Una pareja se hizo presente en la Comisaría Segunda de Gualeguay manifestando haber sido víctima de un ilícito al momento de transitar en forma peatonal por calle Urquiza, frente al edificio del CIC, y ser abordados por un sujeto que, de manera violenta, se apodera de los efectos personales. Con las actuaciones judiciales en trámite, se comienza con las
tareas investigativas, teniendo en cuenta que había fundadas sospechas del posible autor, de por sí muy conocido en el ámbito policial. El paso de las horas permitió que se acumularan los indicios necesarios para conseguir la habilitación judicial necesaria que permitiera allanar la vivienda del sospechoso. Así que con orden de allanamiento en mano, proveniente del Juzgado de Transición y Garantías Nº 2, personal de la Comisaría Segunda, llega hasta una precaria vivienda ubicada en el Barrio San Roque, emplazada sobre las Vías del Ex Ferrocarril.
En el lugar de la entrada, los funcionarios no fueron recibidos muy amablemente por una pareja que se encontraba junto sus hijos menores de edad, entre ellos el supuesto indicado como autor del ilícito, a quienes de manera correcta les informan el porqué de su presencia en el lugar y exhibiendo la requisa domiciliaria judicial. Pero antes de poder explicarles de que se trataba, comenzaron a increpar al personal policial, en un principio con agravios verbales para pasar a ser fuertes empujones, negándose en todo momento a permitir el ingreso a la vivienda y realizar el mandamiento judicial, aduciendo que el sospechoso no vivía ahí a pesar de estar presente. Con el correr de los minutos, la situación se iba tornando más violenta ya que en un determinado momento intentaron extralimitarse físicamente con la funcionaria policial presente, llegando a amedrentarla mediante el contacto físico -la agarraron de los cabellos- hasta golpearla en su rostro entre la madre del menor y una de sus hijas.
No conforme con esto, se sumaron el padre y el propio menor, los cuales arremetieron violentamente contra el resto de los policías, armándose de repente un forcejeo entre todos. En el intento de rescatar a compañera, uno de los policías fue golpeado en el rostro con un hierro de aproximadamente 1,50 metros de largo, provocándole una gran herida sangrante en la boca, incluso la perdida de piezas dentarias. El oficial quedó tendido en el suelo y el agresor intentó atacarlo nuevamente, pero otro agente efectuó un disparo con munición anti tumulto, a los fines de evitar una lesión en su superior mucho más grave de la ya provocada.