Cuando la mujer llegó al cajero, la llamó un hombre y le pasa con un supuesto representante del Banco Central, que se presenta como Jorge Navarro, que le indica que debe realizar una operación bancaria, haciéndole gestionar una clave de home banking. Luego le indica que salga del cajero, sin cortar la llamada del teléfono, hasta que él finalizara con el supuesto deposito. Pasado un tiempo prudencial, decide cortar la llamada y al ingresar al cajero constata los últimos movimientos, detectando dos extracciones por 56.000 y 70.000 pesos. Consultado al respecto, el Jefe Departamental de Policía, Comisario Mayor José Francisco Berón, señaló que «la maniobra contra jubilados y pensionados que tramitan el cobro de la denominada ley de Reparación Histórica abarca a todo el país y la modalidad es siempre la misma». Es común en este tipo de estafas que la voz al teléfono, hombre o mujer, es extremadamente amable. Tratan a los adultos mayores con sus nombres pila. Demuestran conocer su actividad pasada, edad, estado del trámite, y hasta el monto que le correspondería percibir. Desde la Jefatura se detectó que, en muchos casos, los estafadores le encomiendan al jubilado o jubilada que se dirija hacia un cajero automático con un teléfono celular para no cortar la comunicación, y una vez allí le indican cómo realizar una trasferencia bancaria a una cuenta determinada. Ya frente al cajero automático, y preferiblemente fuera del horario bancario, para poder hablar por teléfono sin que un guardia de seguridad interrumpa la comunicación, los victimarios realizarán varios pasos críticos por la complejidad. «El delito sobre el adulto mayor más frecuente es la estafa. Es decir, la utilización del ardid, de la argucia, para desapoderarlo de un bien propio. Esta modalidad recrudece en momentos de crisis social. ¿Qué está ocurriendo hoy? La estafa se va adaptando según los requerimientos del sistema y tiene que ver con los trámites engorrosos, en este caso para acceder a los beneficios de la reparación histórica», según explicó Berón. «En estos últimos tiempos, por aplicación de la Ley de Reparación Histórica, los adultos mayores tienen que hacer una cantidad de trámites muy importantes, muchos de ellos a través de operaciones informáticas que no dominan. Y aquí es cuando intervienen en la ayuda terceros, que no siempre son de confianza y tienen buena fe», remarcó.