La gira por Estados Unidos le dejó varias certezas a Julio Lamas. El último show de la Generación Dorada.
Se conocen desde hace muchos años y saben qué piensa cada uno, cómo siente, cómo se toma una convocatoria y cómo reacciona ante la presión competitiva. Julio Lamas, el entrenador del seleccionado argentino de básquetbol hizo su viaje a los Estados Unidos sabiendo que no iría en vano y que encontraría lo que fue a buscar.
Lamas estará regresando con varias certezas: Luis Scola le ha dicho que jugará la Copa del Mundo en España y Pablo Prigioni le está contestando lo mismo. A Carlos Delfino lo esperará lo máximo que se pueda. El santafesino ha iniciado la fase final de recuperación en Milwaukee y aun no se puede predecir cómo evolucionará. Su corazón lo empujará a tratar de llegar para el 30 de agosto en Sevilla, la fecha y el lugar donde comenzará Mundobásquet 2014. Ojalá llegue.
Manu, de 37 años, esperará hasta el final de la temporada para responder si estará en el Mundial de Básquet
Sabiendo que Andrés Nocioni también será de la partida, la única duda se concentra en el mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos: Emanuel Ginóbili. El entrenador charló largo y tendido con el crack, lo visitó en San Antonio y hasta se dio el lujo de comentar un partido de los Spurs ante Denver la semana pasada, que terminó con un concluyente triunfo de los tejanos, que han batido sus propios récords en materia de victorias consecutivas.
Manu le expresó lo que ya le había adelantado telefónicamente: esperará hasta el final de la competencia en la NBA para darle la respuesta definitiva. Está jugando muy bien, su equipo ha encontrado respuestas efectivas y sólidas ante los rivales y se encamina a finalizar en el primer lugar del país en la larguísima serie regular que supera los ochenta encuentros. Ginóbili dosifica sus participaciones –no juega más de 20/22 minutos de promedio- y cada día se complementa mejor con sus socios Parker y Duncan. Son, a esta altura, el segundo trío más ganador en la historia de la competencia.
Sin embargo, el bahiense no quiere dar una respuesta afirmativa hasta confirmar que el físico no le jugará ninguna mala pasada, como ocurriera en otras competencias en las que jugó con la camiseta blanca y celeste. Manu cumplirá 37 años a fines de julio y sabe que el Mundial de Básquet será su despedida del seleccionado nacional. Quiere estar entero, para dejar la mejor imagen.
Con Nocioni, Scola, Ginóbili y Prigioni, la Argentina se asegura la experiencia y el talento incomparable de un grupo selecto de basquetbolistas que llevan muchos años en el combinado nacional y que han tenido un rendimiento y una actitud deportiva incomparable. El entrenador ya ha dicho varias veces que está siguiendo con entusiasmo la renovada carrera de Wálter Herrmann, que a los 34 años ha vuelto a ser quien era en el básquetbol, desde el Atenas cordobés.
El creciente trabajo de Facundo Campazzo desde Peñarol de Mar del Plata, la aparición de varios jóvenes fogueados en la Liga Nacional como Selem Safar, Marcos Delía, Nicolás Laprovittola ahora en Brasil y Matías Bortolín, el plantel alcanza consistencia y equilibrio, si sumamos a quienes ocupen los otros lugares, desde el Pipa Gutiérrez o Juan Manuel Fernández o aquellos que sean designados por Lamas y sus ayudantes.
La Argentina formará parte de un grupo irregular, donde tendrá que vérselas con rivales de fuste como Grecia, Croacia y Puerto Rico, teniendo seguramente menos resistencia en Senegal y Filipinas, quienes completan la zona sevillana. Descontando la clasificación a la segunda fase, el lío recién comienza: enfrentará en octavos de final a uno de los cuatro mejores del grupo que se disputará en la ciudad de Granada.
El rival saldrá de España, Brasil (que sigue siendo dirigida por Rubén Magnano, aquel cordobés que se colgó el oro en Atenas 2004 con la Argentina), Francia –último campeón europeo- y Serbia, nada menos. Como muchas veces se ha dicho en torneos de otros deportes, allí se iniciará seriamente el Mundial. Después será a eliminación directa hasta llegar a la final, pautada para jugarse en Madrid, el 14 de septiembre.
Confianza sobra, ganas y actitud para el trabajo y el esfuerzo colectivo, también. Resta el sí de Ginóbili. Contar los días para que no se lesione en la NBA, para que lleve lo más arriba posible a los Spurs y después, satisfecho, recargue pilas pensando en la despedida. Su adiós y el de varios hombres más que han llevado al básquetbol argentino donde nunca nadie soñó.