La Bolsa de Cereales de Entre Ríos advirtió que se necesitarían lluvias superiores a los 100 milímetros para neutralizar los efectos del stress térmico causado por la sequía, para que puedan mejorar los cultivos.
«El piso de la demanda pluvial para recomponer el perfil de humedad está en los 100 milímetros pero como los pronósticos no prevén buenas lluvias, será muy difícil salir de la sequía», destacó la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
Además, las distintas soluciones agronómicas para cambiar la situación «no están resultando eficientes», confirmó hoy la entidad bursátil, por lo que el perfil seco del suelo «se afianza en todo el territorio entrerriano».
Estas condiciones climáticas afectan el desarrollo de los cultivos generando plantas de menor tamaño, demoras en la fertilización nitrogenada, un retraso en el crecimiento, e incluso en sitios puntuales se detectaron pérdidas parciales y totales de lotes.
Asimismo, la sequía fue calificada como la peor de los últimos 60 años según los registros provinciales, y provocó efectos ecológicos y económicos «devastadores».
Si bien existen áreas y lotes con una mejor disponibilidad de humedad, se registra un «grave escenario» para diciembre, con un retraso en las siembras y fuertes consecuencias sobre los cultivos de la cosecha gruesa de la campaña 2022/23.
Para Entre Ríos, un valor normal de lluvia acumulada entre junio y noviembre se ubica en 430 milímetros, pero en ese lapso del 2022 se registraron sólo 240 milímetros, un 44% menos (190 milímetros).
La peor situación se registra en el sur entrerriano, donde se encuentra más del 70% de los cultivos estivales y el déficit hídrico llega hasta un 81% menos que el promedio normal.
La situación afectó la producción de forraje del campo natural y pasturas, principal insumo en la alimentación de la ganadería de cría, recría y tambo, con una tasa de crecimiento del campo natural muy baja o nula y con un desarrollo muy escaso.
Por eso, los productores ganaderos debieron vender animales para aliviar la carga animal en los campos, y la condición corporal del ganado presentó una caída interanual del 30 al 35%.
También las aguadas naturales se están secando y existen problemas en molinos, ya que bajaron las napas y se agregaron caños para extraer agua a mayor profundidad.
Por otro lado, el sector lechero no logró recuperar los lotes que se utilizan para pastoreo, no obtuvieron reservas de pastura, y el maíz destinado a consumo animal se está perdiendo, remarcó la Bolsa.
Las altas temperaturas adelantaron la elaboración de rollos y silos de maíz para no perderlos, lo que aumentó su costo, y la calidad no es la adecuada debido a la baja concentración energética resultado de pocos granos por planta.
En el último mes, se registró una caída en la producción lechera del 20 al 30%, y se prevé reducir las vacas en ordeñe en diciembre y enero, generando otro 10 o 20% de caída.