Ricardo III fue escrita entre 1592 y 1593, y estrenada ese último año en una zona alejada del centro de Londres (Shoreditch), dominada por dos teatros. Allí se encontraba The Theatre, el primer teatro comercial que se construía en la ciudad y estaba dirigido por James Burbage, un hábil empresario teatral que rentaba la tierra y había apostado todo su capital a este nuevo emprendimiento. Más tarde, y a sólo 200 metros del teatro de Burbage, se construyó el teatro The Curtain, dirigido por Henry Laneham. Estaban edificados con madera y ladrillos y podían albergar alrededor de 1.500 personas en cada función. La rivalidad era directa, y ambos teatros competían por capturar la mayor cantidad de público.
Ricardo III fue uno de los primeros grandes éxitos que tuvo William Shakespeare en su carrera y ayudó mucho a la economía de The Theatre, el teatro que la presentó. La obra fue protagonizada por el hijo de James Burbage, Richard. Este joven y talentoso actor, amigo de Shakespeare, sin saberlo se convertiría en el poseedor de un récord tan envidiado como imbatible: ser quien interpretara por primera vez en la historia a personajes como Hamlet, Otelo y Rey Lear, entre otros.
El temprano suceso de Ricardo III, una de las obras centrales del canon shakespeareano, está indicado por el registro de sus primeras publicaciones.
Antes de que se la incluyera en la primera edición de las obras completas de Shakespeare (First Folio) en 1623, la obra tuvo siete ediciones en formato Quarto.
Estas publicaciones en formato Quarto sólo incluían la obra, y en cada nueva edición contenían las modificaciones que el autor iba haciendo al texto. La preservación de estas primerísimas ediciones nos ha permitido conocer aspectos relacionados con su dramaturgia que son por demás interesantes. Es así como sabemos que Hamlet, la obra más larga escrita por Shakespeare, cuenta con dos versiones oficiales, una más compacta publicada en un Quarto (dura sólo dos horas y probablemente fuera la que se utilizaba en las giras) y la versión completa que todos conocemos publicada en el First Folio.
El texto de Ricardo III también sufrió modificaciones; hay 32 líneas en la primera versión Quarto que no se publicaron en el First Folio, y la versión de esta última compilación cuenta con más de 200 líneas nunca antes publicadas.
De todas maneras, más allá de la edición que una persona pudiera adquirir en aquel entonces, la historia de este rey monstruoso era bien conocida por el público, sobre todo por el antecedente que marcaron dos libros, el de Tomás Moro, La Historia de Ricardo III, publicado en 1543, y Crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda, de Holinshead, publicado en 1577.
Shakespeare escribió una versión teatral que capturaba al público desde la primera línea. Para lograr esto presentó a un Ricardo III magnético, seductor y confidente con el público, y no dudó en alterar, agregar y quitar, eventos históricos para lograr que el dramatismo de los acontecimientos atrapara a los espectadores. A esto hay que sumar el atractivo de la trama que trata sobre el “mito Tudor” y las guerras entre dos casas (Lancaster y York) que se proclamaban como las legítimas herederas de la corona inglesa.
La historia presentada por Shakespeare también tiene una fuerte influencia de las obras moralistas medievales; en este caso se enfrentan el “santo” de Richmond y el “diablo” de Ricardo, que se compara en la obra con el personaje Vice o Iniquity.
Este personaje fue una celebridad dentro de las obras moralistas de mediados del siglo XVI. Esta especie de payaso maldito era un representante del diablo en la tierra, y su función era seducir a las personas y hacer que cayeran en tentaciones y pecados. El público adoraba ver a este personaje.
Shakespeare se valió de este antecedente para dotar a su Ricardo III de todos estos atributos transformándolo en un villano vil, despiadado y al mismo tiempo sumamente seductor y divertido.
Es por esto que para la producción de Ricardo III que estamos presentando en el Teatro Shakespeare decidí convocar al talentoso Gabriel Goity. Un actor capaz, que conoce la comedia como pocos, que también puede jugar un rol tenebroso, oscuro y violento. El espacio escénico del Teatro Shakespeare, que evoca a los teatros isabelinos del 1600, requiere un actor capaz de interactuar con el público, de meter a la gente en el escenario haciéndola confidente de sus secretos, y el Puma Goity es ideal para esto. Lo acompañan Cristina Pérez –que ya tiene tres temporadas haciendo Shakespeare y trabajando en este espacio–, María Comesaña, Susana Cart y un gran elenco.
*Director, traductor y adaptador de Ricardo III, que se presenta en forma gratuita en el Parque Thays.