Argentina busca el pase a octavos. A las 13, ante Irán, con la vuelta a la titularidad de la mejor delantera del mundo: Messi, Di María, Agüero e Higuain, una carta que ninguna selección puede igualar.
Se acabaron las polémicas: Alejandro Sabella, ante Irán, volverá a poner el 4-3-3. El debate se fundó en un dato claro: entre Gonzalo Higuain, Sergio Agüero, Angel Di María y Lionel Messi, Argentina tiene el cuarteto ofensivo más goleador de todas las selecciones del Mundial de Brasil: a lo largo de la última temporada sumaron 111 goles.
La explicación parece simple: menos Di María, que se recuesta por las bandas, los otros tres son los jugadores más adelantados de sus clubes. Pipita es un 9 clásico; Agüero puede inclinarse a los costados, pero suele ser el punta del Manchester City; y Lionel Messi, aunque se mueve desatado por la cancha, termina las jugadas por el medio.
Lo que tienen los otros. En Brasil, algunas selecciones demostraron una potencia armamentística en ataque. Alemania convocó un solo delantero natural, Miroslav Klose, que no participó del debut. El resto son un cúmulo de volantes ofensivos con buen trato de pelota. Son una orquesta cuyo juego de laboratorio parece una improvisación salvaje.
En el 4-0 ante Portugal, los cuatro futbolistas más cercanos al arco que ubicó Joachim Löw fueron Mezut Ozil, Toni Kross, Mario Gotze y Thomas Müller. En total, en los últimos 12 meses, gritaron 62 veces. Los últimos tres juegan en el Bayern Munich de Guardiola. Allí, la referencia en el área –cuando la usan– es Mario Mandzukic, el 9 croata.
Alemania hace de sus ataques un juego de movilidad. Ozil, pasador, flota a treinta metros del arco. Götze es la gambeta, el lío y el orden para volver a empezar las ofensivas. Müller, goleador del Mundial, suma potencia y olfato. Es el que suele ocupar el centro del área: allí apareció el lunes en el tercer y cuarto goles. Y Toni Kross, a diferencia de ellos, es un mediocampista que hace algo similar a Fernando Gago en Argentina.
Su técnico, ya en 2010, había hecho su análisis de los argentinos: “Tienen la mejor delantera del mundo”.
Holanda parece feroz. A España la masacró. Ya lleva ocho goles en el Mundial. Arriba los cuatro que pone Louis Van Gaal son peligrosos. Arjen Robben –figura del equipo de Guardiola– se infiltra por las dos puntas para explotar su velocidad, y cuando aparece por la derecha, encara hacia el medio y perfila su zurda. Robin Van Persie, fanático de Diego Maradona, es un goleador de los que escasean: cabezazo, movilidad, oportunismo y, sobre todo, técnica. Wesley Sneijder es el titiritero. Enlaza las arremetidas, maneja las pausas. Y Jonathan de Guzman ayuda desde más atrás con su gran despliegue y remate de larga distancia.
Messi tenía 23 años cuando Arjen Robben lo calificó: “Para mí es de otro planeta. Es el mejor del mundo”.
El jueves Uruguay sorprendió a todos. O no tanto: con Luis Suárez arriba, cualquier cosa podía suceder. El delantero del Liverpool hizo 33 goles en la 2013/2014. Máximo goleador de la Premier, fue elegido el mejor jugador del campeonato inglés. Hace todo bien: hábil, encarador, rápido. Es frío para definir. Guarda ese fuego sagrado de sacar pecho en las difíciles.
Oscar Tabárez, para este mundial, desarmó el trío que los llevó a la semifinal en Sudáfrica. Sacó a Diego Forlán, cuyo rendimiento cayó en los últimos años: se desempeña en el fútbol japonés. Armó una mitad de cancha equilibrada con dos volantes centrales ríspidos y dos mediocampistas externos con vocación ofensiva, como Nicolás Lodeiro y Cebolla Rodríguez. Ellos abastecen a Suárez y Cavani, un delantero con cualidades extraordinarias. Puede ser el 9, o tapar al volante de juego rival, como lo hizo con Gerrard. Es capaz de dar un pase gol, como en el primero de Suárez, o hacerlo él mismo. Hombre del París Saint Germain, en el año la metió 29 veces.
Diego Lugano es el líder charrúa. Disfruta de sus compañeros de arriba: “Es la segunda o tercera delantera del planeta”. No la más peligrosa: “Argentina lleva la mejor”.
Brasil no se caracteriza por sus atacantes. De hecho, entre Neymar, Fred, Hulk y Oscar convirtieron 71 veces. Fred es el tanque de área. Los otros tres, detrás de él, mutan posiciones. Ney arranca por el medio, se tira a los costados, desequilibra, habilita y le pega de afuera. Es rápido. Oscar, bastón en mano, suele elegir muy bien a sus receptores. Y Hulk corre los 50 metros llanos por las bandas.
El del Barcelona es admirador de la Pulga: “Es el mejor de todos. Ahora que juego con él me doy cuenta, no me lo imaginaba tan bueno”.
Argentina actuará con sus cuatro jugadores más importantes. Juntos, jamás perdieron. Higuain será el pivote, el que le devuelva las paredes a Messi, como en el gol ante Bosnia. Di María recorrerá el sector izquierdo y tirará diagonales hacia el medio. Agüero, libre por el frente de ataque, tratará de aprovechar su velocidad. Messi es Messi.
Hay grandes selecciones. Pero todas destacan el peso de la delantera argentina. El Mundial es la chance de pasar al imaginario colectivo.
Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil