El Equipo Argentino de Antropología Forense estará este miércoles en la Estancia La Candelaria, el lugar donde trabajó Rubén «Mencho» Gill como peón rural, y donde vivió junto a su familia hasta que desaparecieron.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), ese grupo de estudiantes de Medicina y de Antropología que nació en 1984 en torno al trabajo que realizaba el forense norteamericano Clyde Snow y que primero sirvió para identificar los restos de los desaparecidos por la dictadura, estará este miércoles en Entre Ríos.
Más precisamente en el departamento Nogoyá, en Crucecitas Séptima. Allí está enclavada la Estancia La Candelaria, el lugar donde trabajó Rubén «Mencho» Gill como peón rural, y donde vivió junto a su familia -su esposa, y sus cuatro hijos- hasta que desapareció, en el verano de 2002. Desaparecieron los seis integrantes de la familia Gill y de ellos no se volvió a tener noticias desde entonces.
El juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, tomó el caso de los Gill de una manera peculiar: ha investigado, ha contactado eventuales testigos, ha recorrido los campos, ha seguido pistas, y al final, ya cuando el caso languidecía por falta de rumbo, contactó al Equipo de Antropología Forense y los interesó en la búsqueda de los restos de los Gill. Ya está casi descartada la posibilidad de que sigan vivos: buscarán sus restos.
En diciembre de 2018, el juez de Garantías de Nogoyá, que tiene a su cargo la causa por «averiguación de paradero» de los Gill, hizo un reconocimiento del terreno de La Candelaria, efectuó mediciones y tomó fotografías con un dron, y todo ese material lo envió a Rosario. Ahora, también deberá remitir una copia del expediente judicial.
En el verano de 2002, toda una familia desapareció de la faz de la tierra en Entre Ríos: desde entonces no se supo qué destino tuvieron, a qué sitio se fueron -si es que se fueron-, por qué se fueron, o, en el peor final, si están todos muertos, qué los llevó a ese desenlace: ¿los mataron? Y si los mataron, dónde están sus cuerpos. Los Gill, de ellos se trata, no dejaron ningún rastro. Hasta ahora, nada se sabe de ellos.
Rubén «Mencho» Gill, en 2002 de de 55 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26, y sus hijos María Ofelia de 12, Osvaldo José de 9, Sofía Margarita de 6 y Carlos Daniel de 2, fueron vistos por última vez en el velorio de un amigo de la familia, el 13 de enero de 2002, en Viale, a treinta kilómetros de La Candelaria, el campo en el que vivían y donde el hombre trabajaba como peón. O sea, diecisiete años atrás desaparecieron y no se volvió a tener noticias de ellos.
Leyenda foto: Sigue el misterio en torno a la familia Gill.
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