lennon Jr. Y allí, en el medio, Maidana con su gorrito azul, publicitando Rossini en el MGM Gran. Pero era box, en el fondo era eso que nos tuvo despiertos hasta la madrugada.
Primer round: Maidana 10×9. El oriundo de la ignota Margarita le hace sentir a Floyd que es un viejo a sus 37 años, aunque sea un monstruo. Lo puso contra las cuerdas y lo obligó al abrazo. Hubo 30 segundos de silencio. El americano podía caer… Segundo round: Maidana 10×9 (acumulado de 20×18). El sobrino de ‘Black Mamba’, por fin mostró sus guantes blancos. Salió a emparejar. Y lo hizo durante el primer minuto, hasta que volvieron los guantes negros del blanco argentino (¿morocho?). Tercer round: 10×10 (30×28). Los históricos alfajores Guaymallén del pantalón argentino fueron presentados al deportista mejor pago del mundo, mientras el mal técnico Robert García le decía a Maidana que no afloje. Pero el árbitro lo paraba con su ‘no hagas eso’.
Cuarto round: Maidana 10×9 (40×37). Siempre contra las cuerdas Mayweather. Su mejor asalto. Aparece la sangre, obviamente en la cara del local. Choque de cabezas. Igual Maidana lo ametralló como nunca lo ametrallaron al hombre que nunca perdió y ni siquiera empató: ahora suma 46 peleas y 46 victorias. Quinto round: 10×10 (50×47). Por primera vez Maidana se guarda un poco de aire. Las interrupciones del referee empezaron a hacerle entender que en Las Vegas solo ganará por nocaut aunque merezca mejor puntaje. Por tanto y para eso, no puede cansarse si quiere evitar el golpe fatal de Mayweather. Sexto round: Mayweather10x9 (57×59). Primer asalto perdido por Maidana. Floyd, con ganchos cortos, se recuperó en el final y lo ganó. Primera mitad concluida con clara ventaja del argentino; dos puntos arriba.
Séptimo round: Mayweather 10×9 (67×68). El triple campeón ‘guantes de oro’ de los Estados Unidos en los noventa, ve la primera muestra de cansancio del argentino y comienza a entrar en la guardia del ‘Chino’. Por primera vez el negro asume pose de campeón, baja los brazos mostrando que está más entero, fruto de su ímpetu menor. Octavo round: 10×10 (78×77). Maidana vuelve a la carga por medio minuto, hasta que el juez lo separa. Hay reacción de Mayweather. A esta altura ya es un peleón. El local es más técnico, elegante, estético. Pero Maidana es más arrebatador. Noveno round: 10×10 (88×87). Maidana, siempre en el centro del cuadrilátero, muestra que quiere el título. Pero su guardia se abre demasiado y nadie se lo marca. Son los mejores golpes del americano. Maidana aguanta. Ahora la pelea depende de la velocidad de Mayweather, para esquivar y atacar; y del físico de Maidana. El descomunal esfuerzo inicial del ‘Chino’ comienza a pasarle factura.
Décimo round: Mayweather 10×9 (97×97). Floyd es más preciso. Tira menos y acierta más. Pero en cada ataque Maidana le pone su cinturón del Banco de Santa Fe en la cara al invicto, genera una tormenta que, como no noquea, lo cansa. Floyd se exhibe vencedor. ¿Por qué? ¿Si no estaba ganando? Undécimo round: 10×10 (107×107). A Maidana le falta rincón. Le dan aliento pero no instrucciones. Lo mandan al ataque, a asumir riesgo, cuando debería cuidar la ventaja acumulada en el inicio. Su cabeza podría haberlo perjudicado: la mal usó, cometió faltas que nadie le hizo ver. Se empujan hasta casi caer del ring, pero no se agarran. Se respetan como grandes campeones. Marcos termina el asalto buscando el nocaut porque intuye que los jurados harán ‘la de siempre’. Duodécimo round: 10×10 (acumulado: 117×117). Se repite lo visto en la segunda mitad de la pelea. Que no haya caído ninguno de los dos ya fue mucho.
Mi tarjeta dio empate 117×117. Maidana ganó la primera mitad y Mayweather la segunda. Pero, más que eso, se compensaron muchas cosas. ‘El Chino’ siempre fue el dueño del ring. Floyd peleó casi toda la noche acorralado contra las cuerdas, lugar incómodo para él y, aunque poco, fue quien apeló al clinch. Esto en boxeo es muy importante. Siendo, ambos noqueadores, el que propuso pelea y tomó riesgo fue Maidana, lógico, era el chalenger. El argentino sacó el doble de manos, pero el americano fue más preciso. El ‘santafesino quiso la pelea corta y aun así no tuvo ninguna herida en el rostro.
