Perdió 1-0 contra Huracán, sumó su tercera derrota consecutiva y Atlético Tucumán se le puso a un punto. A Montenegro le atajaron un penal cuando estaban empatados. Hubo nervios y la gente insultó al equipo.
Hace exactamente una rueda, Independiente conseguía la primera victoria del ciclo de de Felippe como entrenador ante Huracán, en el Ducó. Esa fue la piedra fundacional de un equipo que con el cambio de mando transformó dudas en certezas para convertirse en el candidato al ascenso que todos imaginaban desde el comienzo. Anoche el escenario fue el Libertadores de América pero el escenario era el mismo, con una necesidad imperiosa por aclarar un horizonte oscuro pero el mazazo que recibió fue durísimo. Derrota 1-0 y encima se viene la visita al líder Banfield. Todo mal.
Lo peor de la derrota ante Independiente Rivadavia, en la que jugó con un hombre más por 85 minutos, fue la imagen de equipo entregado que dejó por Mendoza. Para cambiar la cara anoche salió desde el arranque a llevarse por delante a su rival. Con las mismas falencias de funcionamiento que viene teniendo en este 2014 privilegió el todo por sobre cómo. Y en ese ir sin saber pero ir al fin el Rojo encontró varias oportunidades, sobre todo a espaldas de los centrales, para abrir el marcador y de una vez por todas manejar un partido con la tranquilidad del resultado.
Y el destino parecía guiñarle el ojo, cuando a los 25 un agarrón sobre Penco terminaba en penal. Un penal que Montenegro pateó y que atajó Marcos Díaz arrojándose a la derecha. Lo que era aliento, se transformó en murmullo y el trámite del partido dio un vuelco de 180 grados. Y no porque los visitantes se agrandaran luego del penal, sino porque el clima del estadio se devoró a Independiente.
El complemento fue todo al revés. Los de Frank Kudelka tomaron las riendas y por izquierda, con De Federico y Toranzo se hizo un festín gracias a las deficiencias defensivas. Y a los 12 minutos llegó el mazazo. Leandro Caruso juntó a los centrales de Independiente y, con un soberbio pase, lo dejó mano a mano a un Toranzo que venció a Diego Rodríguez para convertir lo que era una chispa en un incendio infernal. El “movete Rojo movete, movete dejá de joder” fue el prólogo de una hinchada que se cansó de entender el momento.
Y los jugadores volvieron a mostrar ese temor que los invadió en las primeras incursiones en la B Nacional y no le encontraron la salida a un laberinto que cada vez tiene más puertas cerradas. Porque Independiente tiene plantel y jerarquía para revertir este momento. Pero si los centrales pierden cada vez que salen a buscar a los delanteros, si Vidal no puede ser el pulpo que fue un puntal, si Pisano no es la chispa, si Montenegro no es el líder que necesite el equipo y si Parra no tiene reemplazante De Felippe deberá armar un nuevo Independiente para estas 15 fechas. ¿Tendrá tiempo?