Lautaro Fritzler tiene 24 años y es oriundo de Hernandarias. Se desempeñaba como camionero para una empresa, pero en las últimas semanas debió dejar de trabajar porque un trágico hecho marcó su vida.
Su pareja contrajo covid-19 estando embarazada. Estuvo en terapia intensiva, logró superarlo, pero se le metió una bacteria intrahospitalaria y la situación se complicó. Decidieron hacerle cesárea y nació Ainhoa, de 32 semanas, que pesó 1.640 kg.
Casi un mes después, el 24 de junio, su mujer falleció. Su pequeña hija requiere de exhaustivos controles y cuidados, por lo que Lautaro debió dejar de trabajar para darle la atención que necesita. Por tal motivo, el joven no cuenta con recursos y solicita ayuda para poder abrir un kiosco, trabajar, juntar dinero y poder también estar junto a su niña.
Su dura y trágica historia de vida, en primera persona
“Mi papá tuvo accidente de camiones con 27 años, estuvo un año en estado vegetativo en la localidad de Paraná, somos 5 hermanos, ese año fue muy difícil, ya que mi madre tuvo que pasar mucho tiempo cuidando de mi papá. Nosotros quedamos a cuidado de mi abuela, uno de mis hermanos el más chico que tenía meses de vida a cuidado de unos tíos del corazón, yo con dos años y medio también quede a cuidados de unos tíos del corazón que se convirtieron en mi segunda familia. Realmente no me acuerdo mucho de esa parte de mi vida ya que era muy chico. Mi papá falleció el 23 de enero del 2000”, contó Lautaro.
En ese sentido, narró que “mi mamá con 28 años quedó viuda y con 5 hijos, nosotros no teníamos casa vivamos en una casa que nos habían prestado, casa que no estaba en muy buenas condiciones ya que era vieja. Mi mamá nuestra heroína nunca bajo los brazos y desde el primer momento puso en pausa su vida para sacarnos adelante ya que habíamos quedado solos y no tenemos una familia muy unida que digamos, siempre fuimos nosotros 6. Ella ha trabajado toda su vida para nosotros, y lo sigue haciendo hasta el día de hoy porque como ella dice es lo único que sabe hacer, ella vive por nosotros y nos tocó la mejor mamá del mundo, siento orgullo de la persona que es”.
“Yo adopté de padre a mi tío político que me cuido mientras mi papá estuvo internado, tengo muchos recuerdos de él, todas las noches me sacaba a ver las estrellas, me compró mi primera bicicleta y me enseñó a usarla, no salían a ningún lado sin mí ya que ellos no tenían hijos. Realmente eran mi segunda familia. Cuando tenía 5 años el falleció de cáncer, y otra vez me quedé con las ganas de tener un papá, con la diferencia que yo era más grande y sí me quedaron muchos recuerdos hermosos con él. Tengo muchos recuerdos a esa edad de esconderme y estar solo porque tenía miedo de que alguien más que yo apreciaba se vaya de mi vida”, dijo.
“Con el paso del tiempo fui creciendo con ese miedo de que las personas que yo quería se iban, mi mamá y mi tía estaban solas y yo no podía hacer otra cosa que acompañarlas, siempre miré los ojos de mi mamá y aunque ella sonreía yo en sus ojos veía mucha tristeza y lo más triste es que yo no podía hacer nada para cambiar eso, siempre sentí que mi mamá se merecía lo mejor de este mundo, es la persona más hermosa sobre este mundo y la admiro mucho”, comentó.
Sobre su historia de amor con su esposa, indicó que “hace muchos años atrás, aproximadamente 2012 estaba en un parque en la salida de nuestro pueblo con una de mis primas, en un momento frena un vehículo y se baja una chica hermosa, con una sonrisa, unos ojos hermosos. Recuerdo bien que le dije a mi prima me enamoré. Pasaron los años y nunca más la volví a ver. En el 2014 en una recepción de una de las escuelas del pueblo la vida me la puso en mi camino una vez más, y una vez más mi corazón parecía que se iba a salir. Recuerdo tanto ese día también. Comencé a averiguar por ella y me enteré que hacía poco se había mudado al pueblo, averigüé su nombre y gracias a las redes sociales la pude encontrar, Josefina Rodríguez. Le empecé a escribir por Facebook, ella no estaba muy interesada en mí, después de mucho tiempo y de insistir logré que me acepte unos matecitos en uno de los parques del pueblo».
