La historia del futbolista que jugó en Nuevo York mientras 300 estudiantes tomaban la embajada de EE.UU. en Teherán.
En 1979 fue un actor involuntario durante uno de los conflictos diplomáticos más angustiantes del Siglo XX : la crisis de los rehenes en Irán. Mientras más de 300 estudiantes tomaban durante 444 días la embajada estadounidense en Teherán y retenían a 66 personas, Estados Unidos respondía con un boicot internacional e incluso llegó a deportar iraníes como represalia. A un océano de allí , el iraní Andranik Eskandarian jugaba al fútbol. Lo hacía en el Cosmos de Nueva York, el equipo de Franz Beckenbauer, Johan Neeskens y el mismísimo Pelé.
La Revolución Islámica triunfó en enero de 1979. El Ayatolah Ruhollah Musavi Jomeini había motorizado desde el exterior un movimiento que acabaría con el gobierno del Shah Mohammad Reza Pahlavi, que había llegado al gobierno en 1953 al derrocar a Mohammad Mosaddeq con la complicidad de los Estados Unidos y Gran Bretaña. Cuando Jomeini tomó el poder, Pahlavi se exilió en Egipto y, después, en Estados Unidos, para tratarse un cáncer. Luego de ese viaje comenzaron las protestas contra los intereses estadounidenses en Irán. La Revolución exigía la extradición de Pahlavi. Cuando los estudiantes se apoderaron de la embajada, Estados Unidos bloqueó los fondos iraníes en su país y cortó las importaciones de petróleo.
“Yo estaba tranquilo porque era futbolista, no político. Si no te metías, no te hacían nada”, recuerda Eskandarian. Apenas se desató la crisis de los rehenes, sin embargo, los estadounidenses más belicosos eligieron la literalidad para llamar al defensor del Cosmos: lo apodaron “Iraní”. Y si bien siempre tuvo el apoyo del club y sus compañeros, según le cuenta por teléfono a Don Julio, no faltaron los hinchas visitantes que le hicieron sentir su nacionalidad.
En abril de 1980, el Cosmos perdía 4-1 en Fort Lauderdale. Richard Croker, un espectador, saltó a la cancha, tacleó a Eskandarian, lo tumbó y comenzó a pegarle.
“Por suerte el banco de suplentes estaba cerca, porque el tipo estaba loco. Venía por mí, que nunca había tenido nada que ver con la política”, cuenta el ex defensor. También lo insultaron en algunos estadios, aunque siempre se tratara de “cinco o seis estúpidos entre 50.000 ó 60.000 personas”. Nunca, sin embargo, temió que lo deportaran, pese a que uno de los reclamos más fuertes de los estadounidenses era, justamente, echar a todos los iraníes.
En 1979, apenas firmó con el Cosmos, los padres, dos hermanos y una hermana de Eskandarian se fueron a los Estados Unidos con él. Otras dos hermanas se quedaron en Irán, adonde el defensor jamás volvió.
Resuelta la crisis de los rehenes, lo apodarían Eski.
Hasta hoy vive en Nueva Jersey.
Tiene dos casas de ropa, que él mismo atiende.
Una llamada Birkenmeier Sport Shop. La otra, Eski Sports.
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La selección de Irán había debutado en un Mundial en 1978 : el Mundial de la Argentina de los genocidas Videla, Massera y Agosti. Eskandarian fue parte de ese equipo. Jugó dos partidos: en el debut, derrota 3-0 con Holanda, y en el 1-1 contra Escocia, cuando anotó un gol… en contra. En la derrota 4-1 frente a Perú, el defensor estuvo en el banco.
“No lo hicimos mal, pero teníamos poca experiencia. Jugué muy bien, por eso me miraron del Cosmos”, le cuenta Eskandarian a Don Julio. Eskandarian ya sabía lo que era representar a Irán : lo había hecho en los Juegos Olímpicos de Montreal 76, cuando su equipo perdió en cuartos de final contra la Unión Soviética, que se quedaría con la medalla de bronce.
Eskandarian jugaba entonces en el Taj, equipo del que era hincha el mismísimo Shah Mohammad Reza Pahlavi. Taj, en persa, significa “corona”. Con la llegada de la Revolución Islámica el nombre cambió a Esteghlal, que significa “independencia”. Los nuevos líderes no querían ningún signo monárquico, y menos aún en el fútbol, que era muy popular en Irán.
El 31 de agosto de 1978, dos meses después del Mundial, la carrera del defensor cambió por completo. Ese día, en Nueva Jersey, se hizo el partido presentación de Johan Cruyff en el Cosmos. Giorgio Chinaglia, Carlos Alberto y Beckenbauer jugaban para el equipo del holandés. Leao, Alberto Tarantini, Jorge Olguín, Américo Gallego, Rivelino, el tridente polaco Grzegorz Lato, Zbigniew Boniek y Kazimierz Deyna, más Eskandarian, se alineaban en el otro. El mejor partido de restos del mundo de la historia terminó 1-1. Sería la única vez que Cruyff jugaría en el Cosmos, ya que luego volvió a Barcelona por problemas personales y recién al otro año ficharía para Los Angeles Aztecs.
“Luego – repasa Eskandarian – el Cosmos me pidió si podía jugar un partido con ellos, a prueba. Un partido. Contra Boca.”
La excusa, la Copa Anual de las Américas. El encuentro se disputó en el estadio de los Giants de Nueva York el 9 de septiembre de 1978. El Cosmos y Boca igualaron 2-2 y el equipo estadounidense contrató al iraní. En ese momento también tenía ofertas para ir a España, pero se inclinó por Nueva York.
