En la primera audiencia del juicio por el crimen de Estela Alberto, Leandro Martínez negó ser el autor del homicidio, pero confesó haber mantenido relaciones con la víctima a cambio de dinero antes de su muerte.
El joven de 25 años que permaneció prófugo de la Justicia por nueve meses y esperó por dos años el juicio de extradición alojado en cárceles de Curitiba y San Pablo, en Brasil, finalmente enfrentó al Tribunal de Gualeguaychú por el crimen de la mujer de 73 años que murió un día después de la agresión física y sexual que sufrió la noche de Navidad del 2014 en su casa del barrio Eva Perón (348 viviendas).
Martínez fue muy preparado por sus abogados defensores. Se mostró extrovertido y respetuoso de toda la burocracia judicial, de cada uno de los abogados en la audiencia, y convencido de su inocencia. Reconoció que visitó a la víctima en su casa durante las primeras horas del 25 de diciembre de 2014 a cambio de un favor sexual para comprar droga, pero aseguró que logró alejarse de la cocaína y que desde hace un largo tiempo no consume.
Después de escuchar los alegatos de apertura, la presidenta del Tribunal, Alicia Vivian, acompañada de Arturo Dumón y Mariano Martínez (Juez de Concepción del Uruguay que reemplaza a Mauricio Derudi, ya que éste no puede actuar en el juicio por su intervención como miembro de la Fiscalía en 2014), le preguntó si iba a declarar y Martínez no lo dudó. «Yo no la maté, no la abusé y no le robé nada a Estelita. Cómo voy a hacer semejante cosa», se preguntó y se distanció del crimen.
El joven enfrenta una imputación por «homicidio en ocasión de robo y abuso sexual con acceso carnal calificado por haber resultado la muerte de la ofendida», que le puede generar una condena de prisión perpetua. Martínez conoce la gravedad de la acusación y junto a sus abogados, Pablo Ronconi y Martín Clapier, trazó una historia que no lo aleja de la escena del crimen, pero aseguró su inocencia.
Martínez comentó que comúnmente iba a la casa de «Estelita» y que mantenía relaciones sexuales con la mujer de 73 años a cambio de dinero, «como lo hacían varios en el barrio»; que en la madrugada del 25 de diciembre estuvieron juntos por última vez y con los 100 pesos que la víctima le habría dado compró cocaína.
Luego dedicó su declaración a todo lo que vino después: dijo que la Policía lo persiguió para se hiciera responsable del crimen y que esto originó su decisión de escapar del país y refugiarse en el sur de Brasil, donde conoció a una chica con la que tuvo un hijo.