El periodista Lucas Carrasco, de 41 años fue hallado sin vida este domingo en horas del mediodía en la puerta de su departamento.
Vivo en Paraná. Bebo mucho. Fumo mucho. Leo mucho. Me gano la
vida como periodista. Tengo pocos amigos y muchos enemigos», se lee
todavía en la descripción que Lucas Carrasco hizo de sí mismo en su cuenta
personal de Twitter, la misma en la que hasta ayer sábado al mediodía escribió.
Varias de esas cosas a partir de las que él mismo se definía fueron comprobadas
de un golpe de vista por los efectivos de la Policía de Entre Ríos cuando, tras la llegada del
hermano menor de Carrasco, pudieron entrar al departamento del periodista de 41
años, que fue hallado sin vida este domingo.
Una fuente presente en el lugar describió que el
cuerpo yacía boca arriba, a 10
metros del portón de entrada al edificio de calle Colón
al 400, en la ciudad entrerriana de Paraná. Había atravesado un pasillo
estrecho y estaba frente a la puerta del departamento con las llaves en la
mano. Iba vestido de jean, camisa y campera.
Al abrirse la puerta del monoambiente en el que
vivía el ex panelista del programa televisivo 678, lo primero que saltó a la
vista de quienes presenciaron la escena fueron las montañas de ropa sucia
esparcidas por todo el lugar, supo Infobae. Al mirar en detalle advirtieron
capas de polvo en los pocos muebles que había, como si nadie limpiara desde
hacía varias semanas, colillas de cigarrillos tiradas en el suelo y una botella
de una bebida alcohólica.
Allegados a Carrasco precisaron que el
periodista se encontraba realizando un tratamiento ambulatorio en una clínica
de la zona y que el año pasado había ingresado en al menos una oportunidad al
Hospital Ramos Mejía, en un estado «desorientado y obnubilado».
Elonce supo que horas antes
de ser hallado sin vida «fue visto comiendo panchos». Luego fue hacia
su casa, iba a entrar pero se descompensó, cayó al piso, vomitó y se
broncoaspiró. En los últimos días, aseguran sus amigos, lo notaban
«triste».
Lucas Carrasco había sido denunciado por
distintos hechos de abuso sexual. Este año, fue juzgado y condenado en primera
instancia por uno de esos delitos (una violación en el marco de una relación
consentida) que había tenido lugar en el 2013.
A ese hecho se sumaron otras denuncias por abuso
y acoso que fueron acompañadas por distintas representantes del movimiento de
mujeres desde el año 2015. Una de las denunciantes fue la joven estudiante de
derecho, Sofía Otero, que en septiembre de este año relató cómo fue el episodio
por el que Carrasco fue luego condenado a nueve años de prisión.
La sentencia de Carrasco aún no estaba firme,
razón por la que se encontraba en libertad. Sobre él recaía una restricción
perimetral, que incluía la prohibición de contacto en redes sociales con su
víctima.