«Recuerdo bien que me cebó los mates más feos que había tomado hasta el momento, fríos y muy dulces. Ahí comenzó nuestra historia, ella con 16 años recién cumplidos y yo con 18. Nos empezamos a encontrar más seguido, empecé a conocer su familia y ella la mía, éramos solo amigos, recuerdo la felicidad que tenia de poder estar cerca de ella de poder mirar esos ojos tan preciosos. Dimos el primer paso, nuestro primer beso, recuerdo que la miré y le dije te amo y ella sonrío. El 07 de abril de 2015 a las 20:48 le pedí que sea mi novia. Con Jose siempre tuvimos una relación donde siempre hubo mucho amor, y respeto desde el primer momento”, recordó.
“El 23 de Julio del 2015 falleció de cáncer mi tía del corazón y mi segunda mamá. Otra vez apareció ese miedo de que las personas que yo quería la vida me las quitaba. Sentí mucho miedo nuevamente, me costó mucho esa perdida, tenía miedo otra vez de querer a las personas. Muchas veces me quedé con ganas de abrazar más a mi mamá y decirle que la amaba, me costó mucho abrazar a mi novia y decirle lo mucho que la amaba fueron unos años difíciles hasta que volví a abrazar más y a demostrar más mis sentimientos”, sentenció.
“Con Josefina nos juntamos de muy chicos, recuerdo llevarla a la escuela que estaba cursando su último año y yo me iba a trabajar. Con Jose pasamos millones de cosas, tiempos buenos y otros no tantos. Su sueño era ir a conocer Bariloche, debido a que no había podido ir en el viaje de egresados, en el año 2017 le regalé el viaje a Bariloche, trabajé mucho y no me tomaba los francos que tenía en mi trabajo porque yo quería que ella conozca ese lugar, y así fue, en octubre de 2017 solos y llenos de miedo nos fuimos, el viaje más lindo de nuestras vidas con millones de anécdotas, fueron unos días soñados”, recordó.
Después de esos días, la situación cambió. Según contó, “yo quería ir detrás se un sueño mío que era ser chofer de camiones. En el año 2019 empecé en un camión de reparto en el pueblo, donde no ganaba ni la mitad de lo que ganaba en mi otro laburo, con Josefina nos fuimos a vivir junto con su primo que trabajaba conmigo y su novia, fueron tiempos muy difíciles ya que no contábamos con mucho dinero, llegamos a calentar agua a fuego para hervir unos fideos. A pesar de todo eso siempre fuimos felices, en los tiempos buenos y en los tiempos malos, nuestras familias siempre nos dieron una mano también. Pasado el tiempo pude juntar la plata para realizar el carnet profesional, el Psicofísico. Al tiempo pude conseguir trabajo en un transporte de una localidad que estaba a más de 100 km de donde vivía, ella siempre apoyando mis sueños y yo los de ella, solía pasar meses afuera de mi casa trabajando, ya que se viajaba mucho. Alquilamos una casita para nosotros dos, con la platita que hacíamos empezamos a comprar nuestros muebles, era muy difícil porque yo pasaba mucho tiempo afuera, y nos extrañábamos mucho así que en el 2020 decidimos que o ella se iba a vivir más cerca de donde yo trabajaba o yo conseguía un trabajo más cerca».
«Tuvimos la suerte de que yo entre a trabajar en una empresa del pueblo nuestro, pudimos acomodarnos mejor económicamente y era tiempo de cumplir unos de nuestros sueños, tener nuestro primer bebé. Estuvimos buscando nuestro bebé durante 9 meses, hasta que por fin en noviembre del 2020 llego la notica tan esperada, estaba embarazada. Nuestra felicidad era inmensa, la felicidad de Josefina era contagiable para con todos. Paso el tiempo, nos enteramos que estábamos esperando una niña, mi señora desde que se enteró que estaba embarazada dedico su vida a eso, no hacia otra cosa que hablar de su bebé y hacer cosas para su llegada”, dijo.
