Es el representante de moda. Bajo su ala están numerosos jugadores. Habla poco y aparece menos. La ética de un hombre que, además, es asesor de varios clubes.
Es el hombre que está detrás de escena. El de los pases que no se ven, los goles que no se gritan y el de las conferencias de prensa en las que nadie habla. Aunque no figure en ninguna comisión directiva, Christian Bragarnik se ha convertido, en estos últimos años, en el dirigente más importante de varios clubes del fútbol argentino.
El representante de jugadores, abogado ocasional y empresario exitoso supo construir su imperio a fuerza de patrocinar jugadores desconocidos que, de a poco, se hicieron un lugar en las canchas nacionales: algunos lograron ascensos y se mantienen con dignidad en la Primera; y otros dieron un salto y ahora brillan en clubes grandes.
El imperio Bragarnik, como todo imperio, empezó con lo mínimo: fue en Florencio Varela hace siete años, cuando Defensa y Justicia estaba anclado en la Primera B Nacional, siempre lejos de ascender a Primera, pero también lejos de descender a la B Metropolitana. El hombre fue llevando y aconsejando a dirigentes –especialmente al presidente José Lemme, ex ladero incondicional de Julio Grondona– y el equipo empezó a ganar protagonismo, hasta que en 2014 ascendió por primera vez en su historia a la máxima categoría.
Actualmente, Bragarnik tiene sólo tres de sus representados en el plantel profesional de Defensa y Justicia (Damián Martínez, Gabriel Arias y Marcelo Benítez), aunque su relación con el club sigue firme. Lemme le dice a PERFIL que Bragarnik es un “asesor”. Cuando escucha del otro lado la palabra “gerenciador”, no la rechaza, pero tampoco la acepta. “Digamos que es un coach, como se dice ahora”, afirma. Y luego reconoce, más allá de relaciones personales, el verdadero vínculo con el club: “El nos factura un dinero por mes. No es que yo tenga la obligación de pagarle, no es un empleado del club, pero es nuestra manera de conocer jugadores, de siempre estar en el tema”.
Huéspedes y semillas. Arsenal y Godoy Cruz son los otros dos clubes en los que Bragarnik tiene influencia directa. A pesar de que muchos lo llaman gerenciador, no hay ningún contrato legal que homologue esa condición. Bragarnik utiliza a esos equipos como vitrina para mostrar a sus jugadores y técnicos y, así, aumentar las chances de que emigren al exterior. También a los clubes les sirve: tanto Arsenal como Godoy Cruz pelean el campeonato, entre otras razones, por los aportes del empresario.
En Sarandí, como sucede en Florencio Varela, prefieren definir a Bragarnik como un “asesor deportivo”. “Yo tengo un trato cotidiano con Christian. Es un asesor que recomienda jugadores, algunos representados por él, y otros no”, le dice a PERFIL Carlos Bueno, gerente de Arsenal. Bueno aclara que no cobra por ese asesoramiento, pero estima que podría tener “un futuro beneficio en la venta de jugadores”. En Arsenal, la participación de Bragarnik llega a temas insólitos, como la compra de grupos electrógenos y hasta sugerencias sobre qué semillas buscar para la resiembra del césped. El técnico Sergio Rondina, cuando le preguntaron por Bragarnik, sólo tuvo palabras elogiosas para ofrecer: “El club se pudo ordenar, llegaron buenos jugadores y económicamente se mejoró porque estamos al día con los sueldos”, aseguró.
En Godoy Cruz pasa algo similar. Pero la relación con el presidente va más allá de un simple acuerdo comercial/laboral. Cuando viaja a Buenos Aires, el presidente del club mendocino, Juan Mansur, se hospeda en un departamento de Bragarnik, ubicado al lado de las oficinas de su empresa, Score Fútbol, en Puerto Madero. La amistad es un buen atajo para los negocios.
Bragarnik representa al ecuatoriano Jaime Ayoví, figura de este Tomba líder del campeonato. Ayoví llegó a Mendoza desde Tijuana, la base mexicana de Bragarnik: allí, en el Xolos, según investigó la revista Un Caño en 2014, el empresario argentino llegó por su amistad con Jorgealberto Hank Inzunza, uno de los 19 hijos de Jorge Hank Rhon, ex alcalde de Tijuana, dueño de Xolos, y “un oscuro líder político de Baja California, que maneja una cadena de casinos sospechada de lavar el dinero del cartel de Tijuana”.
Antes de asumir en Lanús, Sergio Almirón iba a ir a dirigir a México, una plaza privilegiada para todos los representados por Bragarnik. El ofrecimiento de Lanús llegó justo. Y ahora, aunque Bragarnik no tiene acceso a Lanús, puede jactarse de algo: es el hombre que representa al DT del equipo del momento.
Sólo suspicacias
14 de diciembre de 2014. El Racing que en ese momento dirigía Diego Cocca, al que muchos habían criticado en el principio de su conducción por llevar al club jugadores de su representante, Christian Bragarnik, definía el campeonato en Avellaneda contra Godoy Cruz, que en aquel tiempo tenía en su plantel cinco jugadores patrocinados por el mismo empresario. Era un partido repleto de suspicacias. De los 22 que entraron al campo, once eran de Bragarnik. “Se puede insinuarle algo a un jugador, pero no lo haría”, reconoció el empresario y abogado esa semana. “Si le ganamos a Racing, seguro van a decir que es porque estamos incentivados, si perdemos, será por culpa de Bragarnik”, graficó el DT de los mendocinos, Daniel Oldrá.
Finalmente, el equipo de Cocca salió campeón luego de ganar 1 a 0. Hoy, un año y medio después, sucederá algo parecido: chocan Godoy Cruz y Arsenal, ambos “asesorados” por la misma persona: Bragarnik. Godoy Cruz es líder junto a San Lorenzo del grupo 1, y Arsenal está segundo a tres puntos. El resultado será clave para sus aspiraciones. Sin embargo, cualquiera sea el marcador, todos saben que un ganador habrá seguro.