La familia vive un calvario desde hace 16 años, cuando su hijo comenzó en el mundo de las drogas. “Si yo pudiera, le quiebro las piernas y le quiebro los brazos, porque no quiero que haga daño”, afirmó la mujer.
En un desgarrador testimonio, la madre del joven admitió el momento difícil por el que están viviendo ella y su familia desde hace 16 años, cuando su hijo comenzó en el mundo de las drogas.
“Quiero ver si lo pueden internar para que me den una solución porque ya lo dije antes, esto es una enfermedad, quiero que lo internen a puertas cerradas”, aseveró la mujer.
«La Ley de Salud Mental tiene que cambiar”, afirmó. «Yo voy a luchar por él porque yo quiero a mi hijo vivo, no lo quiero a mi hijo muerto ni tampoco que sufra un inocente», expresó la mujer.
«Nadie en la Justicia me escucha. Me dan la espalda. Ellos cuidan su quintita. Tuve millones de audiencias durante 16 años, pero siempre me dicen lo mismo”, dijo con indignación.
«En la Justicia no se la quieren jugar y cuidan su quintita»
«La última vez que mi hijo robó, él fue preso y yo fui a rogar por favor que lo mantuvieran ahí, aunque sea 30 días, pero en plena audiencia me apagaron la cámara en la Sala y me dijeron que ellos, por un simple robo, no lo van a meter preso», relató.
«Yo pasé por todo tipo de fiscales, desde grandes fiscales hasta jovencitos, pero nunca me escucharon. Incluso al último fiscal, que era muy jovencito, yo le dije ‘vos no me podés decir nada ni ponerte en mi lugar porque no te da la edad para entenderme. Te respeto por el puesto que te dieron. No se la quieren jugar y cuidan su quintita, es así'», admitió Marcela con voz quebrada.
«Si yo pudiera, le quiebro las dos piernas y los dos brazos para que no haga daño a nadie»
Posteriormente, la desesperada madre reclamó: «Yo voy a conseguir dinero y que me ayuden para ir a Buenos Aires a pedirle a la Cámara de Diputados para que revoquen esa ley de Salud Mental porque mi caso está fuera de la ley».
«Me gasté fortuna en tratamientos que no sirven para nada. Cuando mi hijo tenía 14 años tuve el apoyo del Consejo del Menor, pero después no conseguí apoyo de nadie, estuve por encadenarme en la plaza», reconoció a El Sol.
«Ya no doy más. Ya no sé a dónde ir a golpear una puerta, ya no sé con quién hablar. Con la mando en mi corazón digo que, si yo pudiera, le quiebro las piernas y le quiebro los brazos porque no quiero que haga daño. Nadie se puede imaginar el nivel de desesperación que yo tengo», admitió Marcela Dominicci.