Federico Bal habló de su relación con Barbie Vélez, y manifestó que la hija de Nazarena es “una mujer hermosa, me seduce mucho su adultez, no hay chicas de 20 años así”. “Yo sé que soy todo lo que una madre no quisiera para su hija, todo lo que dicen de mi es bardo, entonces yo le dije a Barbi, ‘antes que tener el prejuicio de lo que dicen en la tele, date la chance de conocerme‘”, señaló.
“La convencí siendo como soy, estamos viviendo un verano hermoso“, agregó, en comunicación con Catalina Dlugi por La Once Diez/Radio de la Ciudad
Por otro lado, Bal contó que su madre, Carmen Barbieri, sufrió un “rebrote de pánico por un pico de stress” y se refirió a su rol en esta situación: “Me asusté mucho, hay que estar muy cerca de una persona así”. En este sentido relacionó el estado de salud de Carmen al reciente conflicto con Nazarena, por lo que explicó que “es difícil estar al lado de Naza porque está pasando un momento muy difícil en su vida”.
“El pánico es una condición que va a tener siempre”, advirtió, y relató que “con Naza mamá tiene una relación buena pero es difícil estar a su lado”. “Mamá es un motor, la ayuda mucho, son mujeres que se quieren pero tienen personalidades muy fuertes y estaba cantado que iban a tener roces“, resaltó. A la vez agregó que “mamá es una gran compañera y directora pero severa y muy dura también”.
Fede, además, habló de la relación entre sus padres y rememoró momentos de la separación que calificó de “sangrienta”. “La separación fue el peor golpe que tuve en mi vida, el tema es tener que tomar partido, ser hijo, escuchar y contener hasta que esos límites se cruzan, hay cosas que un hijo nunca debería escuchar“, manifestó.
En esta línea recordó que “en un aeropuerto, en una puerta de embarque, mamá le estaba reclamando algo a papá, y lo agarraba fuerte y yo tratando de separarlos veo que en el medio hay un pibito sacando fotos, me le fui arriba al pibe, casi lo mato, me tuvieron que sacar con la policía, me volví loco y como que después de eso me agarró una parálisis, no podía moverme ni hacer nada”. “Era lógico, no podía más, era una atrás de otra”, recordó.