De cómo pasó de pensar en renunciar a este presente, en el que puede volver a ser campeón.
Cuando el árbitro Baliño marcó el final del partido, Ricardo Gareca enfiló directamente al vestuario y se encerró unos minutos. Un rato después y un poco más calmado, el entrenador de Vélez, enfrentó a los periodistas y gatilló: “Teniendo en cuenta el plantel que hay, asumo que el cuerpo técnico no ha sabido encontrar el rumbo. Es mi peor momento en Vélez y no sé si vale la pena terminar el contrato.”
Las palabras del Flaco Gareca sorprendieron a muchos, alarmaron a algunos y dejaron un largo carretel de tela para cortar. Es que el hombre que conduce a Vélez desde los primeros días de enero de 2009 no suele hacer declaraciones que generen títulos en diarios deportivos o busquen un lugar en la polémica de los hinchas.
Lo cierto es que Gareca dijo lo que dijo y de alguna manera, comprometió a los jugadores para elevar el rendimiento y mejorar la poca cosecha de puntos en el torneo Inicial, algo que no se esperaba pero llevó a un decaimiento tras la eliminación en la Copa Sudamericana ante Ponte Preta de Brasil. La pregunta es sencilla: ¿Gareca buscó comprometer al plantel o lo dijo porque ya no se bancaba el nivel del equipo y la pérdida de los objetivos fijados para la temporada?
El 13 de octubre fueron dichas aquellas palabras y dos meses después, el mismo Vélez será protagonista del desenlace del campeonato. Si gana, forzará un desempate con el vencedor del choque entre Newell’s y Lanús, o de lo contrario, será el campeón. El vencedor con menos puntos en la historia de los torneos cortos, es cierto, pero el mejor. Serán 33 puntos, a tres de distancia de los 36 que cosechó aquel Newell’s de Américo Gallego en 2004.
La caída ante Olimpo fue la última derrota. Desde allí, Vélez sumó cinco triunfos y dos empates. No pudo ganarle ni a Quilmes en el Sur ni a River, pero superó a Racing, Rosario Central y Colón como visitantes, además de derrotar a Argentinos Juniors y Godoy Cruz. Fue una remontada muy celebrada por su gente que lo pone a tiro del título. Claro que Vélez hizo 17 puntos de 21 y eso lo catapultó a la pelea grande, pero esto pasó porque Newell’s Old Boys lleva exactamente el mismo lapso sin poder ganar un partido.
Los rojinegros cayeron ante Rosario Central en Arroyito y después encadenaron una serie sin victorias que acumula cuatro empates y tres derrotas. O sea, 4 puntos de 21, las unidades que dejó Vélez en el camino, las tomó Newell’s, pero no le agregó nada a esa suma raquítica. Cuando se buscan las excusas o los argumentos para entender las razones del deterioro rojinegro hay que hacer hincapié en las edades de sus figuras: Heinze, Bernardi, Trezeguet, Mateo y hasta el propio Maxi Rodríguez han sentido el trajín de superar los 34 años en sus físicos, además de que el crack llegado desde Liverpool por un entendible amor a la camiseta, fue convocado a la Selección y se quedó sin jugar cuatro partidos.
Caído Newell’s, satisfecho Arsenal con su Copa Argentina ganada en muy buena ley, Lanús con una gran recuperación pero ocupado en la final de la Copa Sudamericana, la historia lo tiene a San Lorenzo con una nueva chance para ser campeón: si gana el 15, dará la vuelta olímpica en la cara de la multitud que acompañe a Vélez Sarsfield. Y el equipo de Gareca, con su constelación de jóvenes afirmados en la primera división (Allione, Lucas Romero, Desábato, Canteros, Cáseres, el zurdo Rescaldani, Facundo Cardozo y el arquerito Aguerre) ya ha armado el recambio en silencio y paladea un nuevo equipo.
Ese grupo de chicos, con el acople de los “viejitos” Cubero, Seba Domínguez, Insúa y Papa, aunque Mauro Zárate, el diferente, no pueda jugar el último partido, escuchó atentamente las palabras de Gareca y las entendió. Se puso las pilas y buscó ganar seguido para meterse bien arriba. Les salió bien a todos: al Flaco por su coherencia y su oportunismo declarativo, al plantel y a los hinchas que son quienes tendrán la alegría mayor si la consiguen.