Las estrellas de Argentina y Brasil potenciaron su vínculo en el barça. Sucesión en marcha: Leo cree que Ney será el mejor futbolista del mundo.
Es el 4 de julio de 2014. Pleno Mundial. Neymar se lesiona en el partido por los cuartos de final contra Colombia y se queda afuera de lo que viene. La reacción es inmediata. Leo Messi escribe en su cuenta de Facebook: “Neymar, ¡Espero que te recuperes pronto, amigo!”. Pasa una semana. Argentina se prepara para jugar la final con Alemania. Y el ídolo brasileño devuelve la gentileza: “Por la historia que tiene, por haber conquistado muchas cosas, Messi merece ser campeón”. ¿Cómo es posible que las dos estrellas del mayor clásico del fútbol mundial crucen elogios amistosos? ¿No deberían odiarse, intercambiar insultos y bastardearse en público? No hay caso, eso no ocurrirá. Neymar no dirá que Messi es un drogadicto. Messi no dirá que Neymar debutó con un pibe. Son amigos, compañeros en el Barcelona, se llevan bárbaro. Y si hoy se enfrentan en Beijing con camisetas diferentes, es porque los enfrenta el fútbol. Como rivales, no como enemigos.
El último gesto de amistad y buena voluntad lo aportó ayer el brasileño. En la conferencia de prensa sorprendió con una confesión de la previa: “Le dije a Messi que puede hacer dos o tres goles, pero que Brasil gana”. Y agregó, sonriente: “Espero que no esté en un buen día y no toque el balón. Creo que ésa es la única manera de marcar a Messi. Es un gran jugador, y tenemos que estar siempre en guardia para no dejar que piense mucho”. Hacía tres días que Neymar había llegado a China para jugar este amistoso. El vuelo desde España lo compartió con Messi, claro. Juntos, como buenos vecinos. El 10 y el 11 del Barça, uno al lado del otro.
Conflicto cero. Cuando el Barcelona decidió pagar 57 millones de euros para incorporar a Neymar en mayo de 2013, en el club sobrevoló un fantasma. Messi ya había tenido un vínculo tirante con otros delanteros de perfil alto. El camerunés Samuel Eto’o y el sueco Zlatan Ibrahimovic tuvieron que dejar el Barça. El español David Villa también. Y Carlos Tevez fue relegado de la Selección argentina. Está claro que a Messi hay que caerle en gracia. Por eso, las dudas. Hasta el propio Johan Cruyff tuvo reparos. “Con Neymar fichado, yo me habría planteado la posibilidad de vender a Messi, para evitar las situaciones que pueden derivar en conflicto. Aunque eso es algo que algunos estarán de acuerdo y otros no”, dijo el ex entrenador de los azulgranas.
Ocurre en las bandas de rock: la mayoría de los problemas surge de la letal combinación de protagonismo, celos y egos. Un cantante, líder y compositor de un grupo no suele tolerar competencia sobre el escenario. Con las estrellas futbolísticas sucede algo parecido. Y si hablamos del mejor del mundo, bueno, ahí las hipótesis de conflicto son mayores. Sin embargo, la llegada de Neymar al Barcelona rompió ese paradigma. La primera vez que Messi habló del brasileño, dijo: “Fuera de la cancha nos llevamos estupendamente y dentro del campo nos estamos empezando a conocer. Es un gran jugador y nos va a dar muchas alegrías. Estamos encantados de que esté aquí”. Antes, el propio Neymar había dicho algo parecido: “Mi relación con Messi es maravillosa. Hablo con él todos los días y les puedo asegurar que no habrá ningún problema. Messi es el mejor jugador del mundo y yo estoy aquí para ayudarlo”.
Es más: el vínculo entre las estrellas es tan bueno que algunos se atreven a especular con una sucesión del trono. Cuando Messi arrancó allá por 2004, el Camp Nou se rendía ante Ronaldinho. Pero el brasileño, siete años mayor que Leo, le dio la bienvenida, lo buscó en cada jugada y hasta se animó a arriesgar: “Va a ser mejor que yo”. Fue como un padrino para ese adolescente con proyección. Ahora, el que tiene la pelota es Messi. El rol de anfitrión es suyo. Por algo la semana pasada dijo: “Por la calidad que tiene, Neymar va a lograr ser el mejor del mundo, seguro. Es un grandísimo jugador y es un placer compartir la cancha con él. Tiene la capacidad para llegar donde él quiera”. Palabra de compañero. Palabra de amigo.