¿Hacia dónde apuntan todas las decisiones del DT? Todo lo que pasa en Boca fue planificado.
Augusto Do Santos
Pocos pueden comprenderlo, porque pocos son los que han estado en ese lugar. Nos referimos a entender a los más exitosos, los más ganadores, como Carlos Bianchi. ¿Cómo hacen, estos elegidos por la Divinidad, para motivarse y asumir lo que consideran un desafío verdadero, que ponga a prueba su talento y capacidad?
Porque, a pesar de que muchos parecieran haberlo olvidado y se diviertan ridiculizando al hombre que no solo demostró sus aptitudes en Boca y Vélez sino también en Roma y Atlético Madrid y, más aún, además como columnista deportivo y como mánager en el Xeneize; decíamos, a pesar de que muchos parecieran haberlo olvidado, estamos hablando de un señor que ganó ni más ni menos que siete títulos locales y ocho internacionales, incluyendo dentro de las mismas tres Intercontinentales.
Entonces, aunque nadie lo haga, para comprenderlo hay que empezar por preguntarse: ¿cómo hace el Virrey para encontrar la motivación necesaria para aceptar regresar a la dirección técnica, de una institución con un potencial económico desmedido en comparación al resto de su país, de una institución que en los últimos años y jugando mal con Julio Falcioni había ganado un torneo con doce puntos de diferencia, la primera Copa Argentina y había quedado subcampeón de una Libertadores?
Y así, de esta manera, queda al descubierto el plan secreto de Carlos Bianchi: debe llevar al pozo más hondo a Boca, al peor de los papelones posibles, a las cenizas mismas, a los Chiqui Pérez, los Grana, los Ribair Rodríguez, los Fuenzalida y los Perotti. Porque así juega esta nueva versión de Bianchi, como el futbolista que se hace pasar por burro y espera hasta los últimos diez minutos para mostrar que, en realidad, juega como Denilson; como el espadachín que durante la primera parte del duelo empuña con la izquierda y, de repente, anuncia que en verdad es derecho.
En el medio de este camino arriesgado y, como diría un gran periodista, pringoso, el Virrey asume los tragos más amargos y vergonzosos posibles. Pero todo sea en nombre de llevar a cabo su plan. Y, así, además de los Cata Díaz, los Trípodi, los Cángele, también hay que resistir y justificar los 6 a 1 con San Martín de San Juan, los 4 a 0 con Newell’s, los 1 a 3 con Unión (que llevaba veinticinco partidos sin ganar) y los 0 a 3 con Atlético de Rafaela.
Pero el premio, la cima, el objetivo es tan grande que justifica todo esto y mucho más. Porque se trata ni más ni menos que de asumir un desafío verdadero para un prohombre capaz de cualquier cosa, al más exitoso, al más ganador, al elegido por la Divinidad. Ya se sabe, ahora, el plan secreto de Bianchi: una vez que hasta el Profe Córdoba salga a reírse y hacer chistes sobre él, recién entonces el Virrey dejará de hacerse pasar por burro y comenzará a empuñar la espada con su mano hábil. Hasta entonces, como diría un escritor de pésimo gusto, que los eunucos bufen.
*IN TEMPORE: Como siempre, esta investigación y este compromiso con la verdad no se detiene acá. Próximamente, en este mismo espacio, los planes secretos de Jorge Almirón, Rubén Capria, Ricardo Gareca, Oscar Ruggeri, Carlos Ischia, Claudio Vivas, Patricio Hernández y más.