Cada vez más polifacético, el periodista y conductor estrena Extreme Makeover, donde les dará casas a familias que viven en la precariedad. Futuro actoral.
El periodista y conductor, que el martes estrenará Extreme Makeover por Telefe a las 23.15, y que también se emitirá por la señal de cable Infinito los sábados a las 19, confiesa que ya no le importa el éxito, ni lo material. Asegura que a medida que fue creciendo tomó conciencia que hay que colaborar para que las cosas vayan mejor.
El programa, que cuenta con un presupuesto de medio millón de dólares por capítulo ayudará a cambiar la vida de ocho familias argentinas y dos chilenas que viven en la precariedad. Cada familia tiene su historia, y cada historia terminará con la entrega de una nueva casa que albergará los metros y las comodidades necesarias.
—¿Qué sensaciones tuviste al conducir un programa que ayuda a familias necesitadas?
—Me sentí muy bien. Es imposible sentirse mal ayudando a la gente, y es muy difícil sentirse bien en televisión porque no siempre lo que hacés te representa. Está bueno de verdad esto de ayudar, y aunque vaya bien o mal, a la gente le dejamos algo en concreto y le cambiamos la vida.
—Vos ya venías con esta movida solidaria desde “Perros de la calle”. ¿Qué cambió en vos que apareció esta necesidad?
—Uno va creciendo, y en algún momento fui conectándome y tomando conciencia de que cada uno desde su rol tiene que colaborar para que todo funcione un poco más. Fue todo un aprendizaje. Además, cuando ya entrás en ese mundo es muy difícil salir y no seguir por esa línea. Es como un despertar social. Conocés gente espectacular que no pide nada y da un montón.
—Lo último que hiciste en TV como conductor fue “Zoom” hace cuatro años. ¿Extrañabas en ese sentido la televisión?
—No. Estar en tele te expone mucho.
—¿Y cómo te llevás con la exposición?
—Si lo que estoy haciendo me representa, me llevo bien, quiero que lo vea más gente, pero si lo que hago no me representa, me llevo muy mal, te expone a algo que no sos. Por eso dejé de hacerlo, no tenía ninguna necesidad de estar en televisión. Cuando me encontré con Extreme Makeover no tuve ninguna duda de que lo quería hacer.
—¿Te genera presión la TV?
—Sí. Nadie quiere fracasar. Todos queremos que nos vaya bien con el rating, pero no se me va la vida en eso. No soy un genio si me va bien, ni un fracasado si me va mal. Sé quien soy, ojalá que me vaya bien, pero necesito mucha menos aprobación que antes.
—Después de interpretar a Daniel en “Graduados”, ¿qué lugar ocupa la actuación en tu carrera?
—Me gusta mucho actuar, pero yo soy periodista, ese es mi ADN. Eso es lo que siento y es muy difícil de evitar. El actor acompaña, me divierte, suma, me hace crecer. A mí me gusta comunicar, ya sea mediante la actuación, el programa de radio o de tele. No soy un actor de raza, ni me interesa serlo.
— ¿Vas a formar parte de la comedia de Sebastián Ortega para 2014?
—Es muy probable. Me encantaría.
—¿Cómo ves a tu amigo (Martín Lousteau) como diputado?
—Martín es un tipo brillante, muy capaz. Lo veo bien, tengo muchas charlas de política con él, de sueños de cambiar ciertas cosas. Es un tipo al que le creo, lo siento honesto y me parece un gran político.
—Y en los políticos en general ¿creés?
—No en todos, depende. Hay muchos que trabajan muy bien y son muy honestos, y hay de los otros. La política en general es un sistema medio perverso, donde hay mucha caja negra, donde hay cosas de base que es difícil sacar. Yo estoy para seguir reclamando honestidad y seguir soñando con algo mejor, siempre.
— ¿Lo votaste a Lousteau?
—No soy de hablar de estas cosas, pero te voy a decir que en las PASO lo voté.
—¿Tenés ganas de formar una familia y ser padre?
—Sí, vengo rezagado pero ya voy a llegar. Tengo muchas ganas de ser padre, pero es importante encontrar a la compañera para eso. Se va a dar cuando se tenga que dar. Pero creo que voy a ser muy buen padre.
—Después de tanto recorrido. ¿Hoy, a qué le das valor?
—A las cosas realmente importantes. Les fui sacando valor a las cosas materiales y al éxito o no éxito. Me queda pasarla bien en la vida, tratar de ayudar y ser una buena persona.
Lo periodístico, difícil
—¿Le das importancia al rating?
—Sí, por supuesto. El rating es importantísimo. Tengo ganas de que le vaya muy bien a Extreme, pero este programa tiene un seguro: si no le va bien, igual hicimos algo muy bueno.
—¿Cómo te llevarías hoy si estuvieras en un vivo con el minuto a minuto?
—Tengo ganas, me llevo muy bien con el vivo. Hace doce años que hago cuatro horas en vivo. El tema es el contenido. A veces en función del rating no estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, y un poco la televisión abierta va para ese lado. La TV abierta es “ahora te traigo a los grosos porque miden, ahora te traigo a esta mina en pelotas porque mide”, y yo no tengo más ganas de hacer eso. Iría a la tele a arriesgar por otra cosa. El problema es que después no te dan tiempo de desarrollar nada. Entonces empezás a hacer cosas que no te representan.
—¿Cómo ves la TV abierta hoy?
—Los programas en los que yo me muevo, que son más periodísticos, están en un momento difícil. Hoy la tele está con mucho panelista, que no está mal, pero hay que ver si me encuentro en esta tele. Depende de los proyectos. Hay que ir viendo. En la radio tengo la satisfacción de un lugar donde me puedo expresar y me representa, para hacer algo en TV tiene que gustarme, si no, no lo necesito.