Independiente y Newell’s se vieron las caras en un entretenido duelo disputado en el Libertadores de América, que cerró la fecha 24 de la Liga Profesional.
La lluvia torrencial que azotó al estadio bonaerense impuso una cuota de dramatismo al choque que comenzó con un leve dominio de la Lepra y continuó con ataques frontales del Rojo.
La sociedad compuesta por Braian Martínez, Matías Giménez y Martín Cauteruccio generaba una enorme preocupación en Lucas Hoyos, quien antes de los 15 minutos se paralizó con el sonido metálico que arrojó el palo, luego de un avance peligroso del dueño de casa. El equipo de Ricardo Zielinski se mostraba mejor, pero un contragolpe furioso le permitió al combinado de Gabriel Heinze abrir el marcador.
Una salida de Brian Aguirre encontró a Jorge Recalde, quien con un taco precioso desacomodó a la última línea local. Y la descarga del paraguayo cayó en los pies de Cristian Ferreira para que el volante defina con un remate rasante que dejó fuera de escena a Rodrigo Rey. Golazo.
La diferencia pudo ampliarse de inmediato con la conquista del atacante guaraní. Un cabezazo que fue celebrado como el 2 a 0, pero la intervención del VAR persuadió al árbitro Ariel Penel por una presunta infracción en ofensiva en el inicio de la jugada y el tanto fue anulado por las autoridades. Un escándalo que sacó de eje al Gringo con los constantes reclamos que provocaron su expulsión.
Además de tener que tragar el veneno por el fallo del juez, el estratega se vio obligado a abandonar el banco de suplentes. En ese instante, en las tribunas dejaron de entonar las canciones con las que insultaban a sus propios jugadores para exigir más actitud y garra. La esperanza de evitar la derrota revivía en la Garganta del Diablo.
Si bien el Ruso buscó mayor peso ofensivo con los ingresos de Nicolás Vallejo y Santiago Hidalgo, Newell’s logró celebrar el 2 a 0 en el inicio del complemento. Fue a través de una pelota parada en la que Gustavo Velázquez ganó en el área adversa y la desinteligencia compartida entre Edgar Elizalde y Rodrigo Rey completó la conquista rosarina.
A pesar de las bajas temperaturas, en Avellaneda el clima estaba caldeado. Y el público volvió a descargar su furia contra sus propios protagonistas.