Fue la pelea más compleja de Mayweather, no encontró al rival casi nunca, como le había pasado, en menor medida, con De la Hoya en su única pelea de fallo dividido: tuvo una tarjeta 115×113 en contra, la única de todas sus decisiones por puntos en toda su carrera. Sufrió más a Maidana que a Castillo, el mexicano que en dos peleas supo complicarlo (especialmente en la segunda), para muchos y hasta este sábado el rival más difícil que tuvo cara a cara.
Acepto un punto más para Money, como le dicen al americano, pero no cuatro y mucho menos seis. Ninguno de los dos mereció 8 en cualquier asalto. Ni siquiera hubo round de estudio. Todos fueron agresivos. Entonces, veo con desánimo, que la prensa nacional se incorpora cándida a la ‘patria burra y domesticada’ y acepta el fallo con complacencia de pueblo resignado. Porque ganó el que en los papeles tenía que ganar y no el desafiante. Porque los negros en el box pasan idea de territorio propio. Porque los campeones son más respetados de lo que merecen serlo y los invictos consiguen atraer condescendencias especiales. Porque la estética también suma, para algunos más de lo necesario. Entonces, para los argentinos Mayweather ganó bien, porque es negro, campeón, invicto y estéticamente perfecto, no se desarma nunca.
Maidana, en cambio, es lo opuesto; así sólo convence si noquea. Injusto. Porque el boxeo, que puede ser maravilloso sin agresividad, como lo era con Nicolino Locche, es sin embargo y en su esencia, ataque, agresión, búsqueda, propuesta, riesgo. Hay pocos casos que reúnan las dos cosas. Carlos Monzón fue el argentino que más conjugó ambas cualidades. Muy injusto. Maidana fue más hasta en la resistencia a los golpes, pese a ser el que más gastó energía. Mayweather no colocó ningún jub y sigue sin nocautear a los argentinos (ya venció a Baldomir, Cuello y Rios, pero siempre por puntos, aunque en estos casos en decisión unánime y merecidamente).
Una vez más Mayweather fue cuidado por un árbitro que advirtió más de una vez a Maidana, con razón, pero siempre le dejó al local hacer su juego sin interrumpirlo. La pelea que se calentó desde la crítica previa de los guantes, formulada por Mayweather no tuvo un resultado justo. Pero, veo, nadie dice nada. Sólo se exalta el coraje del oriundo de Margarita. Claro, Maidana no es de la ‘zona norte’, es del Norte. No tiene glamour, ni siquiera el glamour de lo opuesto, no estuvo en la cárcel por agresión familiar, como lo estuvo el negro. No aparece en autos de lujo. Su bolsa no es de 30 millones de dólares como la de ‘Money’ ¿Qué tiene que hacer Maidana para ser reconocido en su verdadera dimensión en su propio país? Vamos a ver si en el Mundial se consiente la derrota nacional del mismo modo… ¿O hay que darle la razón a Mussolini, que en su Opera Omnia también dijo que “la masa es descartable, hombres grises”? Sí, es inútil pedirle otro color al gris, tan inútil como intentar gobernar o entender a los argentinos…
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IN TEMPORE: Para el argentino que vive en Brasil pero no cruzó la frontera: le puse los datos primero en español, después en portugués, sin resultado, no hay caso, ‘Quod natura non dat, Salmantica non præstat’; traducción del latín: ‘lo que natura non da, Salamanca non presta’. Según la fuente citada en la columna ‘Un Mundial estilo K’ (que puede verse en esta misma web, está ahí, intocado) el costo medio de construcción de un hospital, en Brasil, es de R$ 1.647: surge de dividir 14 millones de Reales por 8.500 metros cuadrados. Fácil, se hace de cabeza.
El testarudo replicante asume que eso es incorrecto, fuera de la realidad, aunque (¡argento hasta la médula!) dice no saber cuál es el costo real… Pero cuestiona, tipo Bonafini, escuela Moyano; como ‘La Negra’ Vernaci que dice desconocer por qué la echaron de la Rock &Pop pero lo explica durante media hora en base a supuestos). Remuga el argentino –vuelvo a él, lo había olvidado–, insiste en que es mucho más dinero porque el precio medio de la construcción es superior a eso; ergo: el de un hospital debe ser mayor aún. Por tanto, en portugués, transcribí didácticamente, una semana después, en la columna ‘Las Invasiones Bárbaras’ que el precio medio, oficial y actual, es R$ 860,10. No es mío, es del IBGE y cualquiera puede consultarlo laptop mediante, con escaso esfuerzo.
Ahora, mal lector, refunfuña por oficio y dice que dije que el precio de construcción de hospitales es de R$ 860 ¿Puede ser tan duro alguien para algo tan simple? Sí, sino nadie repetiría de grado, cosa que ocurre con más frecuencia de la pensada; según el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) el 8% fue la tasa de repetición, en nuestra región, en 2010. Eso explica la existencia ‘para-argenta’ de una ‘patria burra’ instalada en el exterior. Punto, hasta aquí llegué con los hospitales y la construcción.
(*) Director Perfil Brasil y creador de SoloFútbol