Un golazo de Pisano pareció abrirle el camino ante Crucero del Norte, que después empató. Menéndez marcó el tanto del triunfo.
Fue un viaje tormentoso, con momentos de buen clima y otros con turbulencias; pero se puede decir que Independiente empezó a levantar vuelo. Ante Crucero del Norte los de Avellaneda mostraron una de sus mejores versiones en lo que va del torneo y se impusieron por 2-1 con justicia. Es la primera escala rumbo a los puestos de ascenso.
Despegue. Desde que le dieron la orden desde la torre de control el local demostró tener bien claro el plan de vuelo para enfrentar a un equipo que sufrió en la previa el tener que viajar 15 horas en micro por el paro de aviones y al que le terminó pesando el trámite. Con el Rolfi Montenegro como piloto de cada ataque, el local se llevó por delante a un visitante que salió a ver qué pasaba y lo terminó pagando claro.
La primera maniobra clave. Independiente ya había avisado con un par de aproximaciones que los costados serían el lugar preferido para llegar a destino. Presionando en campo rival, recuperando rápido, y con mayoría de hombres en el campo contrario, los dirigidos por Omar De Felippe lastimaban un planteo timorato de los misioneros. Primero Martín Zapata, al minuto, y luego Juan Manuel Trejo pudieron haber marcado el camino del gol. Sin embargo, fue una genialidad del mejor jugador de la cancha el encargado de hacer festejar al estadio. Corría el minuto 13 y Matías Pisano recibió como puntero derecho, enganchó para adentro y con un zurdazo clavó la pelota en el ángulo más lejano del arco de Germán Caffa.
Un nubarrón que derivó en la turbulencia. Ningún pasaje del primer tiempo hacía indicar que el visitante podía inquietar el arco de Diego Rodríguez. Sólo Independiente podía complicar a Independiente. Y así fue. Pelotazo central, sin complicaciones aparentes para una defensa que esperaba de frente y bien plantada. Pero el doble error de Cristian Tula le posibilitó a Ariel Cólzera manejar el ataque y a Enzo Bruno cumplir con la inexorable ley del ex.
El volantazo que enderezó el rumbo. El comienzo del complemento sería clave para un Rojo que había terminado el primer tramo del vuelo con más dudas que certezas. Por eso necesitó que se juntaran los tres mejores (Pisano, Zapata y Montenegro) para que uno de los más resistidos por la hinchada, Cristian Menéndez, terminara con la mufa y sellara el destino del partido.
Cielo despejado y final feliz. Las expulsiones de Bruno y Rosso no sólo dejaron con nueve a Crucero del Norte, sino que también marcaron el final de la lucha. Independiente ganó porque fue mejor y supo reponerse del mal tramo. De Felippe y todo el pueblo Rojo esperan recordar este 2-1 como el partido que los hizo levantar vuelo.