“En los Estados Unidos había ya un par de jugadores asiáticos, así que finalmente decidí venir aquí. Y aún estoy muy contento de haberlo hecho.”
Inmediatamente, la camiseta 2 del Cosmos fue suya.
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Eskandarian viajó por el mundo, sobre todo por Sudamérica, con ese equipo de estrellas sub 40 que quiso y no pudo popularizar el fútbol soccer en los Estados Unidos. Tiene recuerdos de Uruguay, Paraguay, Bolivia y “también de Cipolletti, Bariloche, Córdoba, la cancha de Argentinos Juniors”.
Durante una de esas giras compartió cuatro o cinco partidos con Pelé, que ya no jugaba en la Liga de los Estados Unidos, la North American Soccer League (NASL), pero participaba de los road shows del equipo. Pelé se había retirado oficialmente del Cosmos el 1° de octubre de 1977 en un partido contra el Santos, aunque seguía ligado como una suerte de embajador itinerante. Eskandarian enfatiza ante Don Julio: “¡Estoy muy orgulloso de haber jugado con él y ser su amigo!”.
En 1978, el Cosmos visitó a Belgrano de Córdoba en el Chateau Carreras. En la previa, Gloria Gaynor cantó I will survive. El partido terminó 1-1, con goles de Hugo Carballo y Chinaglia. Presidente de la Lazio en 1985, cuando el equipo fue descendido por un escándalo de corrupción, y acusado de formar parte de la Camorra, Chinaglia compró al Cosmos en 1984 y cayó con él. Entre 2002 y 2006 intentó reflotar la marca, pero no pudo. Murió el 1° de abril de 2012, unos meses antes de que se conociese que el equipo volvería a jugar en 2013 en el ascenso estadounidense.
Un año después del empate ante Belgrano, la Selección que había ganado el Mundial 78 visitó al Cosmos en el estadio de los Giants de Nueva York. Argentina sólo pudo ganar 1-0, a un minuto del final, con un gol de Daniel Passarella.
“¡Quince mil personas quedaron afuera del estadio! – le dice a Don Julio el ex defensor iraní -. Acá todavía se sigue hablando de aquel partido. Todo el mundo lo recuerda.”
Y un año después del amistoso ante la Selección de César Menotti, el Cosmos recibió al River de Angel Labruna. Estaba en juego la Copa Aerolíneas Argentinas. Juan José López convirtió el 1-0 a siete minutos del final pero, con el tiempo cumplido, el Cosmos empató por intermedio de Vladislav Bogicevic, que había jugado el Mundial 74 para Yugoslavia. En River, que estaba cerca del Tricampeonato en la Argentina, jugaron Ubaldo Fillol, Passarella, Reinaldo Merlo, Norberto Alonso y Leopoldo Jacinto Luque.
El Cosmos pertenecía a la Warner Bros y fue el equipo más representativo de la NASL, que duró sólo 13 años, entre 1971 y 1984. Por las deudas de la NASL y de los equipos que la componían, se decidió dar por terminada esa aventura, que luego se reinventó como fútbol indoor para reconvertirse, al final, en la Major League Soccer (MLS), que repitió el esquema: estrellas famosas cercanas al retiro que popularicen el fútbol.
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Veintitrés años después de haber debutado en un Mundial con la camiseta de Irán, Eskandarian vio desde una platea el debut mundialista de Alecko, uno de sus hijos, con la camiseta de los Estados Unidos. El 3 de junio de 1978, el Irán de Eskandarian perdió 3-0 ante Holanda en el estadio Ciudad de Mendoza, hoy llamado Malvinas Argentinas. El 17 de junio del 2001, en el mismo estadio, la Estados Unidos de Eskandarian perdió 1-0 ante China por la primera ronda del Mundial Sub 20 que ganaría la Selección de José Pekerman y Javier Saviola. Alecko fue suplente e ingresó en el segundo tiempo.
“No es común – analiza Eskandarian, que tiene hoy 61 años – que tus hijos sean futbolistas. Alecko tenía un buen récord en la secundaria y la universidad. Viajamos con mi familia durante dos semanas a la Argentina. Fue increíble haber estado después de más de 20 años en Mendoza, mismo lugar, mismo estadio donde yo debuté, donde mi hijo estaba jugando. Fue el mejor momento de mi vida.”
Estados Unidos jugó sus tres partidos del Grupo C en Mendoza. Alecko fue suplente en todos, pero siempre entró en el segundo tiempo. Ya por los octavos de final le tocó ir a la cancha de Vélez, donde Egipto se impondría 2-0 y eliminaría a la Sub 20 de Estados Unidos. También en Vélez, la Argentina conseguiría su cuarto título en un Mundial Juvenil. El primero había sido en 1979, con Diego Maradona, en Japón. La Sub 20 de Diego Maradona, otro de los equipos que Andranik Eskandarian enfrentó con el Cosmos de Nueva York.
Fue el 3 de noviembre de 1978, en Tucumán. Argentina ganó 2-1 con un gol de Maradona y otro de Rolando Ramón Barrera. Eskandarian marcó a Ramón Díaz. También a Maradona, que ese día se sacaría una foto con Beckenbauer, el capitán del Cosmos.
“A Maradona no lo pude parar”, recuerda el defensor iraní, que el 28 de mayo de 1984 lo volvió a enfrentar : en Nueva York, el Barcelona de Maradona visitó a su Cosmos.
“Lo molí a patadas”, confiesa Eskandarian.
El Cosmos ganó 5-3.
(*) de la Revista Don Julio
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