En la Casa Rosada definen los protocolos para la segunda fase del aislamiento después de Semana Santa. Construcción y comercio tendrán mayor flexibilidad, aunque se seguirá de cerca la evolución de contagios.
– Vamos despacio. Todo debe ser muy pausado.
Alberto Fernández puso a su staff a diseñar protocolos para flexibilizar, a partir del lunes 13 de abril, la cuarentena total. Pero, en paralelo, el Presidente bajó la orden de ser cautos y decidir con criterio.
La frase del inicio la crónica, Fernández la pronunció este domingo en Olivos y muestra el mapa entero. Fernández anima la hipótesis de una cuarentena light pero lo supedita a un factor: la evolución, en contagios y muertes, del coronavirus.
Hay una micro historia detrás de eso que remite a un relato infantil con moraleja. Los dos últimos fines de semana de marzo -la de los sábado 21 y 28- el Presidente asumió que era inminente el estallido de contagios.
Pero no ocurrió: desde la suspensión de clases, aunque la curva de confirmados aumentó de manera continua y pronunciada, siempre lo hizo con una pendiente controlada.
¿Qué significa, en la lógica de Fernández, que estalle la pandemia a nivel local? El Presidente toma como parámetro un planteo que le hizo Ginés González García cuando empezó a asomar la crisis: el virus se habrá desmadrado cuando el número de contagios o de muertes aumente, de un día para el otro, en más del 50%.
Hasta el sábado se registraron 1.451. El teorema del ministro de Salud supone que el brote se saldría de control si de un día para el otro se confirmasen más de 750 casos. El máximo, hasta ahora, fueron 146 confirmados. Ocurrió el 30 de marzo.
La semana que pasó, antes del almuerzo de cumpleaños que tuvo el jueves -amigos, ministros, familiares y su secretaria María-, Fernández habló con un especialista que le inoculó la idea de que el temido aumento de casos podría ocurrir esta semana.
¿Porqué esta vez sí puede ocurrir y no ocurrió antes? Por el repetido asunto de la circulación comunitaria: aunque la cuarentena lleva hasta el domingo 17 días -llegará a 24 el 12 de abril-, el virus igual se ramificó aunque no se puede saber cuánto.
«No estalló antes porque la cuarentena funcionó», dice un funcionario clave que prefiere, siempre, los escenarios pesimistas. Observa que, finalmente, la crisis podría darse esta semana aunque «menos grave que si no se hubiese dispuesto la cuarentena».
Las largas colas en los bancos días atrás fue un mal indicio y generó el enojo de Fernández con Miguel Pesce, el titular del BCRA y con Alejandro Vanoli, al frente del ANSeS. «Estuvo tres horas diseñando el operativo y pasó lo que pasó», apuntan desde el entorno presidencial. En Olivos perdura el malestar, pero descartan que pueda haber cambio de funcionarios. «Ya puso en caja a los que tenía que poner», dicen desde la quinta presidencial.
La vice de Salud, Carla Vizzotti, dice que la aglomeración del viernes no rompió la cuarentena, aunque hay dudas. Y si lo hubiese hecho, el rebote estadístico se observará dentro de una semana o más. En criollo: si hay un pico de casos en estos días, no es por la cola en los bancos.
El Presidente, dicen a su lado, enfrenta una encerrona: está convencido de que debe disponer un ablande la cuarentena, pero teme que eso coincida con un aumento de casos.
Comercio y construcción
Hace días, la mesa de coordinación que comparten Fernández con su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, González García y ministros como Eduardo «Wado» De Pedro, Gabriel Katopodis y Matías Kulfas, trabajan en los protocolos para la cuarentena light.
Como contó Clarín la semana pasada, hay dos actividades en análisis: comercio y construcción. Se limitarán horarios, cantidad de clientes y trabajadores y se habilitarán actividades en espacios abiertos.
Esta semana, casi de manera simbólica, se reactivarán obras viales en rutas nacionales, obradores que están en lugares aislados, pero la semana que viene se sumarán emprendimientos. Actualmente, solo están activas 40 obras de la emergencia sanitaria.