El día que el Tatahomenajeó a los empleados de Cerro Porteño y un repaso por la intimidad del hombre que volverá a dirigir a Messi.
Juan Ignacio Zaccagnino
En medio de los festejos por el bicampeonato logrado en 2004 como entrenador de Cerro Porteño, en Paraguay, Gerardo Martino llamó a una persona de confianza del club y le hizo un pedido al oído: “Convocá a todos los empleados del club, a los de seguridad, a los utileros, a los de limpieza, a todos los que hoy no están acá para comer un asado mañana antes de que me vuelva a Argentina. Pasá por casa a la tarde que te doy la plata para las compras. Que no falte nada”.
Martino llegó al otro día con su cuerpo técnico, saludó a cada uno de los empleados y alzando una copa les agradeció por el “significativo” aporte que cada uno de ellos había tenido en la obtención del bicampeonato con el azulgrana. Según contó a 442 una persona que estuvo presente, no hubo dirigentes, ni infiltrados que Martino “jamás había visto” por el club, como el día anterior.
Generosidad y humildad son palabras que definen al nuevo entrenador de la selección argentina. Pese a su condición de personaje público, nunca dejó de ir a Pan y Manteca, el bar rosarino en el que se lo suele ver con la barra de amigos hablando de fútbol y la vida. También es habitual encontrarlo en una pequeña tribuna, mientras mira a las inferiores de su amado Newell’s.
Del semillero de la Lepra salió este enganche “vago” para correr -según sus palabras-, pero muy habilidoso, que jugó en Tenerife (España), Lanús, O’Higgins (Chile) y Barcelona de Ecuador, en el final de su carrera. “Ya me había retirado un tiempo antes, pero quería darme el gusto y me fui a Ecuador”, reconocería tiempo después.
Pese a ser el futbolista con más partidos (505) en la historia de Newell’s, el gran reconocimiento se lo ganó como entrenador. En Paraguay consiguió diez títulos: siete con Libertad y tres con Cerro Porteño; dirigiendo a la selección guaraní llegó hasta cuartos de final en Sudáfrica 2010 y estuvo a punto de eliminar a España, quien terminaría siendo campeón. Además, perdió la final de la Copa América 2011 ante Uruguay en el Monumental. En Argentina logró el torneo Final 2013, mostrando un gran nivel de juego que lo terminaría convirtiendo en el sucesor de Tito Vilanova en el Barcelona de Messi. Allí, “sólo” ganó la Supercopa de España 2013 y su experiencia española duró poco.
Admirador del estilo Bielsa aunque se adapta a los jugadores que tiene -como en la selección de Paraguay-, el Tata Martino volverá a dirigir al mejor futbolista del mundo, Lionel Messi. La buena relación de respeto entre ambos fue uno de los puntos a favor para entregarle el buzo de D.T. al hombre que se define como un “pésimo parrillero”, pero que en los asados que invita él nunca puede faltar nada.
(*) editor de 442