La tragedia y el covid-19
“En mayo de 2021 mi señora se contagió de covid, por lo que yo me aislé con ella y lo contraje también. Nos pusimos en contacto con el ginecólogo de ella que quería que Josefina se interne en un lugar donde esté controlada por médicos. Llamamos a muchos lugares y las palabras eran que estaba todo colapsado y que solo atendían problemas respiratorios y mi mujer hasta el momento no tenía ese problema. El ginecólogo nos recetó unas inyecciones anticoagulantes que yo le ponía en la panza todos los días. Parecía que todo marchaba bien, habíamos pasado ya 8 días de estar aislados, y el sábado 15 de mayo en la tarde mi señora se entró a bañar y le dio un ataque de tos grande del que no se podía componer y a su vez tuvo una pérdida de líquido. La retiré del baño, la sequé, la cambié y llamé al sanatorio del Villa Libertador San Martin, les conté la situación y me dijeron que nos esperaban. Llegamos al sanatorio sábado a la noche, cuando llegamos me dicen que al final no podían atender a Josefina porque no contaban con la aparatología para recibir un bebe de 31 semanas. Me vuelvo a comunicar con el ginecólogo le comento la situación y nos manda al hospital San Roque de Paraná. Llegamos al hospital, donde nos trataron muy mal, a mí me sacaron tres veces afuera, controlaron a mi mujer y le dijeron que ella estaba perfecta, que se quede en su casa y que no salga».
«A todo esto ya era domingo de madrugada, llegamos a nuestro pueblo, Josefina había quedado muy triste por el mal trato que sufrió. El domingo durante el día Josefina estuvo triste por toda la situación. Se le notaba la respiración rara y cuando se entró a bañar nuevamente el ataque de tos. Llamamos al hospital del pueblo y nos dieron turno para el Lunes a las 18 ya que estaba todo colapsado, a las 20 nos atienden en el hospital, se dan cuenta que mi mujer ya no estaba saturando, le pusieron oxígeno y empezaron a llamar a todos los sanatorios para conseguir cama, después de más de 3 horas consiguen en el Sanatorio la Entrerriana», indicó.
Lo que vino después fue una desmejoría de la que se acuerda con detalles. «Lunes 17 de mayo a las 03:44 am mi señora se encuentra en terapia intensiva, a los 3 días de esto mi señora se encontraba mucho mejor, nos iban a pasar a una habitación común, pero se le metió otra bacteria al pulmón que le hizo otro cuadro de neumonía, el 26 de mayo a las 13:27 hs le hacen la cesárea donde nació Ainhoa, de 32 semanas con 1.640 kg. Lo siguiente fue un calvario porque me encontraba frente a mi hija recién nacida, en el Instituto Privado de Pediatría. Un hijo es motivo de celebración, nuestra beba tan deseada había llegado, pero por otro lado mi mujer luchando por su vida, intubada, en un coma inducido. Al tiempo mi mujer seguía desmejorando, le realizaron la traqueotomía. Fue casi un mes de ir y venir del IPP a la Entrerriana. El jueves 24 de junio mi mujer fallece después de 3 paros respiratorios”, manifestó.
En ese sentido, señaló que “podría hablarles toda la vida de mi mujer, un ser lleno de luz, llena de vida. Hoy me encuentro en la localidad de Paraná con mi bebé prematura que requiere de muchos cuidados. Mi propósito de acá en adelante es cuidar de nuestra beba, poder acompañarla en cada paso, contarle la extraordinaria mamá que le toco, lo mucho que la amaba. A raíz de todo esto estoy viendo la posibilidad de emprender un negocio para poder estar todo el tiempo para mi hija, que es mi motivo de ser”.
Cómo colaborar
Quién desee donarle dinero puede hacerlo a su cuenta bancaria:
Fritzler Lautaro Natanael
Caja de ahorro banco Patagonia 207026256
CBU 0340207008207026256000
CUIT 20-39579384-6
(ElOnce)