Las unidades penales están al límite en la provincia. Al borde del colapso, dado que la capacidad de las cárceles está sobrepasada y las estadísticas muestran que en los últimos cinco años se ha duplicado el número de reclusos.
Entre condenados y procesados, de 746 internos que había en 2011, el número trepó a 1752 personas en estos días, una cantidad que está por encima de la capacidad de las unidades penales.
Usar hasta la Capilla
El director general del Servicio Penitenciario entrerriano, José Luis Mondragón, admitió que “en los últimos cuatro años” se produjo “un notorio incremento de la población penal” y con el ingreso sostenido de internos, las unidades penales de la provincia están prácticamente colapsadas. “Hemos tenido que alojar internos en lugares donde antes funcionaban oficinas, talleres y depósitos; en Paraná, por ejemplo, se tuvo que utilizar la capilla, donde hay 47 personas alojadas”, describió Mondragón. En la Unidad Penal Número 1 de la capital provincial hay, en este momento, 662 internos.
La incidencia de la Justicia
El incremento de presos se atribuye, principalmente, a la puesta en marcha del nuevo Código de Procedimiento Penal de la provincia que, según dicen en el Poder Judicial, privilegia la oralidad y acelera los plazos de resolución de las causas penales. El nuevo sistema procesal comenzó a implementarse por etapas a partir de 2009, hasta completarse en septiembre de 2014 con la puesta en vigencia en Paraná. Otro factor que ha favorecido al crecimiento de la población penal es la intensificación de los procedimientos contra el narcotráfico. Estos dos ejes han llevado al incremento en la población penitenciaria del 134,8 % respecto de hace cinco años y, para dar respuesta, el Gobierno anunció que tiene en estudio la construcción de una nueva unidad penal, y que actualmente se encuentra abocado a la búsqueda de financiación.